1.- Una visita a Privet Drive

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Dumbledore estaba un poco preocupado. Hagrid informó de su visita a Harry. Si hubiera podido llamarlo una visita. Vernon Dursley le había disparado a Hagrid en el brazo. Hagrid dijo que vio a Harry acurrucado en una esquina, pero que los Dursley no le dejarían acercarse al chico. Su hijo era enorme comparado con Harry. Hagrid dijo que Harry ni siquiera parecía tener la edad suficiente para ir a Hogwarts.

Dumbledore ahora estaba esperando en su oficina a Severus Snape. Si alguien podía descubrir qué le pasaba al chico, sería Severus. ¿Fue todo una estrategia de los Dursley para retener a Harry? Sabía a lo largo de los años que habían exigido más y más dinero para cuidar de Harry. ¿Quizás tenían miedo de perder su fuente de dinero? Dejó de meditar cuando se anunció a Severus.

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Severus Snape no podía creer que estuviera haciendo esto. Se dirigía hacia la casa de Petunia Dursley. Cómo odiaba a la mujer. Por qué Dumbledore dejó el engendro de Potter allí, nunca lo entendería. Encontró el número 4 pero no sintió ninguna magia. Discretamente sacó su varita y escaneó. No había protecciones en la casa ni en la zona.

Guardó su varita. Subió por la pasarela de dicha casa. Se preguntó si usarían una regla para medir la hierba. Conociendo a Petunia, lo que más le gustaba era gritar cada vez que la hierba sacaba una brizna de su lugar. Toda la zona gritó: "Queremos que todos crean que somos normales" . Todo el vecindario lo enfermó. También apostaría a que al menos tres vecinos lo espiaban mientras se acercaba a la prístina casa. El tocó la puerta. Escuchó a un niño gritar:

- Mamá, hay un bicho raro en la puerta- .

Severus, si era honesto, no estaba nada sorprendido por eso. Apostaría el contenido de su bóveda a que Petunia crió a Potter y a su hijo para que fueran unos mocosos mimados y les enseñó que el mundo giraba en torno a ellos. Iba a tener a Dumbledore probando algunas pociones por él.

- ¿Qué deseas? - Petunia preguntó con los dientes apretados. - Ya te dijimos que el chico no va a ir -

- Hola a ti también, Tunney. Estoy aquí para hablar con Potter -

- ¿Qué es lo que no entendieron los fanáticos? Dijimos que no. No va a ir - Ella fue a cerrar la puerta pero él la empujó.

- ¿Necesito recordarte que tengo más de 17 años y puedo realizar magia fuera de Hogwarts? - Severus se burló. - Ahora, quiero hablar con Potter. Me iré después de eso -

- Bien -

Severus resistió el impulso de limpiarse la cara. Siguió a Petunia a la casa. Miró a su alrededor y notó la pared de imágenes. Los miró y ninguno de ellos tenía a Potter. O contenían la mancha de grasa que podía ver comiendo helado frente a la televisión o una familia de tres. Pudo ver por el rabillo del ojo que Petunia caminó hacia una puerta. ¿Por qué estaba abriendo la puerta de un armario?

- Sal -

Severus vio como emergía un niño pequeño. El niño parecía tener unos 7 u 8. Estaba tan delgado que Severus se preguntó si podría contar las costillas del niño. La ropa que tenía puesta era enorme y Severus pudo ver algunos moretones. Pudo ver un poco de sangre que se secó en la ropa y la piel. Sintió que su estómago se hundía cuando finalmente miró la cara. Fue Harry Potter. El chico tenía el pelo de punta azul y los ojos verdes de Lily.

- ¿Potter? -

- Monstruo, dile que te quedas aquí - Las garras de Petunia apretando los hombros del chico.

Severus ni siquiera esperó una respuesta. La aturdió. Cuando ella se cayó, se acercó al chico. Dejó de moverse cuando el niño comenzó a retirarse.

El pequeño murciélagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora