Capítulo 22 - Accidente.

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La mañana estaba hermosa, Carla había despertado algo confundida, lo último que recordaba era haberse quedado dormida de la nada, pero ella no se había acomodado. Se talló los ojos y volteó para todos lados pero no vio por ninguno a Samuel. Salió de las sabanas y abrió la ventana, mientras un ligero aire cálido entraba a su habitación. Se estiró un poco, cerró los ojos y respiró profundamente, era hora de que se arreglara para ir a la escuela.

Se tardo unos minutos en ducharse, se vistió con ropa ligera y cómoda ya que el clima estaba como de primavera. Bajo las escaleras y encontró a Samuel terminando de desayunar.

-Buenos días, Bella durmiente.- La saludo, dejando el plato en el lavaplatos.

-Buenos días Fantasmín.- Carla tomó su bolso.

-¿Fantasmín?.- preguntó repitiendo su acción.

-Pues...anoche te desapareciste de mi cuarto.- lo volteo a ver.

-Es que te quedaste dormida, te veías tan tranquila, que mejor te acomode y me fui a mi habitación.- respondió.

-¿Me acomodaste?.- Frunció su ceño mientras acomodaba su bolso en su hombro.

-Sí, estabas tan dormida que no te diste cuenta.- sonrío.

Carla sonrío, era un gesto muy lindo el que Samuel hubiera hecho eso. Mientras Samuel terminaba de acomodar sus cosas, Carla lo observaba detenidamente inmersa en sus pensamientos.

Cuando Samuel se levantó y se colgó la mochila al hombro, ella continuaba mirándolo. Carla estaba completamente perdida, pensando en él. Pensando en que tan bien se le veían las camisas a cuadros y el cabello despeinado, pero ligeramente elevado hacia arriba, como siempre lo usaba; pensando en lo bonitos que eran sus ojos, sobre todo cuando los miraba en la oscuridad. En ese momento, sus ojos brillaban más de lo común, y se parecían a las estrellas en el cielo nocturno.

Samuel comenzó a hablarle, pero Carla estaba tan sumergida en su propio mundo, en su propia burbuja, la burbuja que hablaba únicamente de Samuel, que en lugar de escuchar lo que éste decía, solo los miraba mover los labios, sin oír ni una sola palabra.

Samuel pasó su mano por los ojos de su hermanastra.

-¿Carla? ¡Hola!- la llamó riendo.

-Lo siento.- dijo avergonzada.

-¿Escuchaste lo que te dije?.- Samuel subió su ceja.

-Nada.- respondió Carla encogiéndose de hombros.

-Dije que ya hay que irnos, se nos hace tarde.- miro su reloj.

-Ya lo sé.- se sobresaltó.

Los dos subieron a la camioneta de Samuel y fueron directo a la escuela.

Cuando Llegaron, entraron en el momento en que el timbre estaba sonando.

Carla corrió a su clase de Álgebra, mientras Samuel se dirigía a la dirección contraria.

-Buenos días profesor, ¿Me permite pasar?.- Carla preguntó educadamente con sus libros entre sus manos.

El profesor la miro serio pero asintió. -Pase.-

Carla pasó entre la fila de mesas y bancos y fue hasta atrás, en el único lugar que quedaba desocupado. Se sentó y abrió su libro en la sección que estaban mirando y empezó a leer, pero se distrajo cuando un pedazo de papel cayó en su libro. Ella lo tomo y lo abrió.

"Buenos Días. ¿Por qué tan tarde señorita?"

Rió y volteó a ver quien lo había lanzado. Su mirada cayó justamente dos bancos delante de ella, en la fila de al lado. Era Christian, con su sonrisa de oreja a oreja y ese hermoso brillo en sus ojos. Carla sonrío tímida y empezó a escribir en el papelito y luego se lo devolvió de la misma forma. Christian lo tomo, y lo empezó a leer.

365 días con ella - Carmuel - Adaptada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora