Se despertó al sonar la alarma. Era un sonido normal, rutinario y conocido para un día normal, rutinario y conocido... salvo que este no era un día común. Se levantó acompañado del sonido del despertador y sin molestarse en apagarlo fue hasta el baño para empezar la mañana.
Ya bañado, arreglado y perfumado bajó para tomar su desayuno: una triste rebanada de pan con una triste mermelada encima, acompañado todo por el té de costumbre, en la taza de costumbre.
Salió al trabajo 45 minutos antes, como de costumbre. Tomó el mismo transporte que tomaba todos los días y se demoró 30 minutos en el camino... como todos los días. Fue a su oficina arrastrando los pies. Pareciera que todos los días eran iguales pero siempre había una sola diferencia: cada día era más pesado que el anterior, más aburrido, más monótono y más terrible. Se sentó en su escritorio y se decidió a empezar el ritual que hacía al llegar todos los días, desinfectar todo, tronarse los dedos y empezar a trabajar, pero cuando se disponía a pasar la toalla humedecida por el mesón, vio un extraño sobre encima, procedió entonces a abrirlo.
"Después de meses de conversación..." se saltó el primer párrafo, más que una lectura estaba escaneando la carta. "... lamentamos informarle su renuncia (...) muchas gracias por 45 años de servicio...". Con el sobre aún abierto en su mano, miró hacia al frente por un momento... procesando toda la información.
--Despedido...- susurró para sí mismo -Vaya...- una sonrisa gigante se asomó en su semblante. Saltando de su asiento tomó su maletín y corrió a la puerta, pero al abrirla se estrelló de lleno con su jefe.
-señor, ¿por qué tanto alboroto?- preguntó el jefe al ver al siempre tranquilo y lento señor, del cual no se acordaba el nombre, corriendo. "Seguro quiere pedirme explicaciones", ese pensamiento hizo que pusiera una mueca, era mucho más fácil dar todas las explicaciones a través de una carta y no tener que ver a aquellos viejos lastre que apenas podían mantenerse en pie, llorando por un trabajo que según ellos podían seguir haciendo.
-me voy- le contestó.
-¿así nada más?- preguntó extrañado el jefe.
-así nada más. Este podría convertirse en el mejor día de mi vida, y no pienso desperdiciarlo- dicho esto, salió a toda prisa del edificio y se prometió a sí mismo nunca más volver.
Este día no era para nada como los anteriores, y no por eso significaba que iba a ser un mal día a pesar de todo. Decidido empezó a caminar de forma enérgica (sin arrastrar los pies) por la ciudad, hoy haría todo lo que pospuso, hoy haría que valiera la pena ser el que está vivo, hoy viviría por primera vez después de tanto tiempo.
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Costumbre
Mystery / ThrillerUn dia las cosas cambiaron para no volver a ser como antes.