Capítulo 11.

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—¿Rose? Tu amigo está en la puerta.

Oh, Dios. Grace se acerca para tomar a Ray mientras su compañero de la clínica toma la muestra de Christian, luego será el turno del bebé.

Salgo de la casa de los Grey y me encuentro con Luke recargado en el auto.

—Tengo buenas noticias, Ana.

—¿Si?

—Encontré un departamento.

—¿Y es grande?

—El más grande del edificio. Y es el más seguro.

Oh.

—Bien, ¿Cuándo puedo verlo?

—Cuando quieras. La vendedora espera tu visto bueno antes de ofrecerlo a alguien más, ¿Quieres que te lleve ahora?

Miro sobre mi hombro a la ventana de la sala, donde se está llevando a cabo la prueba de paternidad con todos los Grey presentes. Ni siquiera he hablado con Christian sobre mudarme a Seattle.

—No, pero dame la dirección y dile que yo iré. Le pediré a Christian que me lleve.

Luke entrecierra los ojos de forma acusadora.

—¿Y tengo que esconderme como cuando fuiste al Fairmont?

Carajo.

—No, es solo que prefiero que te quedes a vigilar a Ray desde la distancia. Yo estaré bien con Christian.

De nuevo esos ojos en blanco.

—Soy guardaespaldas, Annie, no niñera. Y hablando de eso, —se gira para tomar una carpeta del tablero. —La agencia de niñeras recomendó a esta mujer, ¿Quieres entrevistarla?

—Lo haré cuando vuelva de ver el departamento.

—Como quieras, —responde con fastidio. —Pero estás dándole demasiada importancia a este chico Grey en tu vida. ¿Algo que quieras compartir conmigo?

Mierda, lo sabe.

—No por el momento, ¿Esta bien? Te lo diré cuando haya puesto todo en orden.

Sawyer permanece en silencio, observándome. Busca en el bolsillo de su saco y me entrega la tarjeta de la agente de bienes raíces que me mostrará el departamento.

—Te llamaré más tarde, puedes irte. —asiente. —Y gracias Luke.

Levanta la cabeza para mirar algo detrás de mí, mete las manos en los bolsillos y rodea el auto para volver a subir. No tengo que girar para saber que Christian está en la puerta observando.

—¿Qué quiere? —Gruñe cuando voy de vuelta.

—¿Terminaron de tomar la muestra? —ignoro su pregunta. —Necesito hablar contigo sobre algo.

—Si, lo hicieron.

Me sigue dentro de la casa hasta la casa donde todos están despidiéndose del amigo de la Señora Grey.

—Grace, ¿Podrías cuidar a Ray un par de horas? Necesito salir.

Ella mira a Christian primero, luego asiente hacia mi llevando a mi bebé en sus brazos. Beso su cabecita y me giro hacia su papá.

—Tienes que llevarme.

—¿A dónde?

—Te lo diré cuando estemos ahí.

Su ceño se frunce ligeramente pero accede, señalando la puerta con la cabeza y saliendo primero que yo. ¡Qué amable!

Subo a su sencillo auto y abrochó el cinturón antes de darle la dirección. Mientras Christian conduce, envío un mensaje de texto a la mujer para que sepa que estoy en camino al edificio.

Glamour: La Vida Secreta De Una EstrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora