Rain había tomado la noticia mejor de lo que Gulf se había esperado. Había estado más alterado porque Mew no pasara con ellos la próxima semana que por el hecho de perder la casa. Gulf pensó que ese concepto todavía no era real para Rain. Sin ver la casa, era algo irreal.
Una vez que le dijeron que Mew llamaría todos los días y que todos estarían juntos de nuevo el fin de semana, Rain se había calmado.
Ahora, cuatro días más tarde, Gulf y los niños tenían una rutina en marcha con Sara y Mark. Era raro, tener a otros adultos alrededor, en la tarde y la noche, pero aparte de extrañar bastante a Mew, Gulf se estaba adaptando tan rápido como, al parecer, los niños lo hacían.
Esa mañana, era la introducción de Pearl al puré de patata con resultados hilarantes. Era mayor la cantidad de comida que iba fuera que la quee iba dentro, pero Rain estaba casi al borde de las lágrimas de tanto reírse y Gulf no podía culparlo.
―¿Quieres intentarlo? ―Le ofreció la cuchara a Rain. Tal vez ella sería más feliz si venía de su hermano. Sin duda lo adoraba.
―Lo intento. ―Rain le dio de comer un bocado, con mucho cuidado y Pearl babeaba, empujando el puré con la lengua. ―Tienes un talento natural para esto. Debe ser porque tú eres su hermano mayor. ―Dios, amaba a estos niños. Menos mal que estaba enamorado de su padre. Un pensamiento pasó por él, podría haberlos perdido a todos en ese incendio. Se acercó y abrazó a Rain con fuerza, sin importarle que ambos estuvieran en el comedor cubiertos del desastre de puré.
―¿No es una... desastrosa escena? ―Sara llegó, sonriéndoles a todos―. Voy a salir al jardín para que tener todo listo para Halloween. ¿Alguien quiere venir?
Rain se retorcía en sus brazos. ―¡Yo! ¡Yo! ¡Halloween, dulces!
Gulf se rio entre dientes. ―Si no me necesitas, veré si puedo conseguir que Pearl coma un poco más y luego limpiaré todo.
Sara y Mark habían sido muy buenos con ellos.
―Vamos a estar bien. ¿Has hablado con Mew hoy? Les dije que los tres que son bienvenidos a quedarse todo el tiempo que necesiten, pero... bueno, tiene que venir a visitarnos.
―No ha llamado todavía. Lo hará cuando se despierte, estoy seguro. ―Miró su reloj. Eran casi las diez, apostaría que Mew llamaría pronto. Esperaba que así fuera. Echaba de menos a su novio, mucho y sabía que Rain y Pearl también lo hacían.
Necesitaban organizar lo que iban a hacer para que los niños y él pudieran estar con Mew, incluso si era sólo una solución temporal.
Mew siempre sonaba tan monótono, tan tranquilo por teléfono. Cansado. Distante. Deprimido. Necesitaba a su familia con él. Gulf sabía que era difícil ver lo positivo dadas las circunstancias, pero centrarse en lo negativo y estar deprimido no era una manera de vivir.
―Sólo grita cuando llame, Gulf y enviaré a mi nieto.
―Lo haré.
Se despidió de Rain mientras el niño salía con Sara y volvió su atención a Pearl y su desastre. ―Muy bien, señorita. Vamos a probar con un poco más esto, antes de darte el puré de manzana.
Ella se rio de él, sus manos golpeando la bandeja de la silla.
Él rio en respuesta y luego trató de probar el puré de patata por sí mismo.
―No están nada mal. Necesitaba algún aderezo, pero aun así estaba bien. ―Tomó otra cucharada pequeña y la metió en la boca del bebé.