1/1

77 7 2
                                    

-...y la última junta del año es el 30 de diciembre, lo sé, lo sé. No te gusta, pero no podemos aplazarla.

Tony escuchaba con cansancio a Pepper, dio un sorbo a su café y se inclinó hacía atrás en su silla, mirando hacia el techo.

-¿Cómo no me va a gustar trabajar mis supuestos días libres? La diversión nunca acaba.

Pepper rodó los ojos y se levantó elegantemente-Tu sarcasmo no me afecta, Stark. Ponte a trabajar, quiero esos papeles leídos, corregidos y en lo posible firmados antes del almuerzo.-Tony la vió salir mientras terminaba su café.

-Como usted diga jefa...-murmuró acomodando su computadora para ponerse a trabajar. Inevitablemente su vista se posó sobre el portaretratos en su escritorio y no pudo evitar su pesar.

Lo cierto era que estaba trabajando de más a conciencia, era la única manera de mantener su mente ocupada para no sentirse desolado. Y aún cuando Pepper hacía un buen trabajo distrayendolo, no siempre funcionaba. Sabia que era afortunado de ser exitoso en su trabajo, de tener amigos a los que podía llamar familia, a la propia Pepper que consideraba su hermana, pero no podía evitar la tristeza que lo embargaba cada vez que pensaba en él.

Ya pasaban cinco meses desde la última vez que lo había visto en persona, cinco meses desde su último beso, su último abrazo. Nunca habían estado tanto tiempo separados.

-Promete que vas a traer tu trasero sano y salvo, Steve. O te juro que te mataré-amenazó el menor con voz ahogada, siendo apretado en el abrazo del rubio.

-Como usted desee- contestó en una risa, balanceándose en el abrazo, el castaño se apartó un poco para mirarlo seriamente a los ojos.

-Prometelo-dijo está vez con los ojos aguados, una lágrima se le escapó y respiró entrecortado. Steve besó esa y las siguiente lágrimas que cayeron de sus ojos.

-Te lo prometo, mi amor.

Y permanecieron abrazados, hasta que su vuelo se anunció y Steve tuvo que irse.

Un puchero involuntario se formó en sus labios, maldición, él no era un hombre sentimental, pero realmente extrañaba mucho a su esposo. Más estando a tan pocos días navidad,viendo cómo todo mundo decoraba sus casas. Su suegra lo había hecho prometer que iria a festejar con ella.Él siquiera se había atrevido a sacar el árbol del garaje, no se sentía correcto decorar sin el rubio a su alrededor alegrando el ambiente, acusándolo de ser un Grinch. Después de todo solo festejaba navidad por él. Sonrío recordando que gracias a la bendita festividad, 7 años atrás habían empezado su relación.

-Tienes que estar bromeando- exclamó Steve, casi indignado.

Tony miró con una sonrisa al rubio que conoció meses atrás por su amigo Bucky, el mismo anfitrión de la fiesta de fin de año en la que se escontraba.

-¿Por qué estaría bromeando?- le dijo dando un trago a su cerveza.

-Porque es la mejor festividad del año ¿Tal vez?- el castaño se encogió de hombros- ya sabes, familia, amigos... Comer hasta explotar

-Normalmente asisto a fiestas de este estilo-comentó sencillamente Steve estaba apunto de abrir la boca, cuando el grito de Bucky lo detuvo

-¡Muérdago!

El menor apenas tuvo tiempo de mirar hacia arriba, antes de que Steve con una mano envuelta en su nuca, le diera un suave beso en los labios. A lo lejos se escuchaban los gritos y silbidos de sus amigos. Y un flash se hizo presente, inmortalizando aquel momento en una foto que aun conservaba.

CÁLIDO HOGAR- (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora