Riesgos

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Intentó, de verdad intentó, prestar atención a la conversación de Miyeon y Minnie al otro lado de la casa rodante. Las jóvenes habían abierto una de las maletas de la diseñadora y actualmente sacaban varios atuendos extravagantes correctamente sellados, querían hacer una especie de fiesta en la cafetería atendida por Shuhua, a menos hasta que oscureciera e hiciera algo de frío como para encender una hoguera.

-Sigo sin entender cómo haremos una fiesta de seis- Soojin repitió por sexta vez desde que habían ingresado al hogar de Minnie, en sus manos sostenía un vestido sencillo pero bonito que Miyeon había seleccionado para ella. -Papá dijo que no hay problema pero... bueno, somos seis.

- ¿Qué importa el número?- replicó la muchacha de cabellos rosados- La pasaremos bien, hay una rocola y Harley sabe preparar tragos.

Al oír su falso nombre salió brevemente de su aturdimiento, llevaba bastante rato perdida en su cabeza y no captó el comentario por lo cual se limitó a asentir, esperando que no fuese algún tipo de pregunta que requiriera una respuesta elaborada. Como no hubo ninguna réplica y cada una siguió en lo suyo, volvió a lo que la atormentaba.

Shuhua estaba sentada al lado de Soojin, enseñándole un vestido rosado con estampados negros mientras hacía preguntas y pedía consejos. No parecía perturbada o preocupada por nada más y se preguntó si simplemente fingía ignorancia e indiferencia o sí, por el contrario, era una buena actriz y simplemente estaba esperando el momento perfecto para delatarla.

Luego de salir de la alberca habían decidido que era hora de tomar un baño rápido para poner en marcha los detalles de la improvisada fiesta, todas irían a sus cuartos y luego se reunirían en la casa rodante. Antes de hacer lo propio, Soyeon decidió que su maleta llena de dinero había pasado suficiente tiempo descuidada y que era momento de guardarla. La amable camarera la vio pelear con el peso de su equipaje y se acercó a ayudarla con tanta mala suerte que, al quitar el objeto de sus manos, apretó el pestillo y muchos de sus billetes salieron desperdigados por el aire.

Varias cosas pasaron por su cabeza, entre ellas pánico y tristeza, no quería tener que lidiar con encontrar una forma para que Shuhua guardara el secreto, más que nada porque sabía cuál era la única manera de garantizar que ella jamás abriera la boca... Una persona tan dulce no merecía pagar el precio de su libertad.

La niña no había hecho nada más que agacharse para comenzar a juntar el dinero, haciendo algún comentario sobre lo mucho que le gustaría poder reunir tanto como ella para viajar por el mundo. No preguntó cómo lo había conseguido, no la miró con curiosidad ni juzgó ese extraño comportamiento de cargar cientos de billetes pero ni una sola prenda de ropa, simplemente acomodó todo en su lugar y le preguntó cuál era su habitación para seguir ayudándola.

Soyeon apenas consiguió musitar el número antes de seguirla, perpleja e insegura sobre cómo proceder, fue entonces cuando notó a Yuqi mirando la escena desde la puerta de su cuarto, porque desde luego su mala suerte parecía no agotarse, y a diferencia de Shuhua ella no dudaría en hacer preguntas peligrosas.

Como si la hubiese invocado con su mente, la joven se sentó a su lado, dejando un short azul metalizado y un top de manga larga de varios colores sobre su regazo.

También dejó un billete.

-Lo encontré fuera, supuse que es tuyo- habló escueta.

-¿La maleta llena de dinero te hizo suponer eso?- no pudo evitar ser irónica, sabía que estaba en problemas.

-Sé que no debo entrometerme pero...

-Será mejor que no lo hagas, Yuqi- la cortó- Créeme, mientras menos sepas mejor. - Decidió pasar por alto su mirada decepcionada y en su lugar revisó las prendas que tenía entre manos.- No puedo usar estos- comentó señalando los shorts.

-¿Por qué no?- dudó en ser sincera. Acababa de decirle que estaba bien sin conocer detalles de su vida, confesarle que no hace mucho tiempo su jefe la había arrojado al suelo con tanta fuerza que sus rodillas quedaron negras no era buena idea.- Tienes más golpes, ¿Verdad?- Mierda. Una sonrisa tiró de sus labios bien formados, supuso que su cara de espanto la había provocado- Mi madre fue policía, sé prestar atención a los detalles- explicó pese a que no le había preguntado nada. Soyeon procesó la nueva información un poco reticente, no solo porque tener a una persona cercana a la justicia era riesgoso, sino porque también tenía el presentimiento de que Yuqi no estaba diciéndole toda la verdad. Dejó pasar unos momentos y finalmente suspiró, resignándose.

-Solo en las rodillas...- confirmó. De reojo vislumbró como su mirada vagaba por todas las mujeres del recinto, encontrándolas distraídas, antes de atreverse a poner una mano sobre la parte inferior de su pantalón rosa para arremangarlo. Su rostro se contrajo en una mueca de dolor, como si fuera ella quien tuviera que soportar las marcas. Había logrado cubrirlas con maquillaje durante todo su viaje pero el agua de la alberca lo quitó por completo y en su apuro por escapar no empacó su estuche de cosméticos ni se detuvo a comprar nuevos.

-Encontraremos una solución- le aseguró mientras volvía a acomodar su ropa.

-¿Por qué quieres ayudarme? - A ese punto estaba más que confundida por su accionar- Dices que tu madre es policía y que prestas atención a los detalles, a este punto deberías de saber que no guardo buenos secretos.

-Lo sé, pero sería cruel de mi parte juzgarte sin saberlo todo- Estiró su brazo para alcanzar el paquete que Miyeon le tendió de paso, mucho más pomposo y abultado que el resto- Hasta ahora sé que ocultas tu verdadero nombre, que estás golpeada, tu auto se averió y aunque el padre de Soojin ofreció a ir por él dijiste que no es necesario, oh y tienes quién sabe cuánto dinero en una maleta... Definitivamente estás huyendo para no ser encontrada, la cuestión aquí es porqué. - Su mirada se mantuvo fija en su rostro, como si estuviera intentando leerla- No pareces el tipo de chica que es una damisela en apuros pero... ¿Tienes un novio abusivo o algo así?- rio sin poder evitarlo, ya le gustaría ver a un hombre corriente intentando ponerle una mano encima.

-Algo así...- musitó casi sin hacer ningún tipo de ruido. La mano de Yuqi apresó sus dedos, a esa altura del día estaba un poco más acostumbrada al contacto físico, todas las chicas se habían pasado la tarde brindándole más afecto del que había recibido en los últimos diez años.

-No necesitas hacer esto sola...- habló- Podemos ayudarte, sé que no nos conocemos más allá de unas cuantas horas pero no es necesario para...

-No soy buena para ti, Yuqi- la interrumpió, desenredando sus manos en el proceso- No soy buena para ninguna de ustedes. Lo mejor que puede pasarles es que no vuelvan a verme después de este día.

Decidió ponerse de pie y marcharse, excusándose brevemente con las demás diciendo que iría a probarse la ropa, no había nada más que decir de todas formas y no deseaba ver una vez más la mirada de decepción que de seguro la indiscreta lugareña tenía en sus ojos. Esperaba que su afirmación fuese suficiente para alejarla.

Más tarde, cuando estaba intentando elucubrar otra excusa para justificar su ausencia en la fiesta y contemplando su cuerpo magullado en el espejo, escuchó un repiqueteo contra su puerta y lo atendió llena de cautela, cuidando que nadie viera la parte inferior de sus piernas. Allí no había nadie pero en el suelo reposaban dos rodilleras negras que irían perfectamente bien con su atuendo.

La única señal para saber quién las había dejado provino del sonido de la puerta contigua.

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Cap 5 arriba!

En breve sale el siguiente. 

No day but TodayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora