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037. “Arrière-grand-père”.

 “Arrière-grand-père”

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—¿Por qué no vino Leah? —preguntó Charlotte a Sue mientras los meseros ponían los platos sobre la mesa.

Había decidido sentarse con ellos, pues sus padres debían estar en la mesa junto a su hermana.

—Amenazó con arrancarle la cabeza a la novia si la obligabamos a venir. —respondió la mujer, algo frustrada por la actitud de su hija.

—Sólo evitamos una catástrofe. —bromeó Billy, quien parecía demasiado feliz sin ningún motivo aparente.

—Bueno, en ese caso... —guardó silencio y volteó a ver a su novio con una expresión asombrada, misma que cambió en cuestión de segundos a una divertida.

El muchacho había comenzado a comer como si su vida dependiera de ello en cuanto le habían entregado su plato.

—En ese caso, me alegro de que mi hermana aún conserve todas sus extremidades. —prosiguió y tomó una servilleta. —Seth, espera un segundo.

Seth obedeció y la miró esperando a que hablara.
La rubia le sonrió y comenzó a limpiar los restos de comida de su rostro.
—Listo, come más lento o al menos intenta no manchar tu ropa. —le pidió en voz baja.

—Esta bien. —asintió cual niño pequeño.

Billy negó discretamente y se limitó a comer en silencio, al menos hasta que alguien tomó el micrófono y se aclaró la garganta.

—Disculpen, ¿me escuchan? ¿Hola? —Emmett dio dos pequeños golpes al micrófono y sonrió al escuchar silbidos. —Ah, quiero proponer un brindis, a mi nueva hermana. —alzó su copa y los invitados tomaron las suyas. —Bella, espero que hayas dormido bien estos dieciocho años, porque no dormirás por un rato.

Todos quedaron en un silencio incómodo, a excepción de Charlotte, quien soltó una carcajada sin poder evitarlo.

—¡Vean a mi pequeña! —habló el grandulon de repente, haciéndola guardar silencio. —¡Ven acá cariño, dile unas palabras a tu hermana!

La rubia negó frenéticamente y se sonrojó al notar la mirada de todos clavada sobre ella.
Emmett bajó del escenario y caminó hasta su mesa, la tomó de los hombros, la cargó mientras pataleaba y la dejó frente al micrófono.

Se aclaró la garganta y miró a su novio molesta al notar que este se burlaba de su situación.

—Eh, hola. —murmuró torpemente, causándole ternura a muchos, y recibiendo al igual que Emmett algunos silbidos de los invitados, logrado molestar al cachorro que tenía por novio. —Bueno, ¿que linda fiesta, no? Sinceramente no creí que este día llegaría tan pronto... O que siquiera sucedería. —se escucharon algunas risas, cosa que la motivó a seguir hablando. —Bella siempre fue de las que alejan a los chicos, aún si esto era involuntariamente. Cuando vivíamos en Phoenix, nuestro vecino Josh fue a buscarla a casa para pedirle una cita y en cuanto le abrió la puerta le estornudó en la cara... Lo sé, qué asco. Eso pasaba cada vez que un chico se le acercaba, ella siempre encontraba la manera de auyentarlos. Pero aquí estamos casi tres años después, Isabella Swan conoció al amor de su vida.
Un muchacho hecho a su medida.
Ambos son como un imán de problemas, son algo irritantes y te dan ganas de golpearlos tan frecuentemente que asusta, pero al final del día no puedes odiarlos. —miró los novios y les sonrió. —Gracias por quererme tanto y por dejarme ser parte de todo esto. —hizo énfasis en las últimas palabras, dándoles a entender a lo que se refería. —Las cosas no serán iguales ahora que están casados, necesitarán su propio espacio... Pero yo siempre estaré aquí, siempre estaré esperándolos.
Espero que sean muy felices.

Le Soleil Et La Lune《 Seth Clearwater》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora