፧ Capítulo 17.

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Jungkook despertó nuevamente en el calabozo, pero esta vez está acostado cómodamente sobre varias mantas. Algo desorientado se sentó, mirando un paño húmedo caer de su frente.

Pudo recordar lo que ocurrió al interior de la cueva durante su trabajo. Ahora se siente mucho mejor, pero le abruma no saber qué hora es. ¿Cuánto tiempo ha estado desmayado? Sus pies se encogieron un poco, logrando que las mantas se deslizaran un poco por sus piernas, sintiendo frío al instante.

Prefirió volver a abrigarse, mirando a los lados con confusión. Hay una bandeja a su lado con un vaso con jugo de frambuesa y un platillo con comida. Oh, Jungkook casi lloró al ver el alimento. Siente un hambre voraz. Colocó la bandeja suavemente sobre su regazo y lo primero que hizo fue beber todo el jugo hasta la última gota, su garganta pedía a gritos algo de líquido por la sequedad.

Sus temblorosas manos tomaron la cuchara de plata y comenzó a comer lo que habían traído para él. Su único objetivo es llenar su estómago con comida. De vez en cuando miraba frente a él, con la esperanza de que Taehyung apareciera para desearle un buen día o simplemente para dedicarle una sonrisa. Jungkook se está aferrando al recuerdo de alguien para poder continuar y tener más esperanzas, porque hasta ahora, su mente y estabilidad tienden de un hilo.

No tiene a alguien más. Su madre muerta, su padrastro desinteresado en él, su padre desaparecido desde el primer día de su nacimiento, su mejor amiga ejecutada. Sólo se tenía a él mismo, siempre ha sido él y kookie, nadie más. Pero con la llegada de Tae, su mente insiste en que aquella es una señal para vivir bien, para vivir con compañía.

Sus ojitos galácticos pronto se llenaron de abundantes lágrimas, haciendo que su vista sea más borrosa. Uno de sus antebrazos cubrió sus ojos, cuidando a que las lágrimas no caigan sobre el alimento. Tuvo que dejar de comer para llorar tranquilamente, recordando sus pérdidas. Lamentaba ser tan sensible para esos temas.

En pocos minutos terminó de comer. Dejó la bandeja a un lado y metió sus manos bajo las mantas, queriendo que sus brazos entren en calor nuevamente.

Recordó el valioso diamante que tiene oculto y se levantó de inmediato, ignorando el frío y el leve dolor de cabeza que tuvo ante el brusco movimiento. Se acercó y arrodilló frente al agujero tapado por arena, quitando un poco para agarrar la piedra preciosa. No pudo evitar soltar un suspiro de sus labios al saber que no se han llevado la gema.

Volvió acomodarse bajo las mantas, teniendo el diamante azul entre sus manos, tocándolo con delicadeza entre sus dedos.

— La manito de Tae se verá muy bonita y elegante. —Susurró, mirando el diamante fijamente bajo las mantas. Ya estaba imaginando el precioso anillo que le haría. Está tan emocionado con que ese momento llegue. Aunque se emocionó mucho más al escuchar una voz conocida.

— ¿Hablando de mí, Jungkook? —El castañito alzó la mirada con ilusión, mirando al dueño de aquella voz tan singular.

Ocultó el diamante en uno de sus bolsillos y se levantó con rapidez, mirando a Taehyung abrir la celda. Ambos se abrazaron con fuerza, aunque el rubio prácticamente sostenía al menor, pues aún se encuentra débil y lo sabe. Ambos se sienten tan reconfortantes en ese abrazo. Sus cuerpos juntos y sus corazones latiendo al unísmo, tan felices de verse.

— Oh, angelito..no sabes lo preocupado que estuve cuando supe sobre tu desmayo. —Dijo en un susurro, sosteniendo la cintura del menor, sabiendo que está débil y que podría caerse. Sintió a Jungkook frotar una de sus mejillas contra su hombro izquierdo, sintió morir con esa adorable acción. — ¿Lo pasaste muy mal, Jungkook? Tu piel está muy fría. Dios, de solo imaginar lo que Kim Mingyu te hizo hacer..

Aladdín ୭̥ Taekook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora