4. La invitación

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Su hermano sorprendió a Travis con una invitación para La Fruta Prohibida.

—¿Cómo has conseguido esto? —cuestionó el chico.

—Contactos —respondió Gerard sin entrar en detalles.

—¿Es legal? Digo, ¿no es falsa?

—¿Me crees capaz de traficar con estas cosas? En qué poca estima me tienes... —comentó el hombre, divertido.

—Quién sabe lo que podría hacer alguien desesperado por conseguir trabajo...

Gerard apretó los puños y los labios al escuchar a su hermano. Se preguntó si de verdad pensaba eso de él o si solo bromeaba.

—Jamás haría algo ilegal por conseguir dinero fácil —manifestó con lentitud.

Travis le dio tres palmadas en el hombro.

—Lo sé, solo bromeaba.

—Pues no me gustan nada esas bromas. Para que sepas, hace poco he conseguido un nuevo trabajo en el que me pagan bien.

—¡Vaya! —exclamó el joven—. Me alegro muchísimo.

—Bueno, ¿tienes pensado ir al club? —Cambió de tema Gerard—. Me han contado maravillas de ese lugar, quizá vaya algún día...

—¿Tienes más invitaciones? —indagó Travis.

—Por supuesto, tengo una para mí, ¿o qué te creías?

Aunque en realidad Gerard no la necesitaba.

—Tendré que preguntarle a Alexa si quiere que vayamos, de lo contrario no sé si me acercaré por allí...

—No podrás si no vas con ella, de todas formas —dijo su hermano—. Es una invitación de parejas así que si no consigues a otra chica, me parece que no te dejarían pasar...

Travis chasqueó la lengua, molesto. «Quizá esta sea la oportunidad perfecta», pensó.

—Si Alexa no quiere ir, no lo haré con nadie más —aseguró.


···


Al regresar a casa, encontró a Alexa esperándolo con un conjunto de lencería negro y las manos ocultas en su espalda. Travis quedó boquiabierto al verla tan sexy con ese body de encaje, las medias y los ligueros. También llevaba el pelo recogido, lo que le dejaba su cuello expuesto. Cerró la boca y tragó saliva mientras se acercaba a ella con pasos lentos en un intento por mantener la compostura.

—Tengo una sorpresa para ti... —dijo Alexa con voz suave, aterciopelada.

—Espera, espera, que quiero que antes veas me sorpresa —se adelantó él sin saber cuál era la de su novia.

Extendió las dos manos y le mostró el sobre azul marino con las letras doradas y ella, sorprendida, hizo lo mismo mostrando también el que le dio su amiga. Ambos rieron por la casualidad y él terminó de aproximarse a ella.

—Me la ha dado Catherine como incentivo... —confesó.

—A mí me la ha dado mi hermano.

—Parece que el destino lo tenía preparado, ¿eh? —comentó ella con una sonrisa pícara.

Alexa dejó caer el sobre en el sofá y él hizo lo mismo. Después paseó sus manos por el pecho masculino y se mordió el labio sin dejar de mirarlo a los ojos. Travis colocó sus manos en las caderas de la chica y la atrajo hacia su cuerpo.

La Fruta Prohibida: El club nocturnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora