Era una habitación extraña, una hecha a base de roca tallada en forma imperfectamente circular, de muchas protuberancias que hacían de las paredes una masa ondulante. Desde el techo, que sí era liso y de metal, colgaban candelabros alimentados por la misma energía vista a lo largo de la travesía. Trechiv se sentía pequeño allí dentro, porque al fin y al cabo el lugar era espacioso. Lo extraño, era el aroma a chamuscado que abundaba en el aire. Como era una habitación en círculo, en el centro se hallaba el que probablemente era el origen del olor: sobre el suelo estaba ensamblado un anillo de oro, un artilugio como un recipiente sobre el que habían cenizas acumuladas.
El muchacho sintió escalofríos cuando dedujo para qué se usaba.
Además, había unos montículos grises hechos de ladrillos puestos en dirección hacia el punto central. También a lo lejos se podía apreciar dos camillas cuyas bases tenían ejes y ruedas.
«Pero qué es lo que ha estado haciendo el reino con todo esto. No lo puedo creer», pensó en un arrebato de miedo.
Intentando calmarse, se ocultó tras una de las masas de ladrillo y esperó. Los sonidos de hombres moviéndose agitadamente hacia donde había venido Trechiv, resonaron al tiempo que sus armaduras tintineaban. Gritaban agitados, algo pasaba allá abajo.
Fue bueno para él, pues eso ameritaba que el muchacho podría relajarse un poco. A lo menos no lo capturarían mientras el caos se llevara la atención a otro lado.
Suspiró.
Sus memorias por fin estaban intactas. Ya nadie recordaría a Trechiv, pero por lo menos si moría, lo haría siendo él mismo.
No, a quien engañaba. Recordar lo sucedido con Klosik lo ponía más mal todavía. Le había deseado la muerte, basureado y humillado. Había sucedido durante un ataque de ira en una infame mañana, la del día en que lo vieron por última vez. Trechiv luego de eso, cuando las pasiones se calmaron, se torturó pensando sin pausas a través de los años si había hecho bien o no. ¿Se merecía ese trato? A veces creía que podría haber sido más suave, en otras, que tal vez ni debió intervenir, pero jamás estuvo de acuerdo con el nivel de crueldad con el que trató a una persona tan sensible como lo era Klosik.
Tenía que haberlo visto venir, si existía una persona de la que él no se hubiese esperado esos dichos, era de Trechiv. El pobre de seguro se marchó devastado. No cuestionaba la culpabilidad, pues sabía que debía ponerse un alto a sus acciones, sin embargo, distaba de merecerse esa despedida.
Jamás lo volvieron a ver desde ese entonces. Las semanas que siguieron a la partida de Klosik fueron terriblemente tortuosas: aparte de la deuda con la que cargaban, estaban obligados a lidiar con la incertidumbre de no saber el estado del hijo mayor. El arrepentimiento pronto brotó en la consciencia de mamá, papá y Trechiv, quienes parecían haber caído en una tragedia crónica. La deuda económica solo pudo ser cubierta en una pequeña parte, y tuvieron que darle las gracias a esa señora por perdonarlos.
Los años pasaron, y aunque mantenían contacto con Netarim, no hubo manera de saber el paradero de Klosik. Al desconocer lo que le ocurría y dado a que su nombre solo producía dolor, fue evitado en las conversaciones hasta el punto de casi ser olvidado. Trechiv supo en los días de su partida, que uno de los motivos del empeoramiento de su hermano fue el rechazo por parte de Viarkyn. Se le había confesado pero ella estaba enamorada de Zapktair, con quien incluso estaba iniciando una relación. Eso marcó la separación del grupo y desembocó en que Klosik buscara consuelo en otras amistades. Recordaba que luego de saberlo, todo tenía sentido.
El paso del tiempo fue como la curación natural de las heridas, pero las cicatrices siempre permanecieron. Trechiv se decidió a que saldría de Risdar para buscar un futuro mejor, completaría lo que Klosik debió. Sus padres lo apoyaron sin problema, fueron tiempos en los que el dinero fue guardado para que financiara viajes, arriendos y comida. Había trabajado duro para costearse todo eso, y hasta el señor Diren aportó con contactos para que le fuera más fácil encontrar trabajo en Kratzk. Estaba muy agradecido con él.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas de Hayinash
خيال (فانتازيا)Un muchacho llamado Trechiv se adentra en una gigante ciudad voladora: Terunai, la capital de Veliska. Aquel reino que ha prosperado como jamás lo había hecho desde hace quince años atrás. El motivo de su visita debería ser claro, pero grande es su...