El café sabe mejor frío

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Los postes de luz de las plazas comenzaban a encender, la gente caminaba con las manos en los bolsillos o juntándolas con alguien mas para no sentir el frío. Según el calendario de casa, es 11 de noviembre, el frío ya golpeo la ciudad y se nota por las graciosas y abultadas prendas que la gente lleva encima. Regresando con los postes, estos solo me indican que es tarde y debo prácticamente salir huyendo para llegar a casa antes de las 7, momento en el que el transporte publico se pone feo.

- ¡Como siempre corriendo, deberías fijarte en la hora en vez de salir corriendo como idiota!
- Eres una pinche exagerada Angela, Ely llega tarde siempre, sus papas deben estar acostumbrados. -Mariela, una mal hablada de primera.
- ¡Cuida como hablas! -Angela regañando a Mariela, es lo que cierra mi día. -¡Y tu! ve con
cuidado.

Aja, las tontas anteriores son Angelita y Marielita, mis mejores amigas. Yo soy Elenita, Ely o en su defecto, Elena. 
Estoy parada en la parada del camión, me siento ligeramente segura por que la estación se encuentra fuera de la plaza, así que siempre esta transitada. Como decía, soy Elena, tengo 15 años y...

- ¡Auch! No... puede ser ¡Que pe... perpleja me quede! -La ancianita del 1er asiento ya me miraba feo, no podría decir alguna grosería, me juzgaría.
- Ey niña, mas cuidado al subir. -Mi nombre es Elena, tengo 15 años y mido 1.73. -¡Avánzale!
- ¡Ash! Ya voy...

En situaciones así puedo escuchar a Angela regañándome y restregándome en la cara que "Esto no pasaría si utilizaras tus lentes y quitaras todo ese cabello de la cara..." pero los lentes arruinan mi estilo y el cabello en la cara es mi estilo.
Ahora si, soy Elena, tengo 15 años y mido 1.73. Mi cabello es todo un caso, no es ni lizo ni rizado, es la extraña y esponjosa mezcla de ambos así que no es raro que caiga sobre mi cara el 89... 99% de las veces .
Llego a casa después del atareado viaje en el camión y unos minutos de caminar unas cuadras. Abro la puerta con mis llaves y veo la hora en mi celular, las 6:58, si tengo suerte mi padre no ha llegado a casa y puedo pasar desapercibida para mi madre. 
Mi plan se ve frustrado por mi tía, que grita a todo pulmón cuando me ve entrar.

- ¡Pero si es Elenita! -Ay no, se acerca a toda velocidad, ¡dios sálvame y apiádate de mi alma! -¿Qué es esta hora de llegar señorita? 
- ¡Ya tía! ¿Qué no ve que tengo la mollera blandita y me la sume? -Odio cuando me hace "cerillito" en la cabeza, me quema.
- ¡No digas estupideces! ¿Dónde estabas? -Mi tía grita en vez de hablar..
- Deja a la niña tranquila, Marga. -La voz de mi salvadora, mi madre, una mujer bastante bella para ser vieja (si ves esto mamá, juro que la tía me obligo a ponerlo)
- ¡No me llames Marga! Mary, no es tan difícil.
- Pero si te llamas Margarita... -Murmure. ¡¿Otra vez cerillito?! ¡Quítenme a la vieja esta de encima! 
- La ultima en poder llamarme "Margarita" eres tu, niñita. -Mi tía, tan tierna...
- Dejen de pelear, le arrugas el uniforme a Elenita y tu en esta casa lo ultimo que haces es planchar. -Mi madre y la tía peleando, nada nuevo que ver aquí así que me voy a mi cuarto.
- ¿De que hablas, vieja? ¡Yo limpio mi cuarto! 
- ¡Meter la basura bajo la cama con la escoba no es limpiar!

La tía, una mujer de 34 que actúa como una adolescente de 19 que se rehúsa a crecer y mi mamá, una mujer de 46 que juega a ser adulta (pero que es igual de floja que su hermana). La tía vino a vivir a la casa cuando yo tenia 13, el esposo la dejo por una jovencilla de 21 y mis padres le ofrecieron vivir aquí en lo que conseguía un trabajo para rentar una casa y todas esas cosas que se hacen cuando vives solo, siento que la tía solo pone excusas para quedarse, ni que vivir solo fuera tan difícil...

Subí y fui a mi cuarto, tire mi mochila al lado de la puerta y mande a volar de dos patadas los zapatos de la escuela, uno golpeo la pared y cayó, el segundo golpeo la lampara, reboto en la cama y termino en el suelo... funciona para mi. Arroje las medias encima del canasto, la falda encima del tocador y la blusa también, mi suéter y abrigo terminaron en el suelo pero no importaban, esos no se arrugaban ¡Que liberador era, pero que frio hacía! me puse mi pijama y encima una cobija de Hello Kitty, no me juzguen, por dentro tiene borreguita.
Las 7:27, era hora y además escuche como la puerta se abría, ya era rutina bajar y saludar a mi padre que llegaba del trabajo, lo abrace y el a mi, no nos decimos mucho;

- Hola, papá.
- Hola, hija. -siento el tono burlón en la voz de mi papá.- ¿Cómo te fue hoy?
- Bien, nada nuevo. -nos sentamos en el comedor, mamá aparece con dos platos de sopa.
- ¿Qué tal el trabajo? -Pregunto mamá mientras nos daba cubiertos
- El caso no avanza nada y mis alumnos cada día están mas aburridos. -Mi papá, maestro de preparatoria en las mañanas, abogado en las tardes y por desgracia, no es super héroe en las noches -El caso es lo que mas me preocupa.
-Papá ¿Defiendes a los buenos o a los malos? -Desde un inicio me miro feo por hablar con la boca llena
- Elenita, no hay "buenos" o "malos" son solo personas con problemas, así sean buenos o malos, merecen un abogado. -Esa es la respuesta aburrida...
- Cuñado, buenas noches. -Mi tía se sienta en la mesa mientras ve su celular.
- Marga, buenas ¿Cómo va lo del trabajo? -La cara y desinterés de mi tía lo dice todo, así que papá no pregunta otra vez.

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2021 ⏰

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Mi vida es una comedia mal escritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora