Capítulo 10 "Impostor"

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     Alemania, 10 de marzo del 2015.

     Marco.

     Conocí a Damián cuando teníamos trece años. La primera vez que nos vimos fue en un baile de cumpleaños de alguien importante. Curiosamente, estábamos todos ahí. Damián siempre ha sido unido a Ian y Rico era el amargado del grupo. No habían muchos jóvenes en la fiesta, eso ayudó a que fuera más fácil establecer conversación con los chicos. Rico no soportaba la actitud irritante de Ian y Damián, así que se acercó a mí e inició una divertida conversación sobre los órganos del cuerpo humano.

     Desde ese momento intercambiamos números y establecimos un sutil contacto a escondidas de mi padre. Realmente, no tengo idea de cómo se dieron las cosas entre nosotros, pero, la amistad que se creó entre nosotros fue impresionante.

     Mi padre nunca supo de mi amistad con ellos, pero cuando escapé no quería levantar sospechas, así que lo hice sin decirle a nadie. El día de la tragedia lo fue todo a nada, ya había perdido todo, pero no estaba dispuesto a quedarme sin nada. Así que dejé todo a la suerte del destino. Y es ahí donde interviene Andros. Nos ayudamos mutuamente, aparecimos en la vida del otro en el momento indicado, pero los negocios nunca se convierten en amistades.

     La conexión que manejo con los chicos es diferente a la que tengo con Andros. He vivido las buenas y las malas con él, pero somos un negocio. Somos un equipo de trabajo, donde lo mejor es mantenernos alejados emocionalmente. No quiere decir que no le tenga cariño, porque la verdad es que lo aprecio mucho, pero no lo suficiente como para salvar su vida en una situación extremadamente crítica. Nuestro deber es ayudarnos hasta el punto de no poder hacerlo más. Ninguno está dispuesto a dar la vida por el otro.

     Sé que se lee horrible, pero es la realidad.

     En una situación de vida o muerte, ambos sabemos que no es posible salvar al otro. Él es un líder del Consejo y yo quizás consiga el título de Alemania, por esto mismo están prohibidas las alianzas dentro del Consejo.

     Como he dicho antes, he tenido suerte.

     El destino se ha encargado de trazar varios caminos en mi vida y yo me las he ingeniado para sobrevivir a las adversidades que aparecen en mi camino. Andros vivió una tragedia, quedó varado en la calle sin posibilidad de contactar con nadie. Vivió experiencias horribles, estoy seguro que lo consumieron en algún momento. Me da algo de lástima, pero me alegra que así haya sido.

     No es por ser cruel. No me refiero a eso. Yo también viví mi propio infierno y perdí a la mujer que más he amado en el proceso. Hago referencia a que si nada de esto hubiera pasado, yo no estaría aquí.

     Andros ha sido un punto clave en mi vida, confío ciegamente en él, pero no lo veo dentro de mi vida para siempre. Es muy distinto con Rico, Ian y Damián, ellos han sido un apoyo incondicional en mi vida. Ciertamente, Rico y yo conectamos más, pero eso no quiere decir que los demás sean menos importantes. Todos hemos estado para todos y daría mi vida por esos imbéciles.

     Ellos no son mis socios, ellos son mucho más, son mis verdaderos amigos. Son quienes me abrazaron cuando más lo necesité. Rico fue el primero en acudir a mi cuando se enteró de mi fuga. No me ofreció negocios ni me ofreció dinero. Él llegó y me sostuvo emocionalmente. Escuchó mis problemas sin pedir nada a cambio, me abrazó con fuerza y me demostró su verdadera amistad. A los días llegaron Ian y Damián.

     Mientras Andros me pedía las cuentas de los ingresos obtenidos de las ventas de drogas, ellos me brindaron los recursos básicos que necesitaba. Mientras Andros planificaba cómo beneficiarse de mi apellido, ellos me regalaron su apoyo, su consuelo y su fortaleza, me dieron un empujón para conseguir la independencia a tan poca edad.

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