Capítulo 2

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Así pasaron los meses hasta que llegó el momento de ir a buscar a su capitán, todos estaban emocionados tenían ganas de explicarle a su señor todo lo que habían descubierto, desgraciadamente aún no habían averiguado como rescatar a su pequeña, y la hermana de Mano de Hierro estaba cada vez más preocupada, sabía que no iban a llegar cuando se suponía y después deberían empezar a pensar como rescatarla, maldita sea, no iban a llegar hasta que esa pequeña cumpliese los 18, aunque tal vez la pequeña lograra escapar antes y llegar hasta a ella, ella ya tenía unos cuantos soldados que protegían su casa por orden del príncipe no querían arriesgarse a que le sucediese algo, últimamente los astros la habían avisado del peligro hacía ella, y así decidieron rescatarla.

Efectivamente ya habían pasado siete años cuando de repente los soldados oyeron un quejido muy cerca de la casa, uno de ellos no lo pensó y con espada en mano fue hacia el quejido haciendo una seña a sus compañeros de que estuviesen pendientes, cuando llegó lanzó un grito hacia la casa de la bruja. Ella salió como si el diablo la persiguiera y cuando la vio grito su nombre.

- Esther mi pequeña tranquila ya estas a salvo. Ernesto manda a alguien que avise al príncipe, dile que ella a aparecido, que se necesitan más soldados, la están siguiendo, tardarán dos horas en llegar más o menos ya que la pequeña les ha dado rastros falsos, Carlos ve a esperar al amigo de mi hermano y dile que necesitamos tantos hombres como nos puedan proporcionar que la pequeña Ángel a llegado hasta a mi pero que corremos peligro a menos que lleguen los soldados del príncipe.

- En seguida señora, Daniel ayuda a meter a la pobre muchacha dentro de la casa, los demás os quedáis conmigo, y por lo que más queráis estad atentos.

- Confíe en nosotros señor, cumpliremos perfectamente sus órdenes.

Al cabo de media hora ya había vuelto Carlos.

- Ha dicho que en veinte minutos estarán aquí por lo menos cincuenta hombres lo que corresponde a dos barcos que son los que están cerca.

- Perfecto esos hombres son crueles, más que nosotros, eso nos irá bien. Dos de nosotros nos quedaremos fuera y el resto estaremos en la casa, después a parte los que decidan los corsarios que deben estar fuera y dentro y después los que decida el príncipe.

Al cabo de una hora habían más de un centenar de hombres entre los de la casa y los de fuera. En ese momento salió la bruja de la habitación.

-Vosotros tres os quedaréis en la habitación conmigo y con la pequeña Ángel, el resto de vosotros aquí, y si me conseguís un arma para la pequeña perfecto me ha dicho que los dos últimos años después de torturarla la hacían pelear por que antes de que mataran a su padre le preguntaron como entrenaban los guerreros de las tierras altas y ella les contestó que el día que lo averiguaran sería el día de su muerte. Querían vengarse de sus palabras, pero sabéis que jamás la desarmaron ni la vencieron, el único modo de quitarle la espada era cuando perdía la consciencia.

-Esa es nuestra pequeña Ángel.

- La verdad es que sí, lo que me preocupa es que no veo ganas de vivir en su mirada, necesita aquí a mi hermano y a su amigo Pata Palo ellos sabrán hacerla volver, yo no tengo idea.

Mientras tanto en Escocia, estaban ya todos listos para partir, todos sabían lo que había visto el MacKeltar y querían llegar cuanto antes hasta la pequeña muchacha.

- Ya tengo ganas de llegar y rescatar y abrazar a mi nieta.

- Nosotros también padre.

-Lo sé hijo, y se que mis nietos también lo están deseando. Me pregunto si una vez que todo haya pasado nos permitirán traerla con nosotros para que la protejamos y la cuidemos como se merece esa guerrera.

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