፧ Capítulo 18.

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Jungkook llegó a su hogar durante la noche.

Tuvo que detener su caminata durante varias horas por estar muy débil para seguir avanzando. Su conejito comenzaba a desesperarse por estar tanto tiempo en las manos de su dueño y no libre en el suelo. Las uñitas de su mascota arañaban sus manos de vez en cuando, obligando a detenerse y acomodarlo mejor entre sus brazos para que la caminata no sea tan incómoda.

Una amable señora le ofreció un vaso con agua y un pedazo de pan para que pudiera reponer sus energías. Está tan agradecido con aquella muestra de amabilidad. El cielo está oscuro, lo único que brilla en el pueblo son antorchas colocadas en algunos postes, alumbrando su camino. A estas alturas de la noche debería tener miedo de encontrarse con algún ladrón o traficante de personas. El lado bueno, es que conocen a Jungkook en el barrio. Tienen un código entre ellos, un código de ladrones especialmente para protegerse entre sí. Son una comunidad, no se atacan entre ellos; se ayudan.

Además, ¿qué podrían robarle? ¿a su conejito? No tiene dinero en sus bolsillos, lo único valioso que tiene es el diamante rosa que está en su hogar y el dinero que obtuvo por vender los aros de perlas. Aunque, pensándolo mejor, ahora tiene un hermoso y exótico diamante azul en uno de sus bolsillos, fácilmente se lo podrían quitar.

Bien, ahora sí tiene miedo.

Se siente muy triste al recordar el comportamiento de Taehyung hacia él. No lo culpa, tal vez está muy estresado con los quehaceres del palacio y puede que esté de mal humor por eso. Pero, ¿era realmente necesario tratarlo así? Si se lo hubiera dicho con mayor delicadeza, todo sería diferente.

Algo le preocupó. Estuvo a punto de besar los labios del príncipe, pero él lo apartó. Tal vez se comportaba de una manera tan tosca porque realmente no gusta de él..

Negó con la cabeza, intentando apartar esas ideas de su mente.  Taehyung le diría si su confesión fue mentira. Aunque, ¿debería seguir confiando en él? Mintió sobre su identidad, nadie podría asegurarle que lo que dice ahora son verdades.

— Confío en Tae. —Murmuró el castañito al llegar a su hogar. Está tan agotado. Lo primero que hizo fue dejar al conejito en el suelo del segundo piso, dejando que saltara por todo el lugar.

Se sentó sobre su cama, respirando agitado debido al cansancio. De inmediato se tapó con las mantitas que estaban allí, arropando todo su cuerpo para poder entrar en calor con mayor facilidad. Miró a su conejito beber del agua en su platillo personal y sonrió, sintiéndose un poquito menos solo.

Apartó un poco la tela que cubría su "ventana". Miró con ilusión el hermoso palacio a distancia, el oro de las paredes iluminando toda la estructura.

— Allí vive Tae..—Pensó Jungkook, soltando un pequeño suspiro. Aún se le hacía muy extraño pensar que su amigo es el príncipe de Ágrabah. Tiene miedo. Taehyung es una persona muy importante, se ve que es alguien sociable, atractivo y educado. ¿Por qué querría una amistad con él? Se siente mucho menos al compararse con el rubio, sus expectativas en cuanto a la amistad que tienen bajaron. — Él no está conmigo por pena, él..de verdad quiere un amigo. No pienses mal, Jungkook. —Se dijo a si mismo, mordiendo su labio inferior. La fiebre le hacía pensar en cosas tontas, está seguro de que Tae lo quiere, ya sea como un amigo o persona externa.

Sus manos temblaron al pensar en que Tae podría no venir el día de mañana. Jungkook hablaba en serio cuando lo invitó a almorzar al bazar.

Sacó lentamente el diamante de su bolsillo, mirando como la luz de la luna se reflejaba en la joya. Sonrió por lo hermoso que se ve, un objeto tan delicado merecía estar en las manitos del príncipe.

Aladdín ୭̥ Taekook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora