Sin ni siquiera levantarse de la cama aquella mañana, Alex sabía que iba a hacerlo de mal pie.Gracias a Julie, se había pasado toda la noche tratando, sin éxito, de expulsar a Tobin Heath de sus sueños.
Se había despertado acalorada e inquieta, entre sábanas revueltas. Además, se había sentido muy culpable por los pecados que su subconsciente había cometido en sueños.
— No se me puede echar la culpa de eso— musitó, mientras temblaba de frío y se ponía rápidamente unos vaqueros y una vieja camisa de franela de Servando.
Se arrebujó la camisa alrededor del cuerpo, como si así quisiera recordar al hombre que más había significado en su vida.
Últimamente, era algo que había hecho con mucha frecuencia. Se ponía las camisas que había en el armario de Serv.
No todas guardaban su aroma, pero el tacto suave de la franela la reconfortaba.
Le recordaba las tardes que había pasado sentada sobre su regazo delante del fuego.
Era un secreto que no había compartido con nadie, temerosa de que sus amigas la regañaran por no desprenderse del pasado. Sabía que debía hacerlo y lo haría cuando llegara la hora, pero, de momento, le resultaba imposible.
Cuando se hubo puesto unos calcetines gruesos y las botas, bajó y encendió la calefacción para que se calentara la casa mientras se preparaba una taza de café.
Como siempre, la apagaba después, cuando salía a realizar sus tareas.
Después de que la cafetera terminara de hervir, se sirvió una taza de café y tomó un sorbo.
Entonces, con la taza entre las manos para que esta le transmitiera su calor, se puso a mirar por la ventana, esperando poder contemplar la salida del sol, en vez de los grises amaneceres de los que habían estado disfrutando últimamente.
En vez de eso, lo que vio fue a Tobin Heath, descargando cosas de su camioneta, como si estuviera en su casa.
Ver a la mujer con la que había estado soñando hizo que Alex sintiera como si todo hubiera sido una premonición que no significaba nada bueno. Estaba segura de que su presencia solo podría significar problemas.
De hecho, parecía como si hubiera ido para quedarse.
Alex agarró una chaqueta y salió a toda velocidad de la casa, decidida a poner fin a lo que estuviera haciendo. Estaba furiosa porque hubiera pensado que podía entrar en su rancho y hacer lo que le viniera en gana.
— ¿Por qué ha vuelto aquí?—le espetó, con sequedad— Pensé que ayer me había explicado con claridad. Usted no es bienvenida aquí.
Tobin siguió con lo que estaba haciendo tras mirarla brevemente.
Entonces, tras curvar los labios en lo que pareció una sonrisa, siguió descargando leña de su imponente cuatro por cuatro, que había aparcado junto a la ruinosa camioneta de Alex.
Aquella mujer parecía estar burlándose de ella de todos los modos que creía posibles.
—Le he hecho una pregunta.
—No tenía intención de molestarte. Me imaginé que ahora estarías atendiendo al ganado. He visto que algunos de los postes de la valla están caídos. Me ocuparé de ellos mañana.
—Mis empleados se van a ocupar de la valla hoy mismo—replicó ella. La había molestado la velada crítica, aunque mucho más aún la suposición de que sería bienvenida al día siguiente— No hay necesidad de que se moleste.
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Enamorada de la enemiga (Cinco Amigas 01)
FanficPrimera parte Saga "Cinco amigas" Las amigas de Alex Morgan intentaban convencerla de que vendiera el Rancho que tantos problemas le daba y cumpliera su viejo sueño de viajar por el mundo. El problema era que la única posible compradora del rancho...