── Besitos ┃ Sungtaro - Shochan.

✧- ◦ ◦ ｄｏｓ.

El día comenzó de maravilla para el pequeño Sungchan, el rato mañanero en la escuela era agradable y él estaba muy emocionado porque era viernes, y los viernes significaban libertad por dos días y poder jugar con Shotaro en el mismo equipo. Las clases dentro del instituto habían finalizado y ahora el maestro Yoo les dirigía a la zona de deportes, el señor mayor amable supervisaba cada segundo la fila de alumnos de quinto grado para comprobar que ninguno faltase.

Sungchan caminaba alegre ocupando la posición final de la pequeña fila de niños debido a su estatura anormal para sus compañeritos bajitos, a su lado estaba un chico de bonito rostro que según él se llamaba Jungwoo, y aunque no estuviesen hablando Sungchan consideraba la voz del chico tranquila y agradable de oír, el chico bonito charlaba amenamente con una chica alta tanto como Sungchan y el menor simplemente escuchaba con una sonrisa lo que decían, aunque la sonrisa era porque ya estaban por llegar.

— Niños, dejen las mochilas en las bancas y vengan corriendo al centro del estadio, tenemos media hora para que el timbre suene. —El Señor gigante para los alumnos entona las palabras con emoción y sus piernas comienzan a trotar hasta el centro de la cancha.

Sungchan corre a dejar su mochila junto a su hyung Shotaro y ambos corren hasta donde el profesor se encuentra, sentándose con las piernas cruzadas mientras esperan a sus otros compañeros.

— Oh, hyung, Shotaro hyung. —El castañito sacude el antebrazo del japonés rubio intentando llamar su atención, nuevamente el chino de apariencia ositil estaba acaparando la atención de su amigo y hyung.

Sungchan estaba curioso por saber qué le había pasado al dedito meñique de Shotaro, porque el mayor traía una curita de doraemon rodeando su dedito, sin embargo, el japonés seguía sin prestarle atención. Sungchan hizo un pucherito y dejó de zarandear el brazo de su hyung.

El castañito no estaba molesto, nunca podría enojarse con su hyung preferido, pero que Sicheng le hubiese mirado con extrañeza le estaba haciendo enojar un poquito, por ende, sin desviar su mirada de los ojos negros de Sicheng, entrelazó su dedito meñique con el del mayor, sin llamar su atención debido a que Jung solía hacer eso en clases cuando ambos se sentaban juntos.

El profesor llamó nuevamente la atención de los niños que ya estaban reunidos en círculo rodeándolo y dio aplausos al aire para levantar a todos, iniciando con ligeros trotes lentos alrededor de la superficie rectangular de la cancha.

Sungchan ya estaba arrastrando los pies por el cansancio y sólo era un trote lento, igualmente de empezar por el medio acabó al final de la fila por su poca coordinación al trotar y respirar a la vez, llegando último hasta el profesor.

Hicieron calentamientos necesarios para preparar el cuerpo y finalmente, luego de tomar mucha agua, el profesor comentó que armaran grupos para jugar emocionando a los alumnos.

— Hey Sung, aquí estamos. —Llamó Yuta en lo alto, captando la atención del alto castaño.

Sungchan se aproximó al grupito de cuatro con una vaga sonrisa, él no hallaba a su hyung.— ¿Y Shotarito?, Johnny le ha comprado un dulce por haberle ayudado en matemáticas la otra vez. —El japonés alto agrega cuando Sungchan toma asiento en el banco agachándose para atar sus cordones.

— De seguro está en el baño, tranquilo Yu-hyung. —Taeyong comenta copiando la acción de Sungchan.

Un corto lapso de tiempo pasó antes de que todos dos equipos se aproximan al medio de la cancha acudiendo al llamado del profesor mayor, Sungchan y su equipo ya estaban a un lado frente al otro equipo pero el castaño seguía sin ver a su mayor, ni poniéndose de puntitas lograba ver la cabellera rubia tan reconocible del japonés.

No lo veía hasta que sintió una pequeña presión en su hombro, giró para ver a la persona y sonrió cuando vió a su mayor con las mejillitas ligeramente rosadas por la vergüenza, porque Sungchan sabía que si su hyung entrelazaba sus manitas en su espalda era porque estaba avergonzado.

— ¿Dónde estaba hyung?. —Cuestionó utilizando un tono suave, porque a Shotaro todos debían de hablarle con cariño.

— Estaba con Sicheng y Yeji. —Responde y Sungchan se contiene de ladear la cabeza por la confusión; Shotaro seguía avergonzado estando frente a Sungchan, ¡frente a Sungchan!, eso era extraño para el alto chico.

— Sungchannie, Yeji me ha invitado a formar parte de su equipo y Sicheng me dijo que ella era muy buena pero que nunca se atrevió a jugar con nosotros. —Explica jugando con sus dedos detrás de su cuerpo.

— ¿Y luego?, ¿Yeji va a jugar hoy?. —pregunta curioso y el rubio aprieta los labios cuando comprendió que su menor había entendido otra cosa.

— Sí, yo jugaré en su equipo Sungchan. —Explica con más brevedad y antes de que el alto pueda responder el profesor ya los separa con el sonido del silbato. Sungchan camina desconcertado pero igualmente se posiciona en su lugar mirando hacia el frente, teniendo que ver cómo su hyung también se ponía en su misma posición sólo que en el equipo contrario.

El juego empezó y el balón era lanzado de aquí para allá, Yuta y Yukhei eran los principales jugadores del equipo de Sungchan y del equipo de Shotaro eran Jaemin y Xiaojun; pareciera que Sungchan y su equipo tenían ventaja, pero cuando las manos pequeñas del japonés rubio tocaron el balón el juego dió un gran giro, aunque era de esperarse, Shotaro siempre hacía eso.

El contador del equipo contrario subía y subía todo el tiempo y Sungchan intentaba hacer algo para pararlo, sus manos votaban el balón con fuerza mientras sus pies corrían lo más rápido que su cuerpo podía a la canasta del equipo contrario.

— ¡Sungchan, Sungchan!. —Exclamó Yuta a un lado pero rápidamente fue rodeado por las defensas contrarias, Sungchan ignoró al chico porque pasarle el balón sería otro punto para el equipo de Shotaro, así de buenos eran.

Yeji corrió hasta él intentando sacarle el balón pero él, apresurado, ya había lanzado el balón, pero jamás notó que ya había pasado la zona de lanzamiento invadiendo la burbuja donde el tiro ya se consideraba nulo. Sungchan lanzó con tanta fuerza el balón que terminó rebotando y pegándole en el rostro como efecto, Sungchan cayó al suelo golpeando su suave traserito y en su rostro un color rojizo se apoderaba con rapidez, Sungchan estaba mareado y las voces gritando a su alrededor lo confundían más.

Finalmente, el profesor acudió a auxiliarlo, aunque sólo tenía un gran círculo en su frente, cargándolo hasta fuera de la cancha y dejándolo en las bancas con una botella de agua haciendo presión en su coronilla.

El partido siguió por unos minutos más donde el ruido retumbante de la pelota hacia de los ojitos de Sungchan apretarse con fuerza. El profesor terminó el partido con un silbato y anunció a los cuatro vientos que el equipo de Yeji se había lucido mucho, siendo la capitana la que más lo impresionó, y luego sólo era cuestión de escuchar como los alumnos felicitaban al equipo de Shotaro por la victoria, como cada viernes.

Todos los alumnos corrieron fuera del edificio incluyendo a Sungchan, aunque él sólo caminaba sumido a un aura triste. Sus amigos estaban en el estadio recibiendo los besitos de Shotaro en despedida y a causa de ello Sungchan arrastraba los pies en silencio, con los hombros caídos mientras escuchaba las risas de las chicas frente suya, Sungchan estaba triste y su solecito no había ido a sanar su herida, al menos, con un abrazo. Shotaro le había mentido diciéndole que estarían juntos en el mismo equipo, y ahora la consecuencia era que Sungchan sentía su corazón lagrimear con cada paso que él daba, aunque el coreano estaba exagerado, de igual forma la sonrisita que siempre tenía en los labios era inexistente.

Sus ojitos se apretaron cuando quiso llorar pero antes de ello prefirió correr hasta su autobús y derrumbarse en los asientos hecho una bolita acostada. No lloró allí pero cuando su papá le recibió con un abrazo al ver su frente rojiza dejó salir sus sollozos diciendo que extrañaba a Shotaro, su padre era consciente de quién era Shotaro y también de cuán sensible y dramático se ponía su hijo con él, por eso le decía que el mayor lo hacía sin querer, porque en realidad era así.

No merezco el amor que le dan a mis historias :(