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"Tobio, duérmete ya".

Cierra con más fuerza sus brazos sobre su cintura y el Omega le suelta un golpecito en el pecho para alejarlo. Esconde su cara entre medio de su cuello y de sus clavículas y Suga se queja entre risitas.

No se reconoce.

¿Quién diría que el hombre que estaba a punto de llorar como una cría hambrienta hace unos minutos es el mismo que juguetea alegre con un Omega en la cama?

"Hueles tan bien". Dice, acurrucando su nariz y sus labios en la suave piel perfumada.

Suga rodea su cintura con una de sus piernas y ríe de nueva cuenta. Su muslo es esbelto, encaja a la perfección con la curva que hace el íleon de la cadera del Alfa sobre su piel. Están tan cerca uno del otro, Koushi tiene sus manos en la espalda para sujetarlo fuertemente a su pecho y Tobio hace lo mismo con todo el delgado torso del Omega, tocando la suave piel por encima de la ropa y dejando que el calor de sus manos se mezcle con el de él. El Omega tiene la cara frente a su pecho, todo el aroma del lobo dominante le llega como golpe a la cara y lo mantiene embriagado en la sumisión que le provoca risitas sin sentido que no corresponden a la ligera irritación que siente por el sueño que tiene.

"Tú también hueles bien". Tobio quiere escuchar su voz directo en el oído, le provoca escalofríos.

Tobio logra mantenerse un estado de perfecto equilibrio que le permite sentirse animal y persona consciente al mismo tiempo. Así como sus sentidos se han magnificado a tal punto en el que puede distinguir la concentración de esencia en cada centímetro de la piel del hombre y su corazón late tan fuerte que su cuerpo entero retumba, también mide la presión que ejerce sobre él y se permite pensar cuidadosamente lo que dirá y lo que hará. Dejar que el animal dentro suyo tome el completo control de su voluntad no le agrada, por el contrario le causa un poco de miedo. Es una codicia que no se puede saciar y un hambre que no tiene rival.

Así que así está bien, dejando que sólo una fracción del poder de la bestia milenaria se manifieste mientras él decide de qué tamaño será.

"Tobio, en serio". Hunde sus dedos en los brazos del Alfa. "Quiero dormir. Mañana tenemos que trabajar temprano".

Suga hace un mohín con sus labios y él no deja de verlo. En la oscuridad y con los ojos de un depredador, es fácil notar lo mojados que están y lo bonito que se curvan cuando habla. Tobio inclina la cabeza y cuando Sugawara se voltea a verlo a los ojos para preguntarle qué va a hacer, sus labios se encuentran y Tobio le toma con cuidado para empezar a besarle.

No sabe cómo besar, Sugawara lo siente de inmediato. Tobio no es un experto, sólo abre y cierra la boca y embarra sus labios contra los suyos. Pero es precisamente su falta de experiencia el detonante de un sentimiento por satisfacer que no se comparaba con nada de lo que antes hubiera experimentado. Más allá de complacer dando algo de si para satisfacer Tobio era complacer dando más de lo que se le estaba dando.

En Tobio encontró el placer de dar sobre el de recibir.

Ah, este Alfa de cara bonita y figura atlética le estaba dando un tiempo difícil justo ahora.

Le provoca escalofríos pero a la vez la ansiedad que le producen sus movimientos torpes crece y crece.

Entonces, a punto de separarse de él con un empujón, Tobio chupa uno de sus labios y emite un sonido indefenso, como un gemido.

"Tobio".

Su aroma sube. El aliento de ambos es caliente, está difuso en el aire y es vapor. La noche avanza pero el sueño en sus ojos se va.

Deja sus manos en su cadera y Sugawara Koushi pega su torso por completo a su cuerpo, sintiendo cada relieve y cada depresión sobre su piel cubierta por su pijama.

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora