꒰ ◜ 𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 | Memories of papa.

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Las lágrimas recorrían sin cesar por sus mejillas pecosas en donde terminaban cayendo de su barbilla, mientras que, en sus labios surcaba la mejor de la sonrisas.

Era el día más importante de su vida, en definitiva.

Llevó su vista borrosa a la pequeña criatura envuelta en las mantas blancas, que se encontraba durmiendo de manera pacífica en sus fuertes brazos; La palabra tenura no definiría completamente lo adorable y mágico que se sentía el momento.

— Bienvenido al mundo, Izuku. — Pronunció entre gimoteos el hombre de cabello azabache, porque finalmente después de unos largos nueve meses de espera, su pequeño ángel había nacido aquel día quince de julio.

Mientras  lloraba a cántaros acunando en leves movimientos a su niño sin lograr expresarse con palabras. Su esposa y también madre del pequeño Izuku, recostada en la camilla les miraba con dulzura, y a su costado la pareja Bakugou miraba atentamente al padre primerizo, Mitsuki divertida y Masaru nostálgico.

— Hisashi es un llorón, esta es la tercera vez se larga a llorar con tan solo mirar a zuku. —  carcajeó la mujer rubia de cabellera corta.

Inko asintió divertida, ambas mujeres sabían que Hisashi era el hombre más expresivo y emocional que había conocido en su vida, y que a pesar de verse de una persona de temer que imponía respeto por su musculatura y usando aquel traje formal negro, verdaderamente no era más que alguien interiormente adorable y sensible.

— Es entendible por lo que esta pasando Hisashi, acaba de nacer su hijo. — Respondió con serenidad a su esposa el segundo hombre presente, cargado a su hijo Kastuki de apenas unos meses.

— Tú también eres un llorón, Masaru, cariño. — Contestó ella, mostrandole esa sonrisa altanera a su esposo.

El castaño solo río suavemente ante la declaración de su esposa, ella tenía razón, había llorado como nunca al ver a su hijo único por primera vez, Kastuki Bakugou. Y era un sentimiento hermosamente indescriptible que había llenado de felicidad a ambos e igualmente, esperaba que el pequeño midoriya fuera la felicidad de esa agradable pareja.

— Querida, izuku tiene tus hermosos ojos. — Balbuceo cariñosamente Hisashi atrayendo la atención de los demás; el pecoso estaba apreciando por primera vez los grandes orbes esmeraldas de su pequeño que había despertado hace un momento, mostrandole por casualidad, una adorable sonrisita.

Sabía que los recién nacidos no podían ver con claridad o que sonreían de tan pequeños por motivos desconocidos, pero Hisashi quería creer que era porque lo había reconocido.

— Quiero cargar a izuku, Hisashi. — Chilló Mitsuki como niña pequeña cuando Hisashi se sentó a un costado de la camilla en la que la peliverde se encontraba, para que ambos pudieran ver al niño que despertaba.

Por más que la mujer rubia chillara de fondo en reclamos, Hisashi se encontraba con los ojos borrosos queriendo romper en llanto nuevamente, porque lo único que pasaba por su mente era la confirmación de los hechos; él finalmente tenía a su hijo en brazos, realmente se había convertido en padre.

— Hisashi, querido. — Llamó Inko soltando una risita al ver a su esposo en un estado tan vulnerable. Este llevó su mirada desconcertada a su esposa transmitiendo un «¿Mmh?» que la mujer podía leer con claridad. — Mitsuki quiere cargar a izuku.

El hombre azabache accedió con pereza y se levanto con mucho cuidado para darle al tranquilo pequeñito ojiverde a la mujer rubia, quien con tenura cargo al bebé.

De esta manera mitsuki comenzó a decirle cosas lindas con voz infantil al bebé de los midoriya, pero no esperaba que el llanto de su propio hijo resonara en la pulcra habitación del hospital, como si estuviera enojado de que su madre tuviera en brazos a otro bebé.

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