Suicide k!ller//Jane T.K

·20·

—Y entonces, ¿Qué quieres decir con eso?

—No sé ni si quiera a lo que se refería...Y tú no deberías estar aquí otra vez.

Se encogió de hombros y se quedó mirando el bosque como los árboles caían del cielo, eso pasaba cuando uno estaba colgado de la ventana así como ella. Después de descubrir su nombre y hablar con ella de forma más tranquila se sentía más seguro, conocía su trabajo, su nombre y que no tenía un hogar fijo.
Mientras ella de él lo conocía todo.

—No tengo a donde ir y tú eres lo más parecido que conozco a un amigo.

—Debes estar muy drogada para pensar eso.

Se puso el suéter y la tomó de las manos para sentarla en una posición correcta como una niña pequeña. Saldría y ella no podía quedarse allí, la casa necesitaba víveres y tendría que ir por ellos.

—Déjame acompañarte.

Le seguía a pesar de caminar en mitad del pasillo a la luz de la luna, al anochecer. Eso ponía nervioso a Jeff además de como insistía una y otra vez.

—Te he dicho que no, tienes que dejar de depender de mí para que tengas un techo, tu trabajo o tener un amigo.

—Eso está muy feo, muy feo lo que dices, Jeffrey.

Se quedó parado a pasos de la escalera y suspiró profundo, frotando sus ojos cansado. Se dio la vuelta y la miró rendido.

—¡Bien, vendrás si quieres pero deja de molestarme!

—Es una bonita charla la que estáis teniendo Jeff...Pero ella no puede entrar aquí.

Esa voz resonante en su cabeza le paralizó al instante. Se dio la vuelta y ahí estaba, no solo él y ese fue el mayor problema. No era gran problema más por todos los jóvenes que los miraban enfadados por la silueta de la chica. Ella no era bien recibida, la fuerte pelea con Eyeless Jack fue suficiente para desatar el odio de los demás.
Se puso en guardia dejando a la chica detrás suya por protección.

—No os atreváis a hacer nada, no podéis juzgarla por un error simple, todos quisiéramos rompernos la boca unos a los otros y no es justo que solo porque sea una desconocida tengamos que.

Una patada en el abdomen y quedó lejos de ella, Jack sentía el calor de poder vengarse una vez más. Aquello era una venganza hacia los caídos por ella.

—Lo siento Jeff...Pero ya hemos perdido a otros por ella, lo acabará haciendo con todos nosotros.

—Si os acercáis a mí, no saldréis con vida.

Elizabeth sacó una de sus armas y en posición de combate pensaba ganar, era algo imposible, le ganaban en número.
Y allí, en esa destrozada casa se formó la gran pelea entro los gritos de Jeff y la presencia de Slenderman que los miraba sin poner un alto.
Obviamente la joven no pudo, le llegaban patadas, puñetazos, cuchilladas y si no fuera porque la pequeña no pudo, habría recibido una mala posesión de Sally.

—Basta, ¡Basta! Como no paréis os iréis todos a dormir esta noche.

Su amigo lo agarró del brazo separándolo de los demás, dejándolo a un lado contra la pared.

—¡Jeff, para! Estás perdiendo la cabeza más de lo normal. Desde que llegó esa...zorra, ¿Acaso te escuchas?

—¡Estoy tan cuerdo como tú!

Intentó escapar pero Eyeless solo le agarró de los brazos deteniéndole. Aún podía escuchar los golpes y eso provocaba que su ritmo cardíaco acelerase, no podía soportar que ella no pudiera defenderse. No era un cariño especial, era los recuerdos de su pasado.

—¿Seguro? Escúchame...Dejaste que esa chica matara a los nuestros, ¿Acaso no recuerdas que mató a Hoddie, Nina o qué hay de Angels?

—No la dejé, ¡Nunca la dejé, me utilizó!

—Exacto Jeff, te manipula y encima dices que viste a Jane...Dos veces. Entiende que ella está muerta.

Esas palabras eran como un martillo directo a su corazón, ¿Por qué tenía que tocar un tema tan sensible para él? Para todos lo era pero especialmente ese chico no lo tenía superado.
El silencio se hizo en toda la sala con susurros que comenzaban a llenar la habitación.

—Señor Slenderman...¿Esta máscara no es perteneciente a Jane?

Masky agarró la máscara que estaba en el suelo, exactamente la que llevaba cubriendo sus ojos era aquella que la joven había usado durante años atrás. Slenderman caminó hacia la chica del suelo apartando el exceso de ropa que cubría su cuerpo. Una piel tan pálida que fue lo que le llamó la atención días atrás a Jeff.

—No puede ser...No será una killer más, ¿Cierto? Hay quinientas en este mundo.

—No te preocupes Ben, no es una copia más...Solo tenemos a la original.

La levantó en sus brazos bajo la atenta mirada de los demás. En ese momento Jeff había perdido totalmente la conexión con el mundo y su visión se volvió borrosa.

—Está viva...¿Verdad? ¿Por qué?

—Las respuestas las tendréis más tarde. Vuestros instintos no son capaces de reconocer a una vieja amiga.

Vieja amiga, querida amiga, esas palabras resonaban en su mente.
Un segundo, todo había pasado muy rápido, ¿Qué había pasado? ¿En qué momento Jane estaba entre ellos? En el momento que descubrieron que Elizabeth era exactamente "Jane Elizabeth" y por supuesto...Estaba viva, muy viva en ese momento.

En el que más de uno se quedó con gran cantidad de preguntas en su cabeza.

Aquella noche Jack no quiso dejar a su amigo solo el cual aún continuaba en un estado de shock. Le había tratado de loco, como si fuera un adolescente que seguía a malas compañías, y ahora resultaba que su sangrienta compañera era aquella persona que conocía desde hace años, por quien tenía sentimientos profundos y sobre todo creía muerta.

—Es...Es imposible, enterramos su cuerpo.

—Sí...He de decir que yo sabía algo respecto a eso.

Jeff lo miró tan rápido como si estuviera hablando de un tesoro.

—¿A qué te estás refiriendo hijo de puta? ¿Sabías que ella era Jane?

—¡No! Ella debe haber hecho un trato con Zalgo, los espectros nos reconocemos entre nosotros.

Suspiró, así que ella en teoría no estaba viva.

No sabía si sentirse feliz, manipulado, engañado, enfadado o...No sentir nada.

Era la mejor opción de todas. Mucha información en poco tiempo.

Hemotoxin-