3. Anestesia.

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Narra Sun 

Para empezar con las investigaciones, Lucario y yo tuvimos que subirnos a una máquina que nos escanearía para encontrar datos como el tipo de sangre, la estructura de nuestro ADN, etcétera. Y sí, una de las razones por las cuales pasamos por ahí fue que no recordaba mi tipo de sangre. Seamos sinceros, ¿quién se acuerda de eso?

El caso, los primeros avances iban apareciendo y poco a poco nos acercábamos a lo que nos ayudaría a llegar hacia el resultado final. No conocía los detalles de la investigación, es decir, no sabía qué íbamos a conseguir exactamente. Sabía que nos haría más fuertes, pero no cómo. Estaba asustado por si nos hacían daño, pero debía aguantar. Juré ser fuerte.

Quien sí que tenía miedo era Handsome. Solo por su rostro al oír las explicaciones del profesor podía deducir dos cosas; que no entendía casi nada y que lo poco que entendía le atemorizaba. 

Igualmente, ¿qué perdía por intentar ser más fuerte? Nada. ¿Qué perdía por no intentarlo? Todo.

Domingo, 12:30 de la mañana

Mizuki: No, no se despierta...

Handsome: Intentad otra vez.

Guzmán: Dejadme a mi, empanados. Que no os enteráis.

Handsome: Te veo capaz de tirarte un pedo en su casa, así que la respuesta es no.

Sun: Uh...

Mizuki: ¿Está despierto?

Handsome: ¿Sun?

Sun: BuaaaAAAAAh. D-dónde estoy...

Guzmán: Dónde vas a estar. ¡En casa!

Sun: ¿Y el laboratorio? ¿A dónde se ha ido?

Sí, estaba un poco mal. Aún habiendo dormido muchas horas no pude recuperarme de los efectos secundarios del suero que me inyectaron el día anterior.

Handsome: Llevadlo al sofá. Le haré algo de desayunar.

Guzmán me cargó para llevarme al sofá. Quedé sentado aunque, honestamente, no sabía ni quién era en ese momento.

Sun: Aaaahhhhh... Traedme mi puto desayuno. ¡YA!

Guzmán: Relaja, cantinflas. Ya va.

Handsome me sirvió una taza de café como siempre desayunaba. Escupí inmediatamente después de sorber.

Sun: ¡Pero qué mierda es esta Handsome, está mas amargo que la ostia!

Handsome: Coño, no le he puesto leche.

Sun: Esperad aquí, ahora vengo. 

Fui a mi habitación y me vestí. Oí a los tres discutiendo.

Mizuki: ¿Pero cómo te olvidas de la leche? ¿No ves que está sensible?

Handsome: Un error lo puede tener cualquiera. Además, yo al menos le he hecho el desayuno. ¿Vosotros qué habéis hecho?

Guzmán: EEEEEEH, yo lo he llevado al sofá en brazos. Pesará ochenta quilos, el gordo de mierda.

Handsome: Pesa setenta y cuatro, lo comprobamos el otro día. Lo que pasa es que tú estás flojo.

Guzmán: ¿Pero qué dices, viejo casposo de mierda? ¿Tú has visto estos músculos?

Mientras discutían cogí mis cosas, abrí la puerta lentamente y me fui.

Handsome: ¿Cómo me has llamado? Tendré cuatro canas de nada, ¡pero tu pelo parece el de una vieja de ochenta años que se la pasa viendo las noticias en su casa!

Vencer al Pasado 2: El Deterioro del AuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora