2. El debut de Catherine

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Esa noche, antes de abrir el club, June pidió a Catherine que acudiera a su despacho. Una vez que estuvo ante la puerta, los miedos la sacudieron. Recordó la conversación con su mejor amiga y tragó saliva antes de girar el pomo de la puerta.

—¿Querías verme? —preguntó, asomando la cabeza.

—Sí, Catherine, pasa —le indicó él. La chica lo hizo y cerró la puerta antes de avanzar—. Siéntate, por favor.

Catherine separó la silla de la mesa y se sentó. Permaneció en silencio mientras lo miraba, esperando a que su jefe hablara. Sin embargo, antes de hacerlo él se inclinó hacia delante para posar los codos sobre la mesa. Entrelazó los dedos y escondió parte de su rostro tras las manos.

—Quisiera comentarte algo que ya saben algunos de tus compañeros encargados. Eres la última en saberlo porque además de ser tu primera semana como encargada, solo trabajas unas cuantas noches y hasta el momento no he podido coincidir contigo. Ya sabes que tengo una vida ajetreada que apenas me permite estar por aquí.

Catherine lo sabía bien, por eso había sido la primera encargada designada por él. El resto habían sido contratados mediante entrevista, de la que se había encargado Gabrielle, la otra socia de La Fruta Prohibida.

—Lo sé y agradezco mucho la confianza depositada en mí.

—Sé que no eres una mujer aficionada a la noche, pero creo que es un buen puesto de trabajo que puede reportarte más beneficios que el otro que tenías... En fin, a lo que iba —recondujo la conversación—. Para la primera noche nos encargamos Gabrielle y yo de enviar invitaciones a las celebridades y personalidades más famosas de la ciudad, cosa que seguiremos haciendo en el futuro, pero también tenemos reservadas unas cuantas que podréis distribuir entre vuestros conocidos y amigos. Cada mes dispondréis de cinco, un número bastante considerable teniendo en cuenta cuál es la actividad principal del club. Recuerda que la primera invitación es gratuita, si luego quieren repetir la experiencia tendrán que hacerse socios del club para obtener el pase rojo —explicó.

—Sí, el que incluye el apodo que eligieron el primer día y ciertos privilegios aparte de poder atravesar la puerta roja. Contarán con una sala vip exclusiva para ellos y copas gratis durante la noche, entre otras cosas —recitó ella de memoria, recordando cada uno de los detalles del folleto que le entregó en cuanto le avisó de su cambio de puesto de trabajo.

—Exacto —corroboró él, bajando los brazos. Abrió uno de los cajones y sacó cinco sobres que colocó sobre la mesa. Eran de color azul marino con algunos detalles en dorado. En el anverso figuraba el nombre del club y una manzana también del mismo color—. Recuerda, aunque ya lo sepas porque siempre somos muy pesados con eso, que tenéis que proponer a los clientes que consigan el pase rojo haciéndose socios. Obviamente, esta primera invitación les permite entrar si lo desean, pero para volver tendrán que pagar.

—Entendido. Creo que lo tengo todo bien memorizado.

June posó la yema de sus dedos sobre el montón de sobres y lo deslizó por la mesa.

—Aquí tienes las invitaciones de este mes, puedes hacer lo que quieras con ellas. No olvides que bajo ningún concepto deben saber que trabajas aquí, es por tu propia seguridad...

—Tranquilo, lo último que quiero es que me acosen para que les regale invitaciones.

Catherine cogió el montón de sobres con la intención de levantarse, pero se arrepintió al momento al no saber si había terminado con ella.

—Puedes irte. —Sonrió—. Esta noche tampoco estaré presente en el club porque tengo otras cosas que hacer, pero sí estará Gabrielle por si sucede algo que nos requiera a cualquiera de los dos.

La Fruta Prohibida: El club nocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora