27. Nada es permanente.

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Antes me refugiaba en mi habitación, pero ahora parece un lugar horrible.

No quiero verle la cara a Vincent. Hace tres días que cuando llega por las noches me obliga a estar con él. Es mi deber como esposa, no para de repetirme que todos esperan a un heredero.

Además se está planeando la boda de Thelma y Chandler juntándola con Keith y Amanda.

Al principio el consejo me rechazó la idea diciendo que un marqués y una mujer de la alta sociedad no podían compartir lugar con una desvalida pueblerina y un bastardo.

Pero el poco presupuesto y la crisis ha estado afectando. Más desde que gastaran tanto dinero en mi boda. El cual se tomó sin consentimiento de mi parte ya que aseguraron que había leído los papeles del registro de gastos. Aunque de eso solo me hablaron de lo que quisieron, y no se me ofreció leerlo nunca.

Pero según todos; mi culpa por no exigirlo y confiar en el consejo.

Ultimamente todo es mi culpa, al parecer.

-Su cara es deprimente- dice una voz que reconozco como la de Sebastian.

Estoy en uno de los pasillos que están afuera de la corte, sentada en medio de uno de ellos para evitar toparme con alguien. Aunque parece que alguien me encontró.

Se sienta junto a mi pero yo no retiro la vista de la pared de roca al frente.

-¿Acaso se le ensució un vestido?

-Me siento sucia- lo corrijo sin dar explicaciones.

-Sí, yo también- ríe y me muestra sus manos las cuales giro a ver- Trabajar en la cocina no era suficiente al parecer, se me asignó también al mantenimiento de las caballerizas.

Sus manos están llenas de tierra, su camisa va enrollada a sus codos dejándome ver sus brazos los cuales también están llenos de tierra, y su camisa blanca parece incluso gris a la altura de su abdomen.

-Me enteré que su hermano va a casarse, ¡otra boda real!

-Mi hermano es un bastardo ante todos, me costo trabajo que aceptaran que su boda fuera en la corte junto a la de el marqués Chandler y lady Thelma.

El silencio se hace presente. Pero el que Sebastian siga a mi lado me hace sentir algo molesta por alguna razón.

-¿Qué haces aquí? ¿No era que me odiabas?- pregunto mirándolo.

-Quedamos en que no estaría mal conocernos.

Frunzo el ceño-¿Y vas a contarme algo?

Niega-No se ve con ánimos de hablar, pero parece necesitar compañía.

Me sorprende que parezca importarle como me siento.

Dejo de mirarlo y giro mi rostro al frente para volver a mirar la pared.

Estos dias han sido una locura.

-¿Quiere contarme que la tiene pensando tanto?

-No se lo he contado a mi único amigo, ¿qué te hace pensar que te lo contaré a ti?

Suelta una risa amarga-Como guste.

Creo que Sebastian sigue hablando pero no logro escucharlo.

La imagen de Vincent, sus manos en todas partes, creo que puedo sentirlas aún. Quisiera poder retroceder el tiempo y decidir no casarme. Decidir no dejarme envolver con las palabras bonitas de Vincent y pensar más cómo me trató cuando lo ví por primera vez que ni siquiera me reconoció.

No sé con quién me he casado y ahora me doy cuenta de que tal vez no es el consejo quien le mete idas a la cabeza a él, si no que son ambos haciendo un plan contra mi para sacarme de mis casillas y por fin decir que no soy apta mentalmente para gobernar.

Perfecta creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora