Te necesito

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- Mendokusai mujer - recrimino mirando la noche estrellada de Konoha.
Siempre debo entenderte, siempre tienes una excusa, y soy tan razonable que no puedo negar que tienes razón.
No quiero seguir peleando, sé que tienes tus responsabilidades y yo las mías. Pero lo haces tan difícil.
¿Debería ir a buscarte? Es tarde, debes estar durmiendo en tu posada, en la que siempre te quedas cuando vienes a Konoha.
Sólo desearía que al menos una vez vengas sólo a verme a mí.
Te necesito. Miro el cielo y tus palabras vuelven a mi cabeza.

- Vete - dijiste sin siquiera mirarme - Y no vuelvas.

Quiero volver problemática, quiero abrazarte como hace meses no lo hago. Quiero sentir tu perfume. Tus manos en mi cuello.
Te necesito Temari.
Me resfriego la cara con frustración ¿Estarás esperándome?
- ¿Shikamaru? - pregunta una voz conocida a mis espaldas.
- Mamá - digo sin voltearme - no sabía que estabas despierta.
- Deberías entrar, la noche está fría y ese chaleco no te abriga lo suficiente - me reprocha.
- Entro en un momento, estoy... - dudo si debo hablar de esto con mi madre- pensando.
- ¿Pasó algo con Temari?
Un suspiro es mi única respuesta.
- Vé por ella.
- Es tarde, debe estar dormida - Digo esperando que esa respuesta me convenza más a mí que a ella.
- ¿Y podrás dormir sin saberlo?
- No sé qué decirle.
Nunca sé que decir problemática.
- Y si ella estuviera aquí ahora ¿Qué dirías?
- Que fuí un maldito egoísta y no la merezco.
- Hijo - dijo apoyando su delicada mano en mi hombro - Ni aunque planees cien monólogos y cien posibles respuestas vas a predecir que dirá ella.
Reí levemente, conoce a Temari casi tanto como yo.
- No lo repetiré dos veces Shikamaru ¿Qué pasa si la pierdes?
Me estremecí de sólo pensarlo ¿Cómo podría seguir sin ella? Esa problemática estaba calada hasta en mis huesos.
Puse mi mano sobre la suya.
- No me esperes despierta - Dije entrando a la casa, me detuve y la miré unos segundos.
- Mamá- Ella miraba el cielo, seguro hablaba con mi padre - Gracias.
- Apúrate antes de que me arrepienta.

Temari

¿Por qué es tan difícil? Tenemos poco tiempo Shikamaru ¿Por qué lo desperdiciamos peleando?
El cielo casi despejado de Konoha sé ve tan bien desde la azotea de esta posada.
- Debe ser la una y cuarto - dije mirando las estrellas.
Quizás el también está pensando en mí. Sonreí de solo imaginarlo. Con lo vago que es, seguro está durmiendo.
Aún así, yo no podré dormir esta noche.
Me siento y suspiro. ¿Por qué no puedes sólo entender Shikamaru? No puedo quedarme ni un día más, mi trabajo y mi lugar es en Suna ahora, Gaara me necesita más que nunca.
Dijiste que lo entenderías.
Aún con la seguridad de que esta vez tengo razón ¿Por qué siento estas insoportables ganas de llorar?

- Vete - Espete con bronca.
- ¡Bien, me iré! no esperes que vuelva. Suerte en Suna, tu maldita prioridad.
- Claro que es mi prioridad ahora, es mi responsabilidad Shikamaru.
- Por supuesto - Refutaste con sarcasmo - ¿Que sería de Suna sin su princesa del viento?
- Vete - Repetí sin mirarte - Y no vuelvas.
Sólo escuché el ruido de la puerta cerrarse.

Te necesito Shikamaru. Sé que te dije que no volvieras, pero no puedo irme de Konoha si estamos así. Necesito que me abraces.
Lo único que me mantuvo cuerda estos últimos meses fue la seguridad de que hoy te vería, así fueran unas horas, podría respirar tu aroma, absorber un poco de tu calma tan característica. Esa que tanto me desespera de a ratos.
Te necesito.
Me levanté de golpe. No me iré de esta forma, así tenga que romperte un hueso para que entiendas.
Acomodé mi abanico y salté por los techos rogando que aún estés despierto.
La residencia Nara está en completo silencio, todas sus luces apagadas. Será mejor entrar por la puerta de atrás.
Si la luz de su habitación está apagada volveré mañana - me dije y rogué que no fuera así.
Pero la suerte no parece acompañarme últimamente. No hay señales de tí.
Me voltee con un nudo en la garganta.
Al final no pensabas en mí. Quizá  lo mejor sea solo dejarte ir.
- ¿Temari? - Pegué un salto y me volví con la cara roja.
- Disculpe mi intromisión Yoshino-san, por favor no le diga a nadie que me vió - Rogué haciendo una reverencia.
- ¿Vienes por Shikamaru?
- No - me miró con una ceja levantada - Sí, de hecho sí, pero eso ya no importa. Debo volver, mañana debo partir al amanecer.
- Temari - me detuvo - Él no está.
- ¿No está? - pregunté un poco extrañada. Mi cabeza comenzó a idear cientos de escenarios, no pude retener mis lágrimas.
- Fué a buscarte - admitió con una sonrisa dulce - Vé por él.
- Gracias Yoshino-san. Adiós.
- Adiós linda, cuídate en Suna.
- Lo haré - Sonreí y seque mis lágrimas apresuradamente.
Corrí a mi posada. Vago, dime que tu madre no se equivoca, dime que todavía hay esperanza.
¿Dónde demonios estás Shikamaru?  Busco tu chacra en la posada y no puedo encontrarte. No estás aquí.
Subo a la azotea, es la última carta que jugaré. Te busco con la mirada.
Hasta que creo verte, caminando con un girasol en la mano y la cabeza gacha. Esa cabeza de piña que tan loca me vuelve.
Bajo de un salto y corro hasta quedar a tus espaldas.
- ¡Shikamaru! - Grito con todas mis fuerzas.
- ¿T-Temari?
Me acerco lentamente.
- Yo... Yo te necesito.

Te NecesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora