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Siempre estaba al pendiente de todos los movimientos a su alrededor, el instinto hablaba por sí solo, de modo que fue la única que notó salir a Soojin de la habitación de servicio con una pequeña sonrisa enigmática en sus labios. No tenía idea de qué podría haber hecho, pero supuso que lo sabrían más tarde.
Las chicas se habían esmerado en la decoración del lugar, parecía que acabaron por desempolvar todos los adornos de año nuevo e incluso aquellos destinados para cumpleaños, había guirnaldas brillantes por todas partes.
Mientras Shuhua llamaba sus padres para avisarles que pasaría la noche en casa de una amiga, Soojin acababa el decorado junto con Miyeon y Minnie la veía preparar tragos, no pudo evitar preguntarse en dónde estaría aquella muchacha de cabellos rojos que se había metido en su vida solo para darle dolores de cabeza y pensamientos confusos.
Se sentía un poco mal por cómo la había tratado y más después de que ella dejara esas rodilleras en la puerta de su habitación, creía que debía enmendar las cosas aunque eso la acercara nuevamente y la idea principal fuese todo lo contrario.
Intentando distraerse decidió seguir preparando los tragos para la fiesta y le tendió uno a Shuhua. Era adorable verla fingir cómo el alcohol comenzaba a hacerle efecto para acercarse con más libertad a Soojin, quién era por lejos tan fría como ella en su comportamiento. No había puesto ni una sola gota de vodka en su bebida, sintiéndose repentinamente protectora con ella, a sus ojos era como una niña.
Tenía mucha menos edad que la camarera cuando la obligaron a beber por primera vez. Al principio lo detestaba pero luego resultó ser su salvación y su medio de escape en las juergas de la mafia. Antes de ser la favorita de su jefe no contaba con protección alguna, por lo que sus compañeros podían tomarse tantas libertades como quisieran con ella mientras no la lastimaran y la dejaran en un estado en el que pudiera seguir siendo útil. El alcohol la atontaba y le impedía sentir todo lo que hacían.
Bueno, casi todo.
Tigress, su predecesora, se sintió bastante molesta cuando logró hacerse con su puesto, de hecho la odiaba por eso. De seguro andaba por su cuenta ahí afuera, buscándola para llevarle su cabeza en bandeja de plata al jefe y recuperar su lugar.
Recordaba bastante bien la primera vez en la que un sicario demasiado valiente- o demasiado tonto- decidió ponerle la mano encima luego de que la ascendieran, sus propios amigos se fueron sobre él sin dudarlo y acabaron por arrancarle un ojo. Se sintió poderosa y al mismo tiempo miserable, sabía que para conservar ese privilegio tendría que hacer cosas mucho peores que lo que había presenciado.
Y así fue.
Llevó la botella de vodka a sus labios y el líquido quemó su garganta, le serviría para apagar su cabeza por un momento.
Justo en ese instante la campanilla sobre la puerta vibró y pudo ver entrar a la última invitada de la fiesta. Yuqi se veía hermosa de una forma extravagante, tenía puesto un vestido lila que se ajustaba a su cuerpo con la ayuda de un cinturón brillante y luego se ampliaba en una cascada de gasa que terminaba arriba de sus rodillas; el atuendo era completado por un par de botinetas blancas ideales para la noche de diversión que tenían planeada. Sus ojos oscuros escanearon el lugar y finalmente se fijaron en ella con algo que solo pudo describir como alivio.
Soyeon suspiró, decidida a que una pequeña plática en suplencia de una disculpa que jamás sería capaz de dar no era tan mala idea. Tomó uno de los tragos que preparó previamente y se movió demostrando estar segura, aunque el hecho de que Yuqi caminara a su encuentro sin inmutarse no hacía más que ponerla nerviosa.
-¿Eso es para mí?- por supuesto que ella tenía que hablar primero, no parecía ser de las que mantuvieran la boca cerrada. Se encogió de hombros, una sonrisa bailó en sus labios antes de responder.
-Siempre que seas capaz de soportarlo- era claramente un reto. Ante eso, la muchacha se llevó el vaso a los labios, sin dejar de mirarla. Su ceño se frunció un poco tan pronto como el licor pasó por su garganta y Soyeon rio- ¿Demasiado para la princesa?
-No soy una princesa- le rebatió con la voz quebrada, intentando contener la tos.
-Ciertamente lo pareces con ese vestido- lo dijo sin pensarlo y tarde se percató de ello. Los grandes ojos de Yuqi brillaron con malicia.
-¿Eso fue una especie de halago? - No se había dado cuenta de lo cerca que estaban hasta el momento en que dio un paso atrás y su cuerpo menudo chocó contra la barra. - Suena como un halago.
Shuhua apareció siendo su salvación, abriéndose camino entre ellas para insertar una moneda en la rocola e iniciar una especie de danza compuesta mayormente por saltos. Miyeon no tardó en unirse, arrastrando a Minnie de la mano, quién a su vez tomó la de Soojin. La camarera volvió a ellas y enredó su brazo con el de Yuqi, intentando moverla.
-¿Qué hacen ahí paradas? ¡Acaba de comenzar la fiesta! - exclamó sólo para volver a desaparecer en medio de un borrón rosado, el color que predominaba en su vestido. Yuqi regresó su atención a ella y dejó el vaso en la barra antes de tenderle la mano. Soyeon la miró con duda, pero recordó que el propósito de ese día era disfrutar de su tambaleante libertad tanto como fuera posible.
Enlazó sus dedos con los suyos y las dos se unieron al resto, riendo sin control mientras bailaban.
Cuando creían que ya no podría ponerse mejor, Soojin caminó hacia la puerta de servicio, poniéndole fin a su enigma inicial en el instante en que una avalancha de espuma ingresó en el recinto. La única que no gritó con alegría fue Shuhua, quien desde luego tendría que limpiar ese desastre una vez que la celebración acabara, su humor cambió ante la promesa de ayuda por parte de la hija del hotelero.
Soyeon miró brevemente hacia la ventana, notando que el cielo ya se estaba coloreando de un naranja profuso gracias al ocaso y un sentimiento melancólico la invadió al saber que pronto tendría que comenzar a planear el siguiente paso de su huída.
-Hey...- Yuqi apareció junto a ella, obligándola a dejar de mirar la puesta de sol- Sea lo que sea, no pienses en ello ahora. - Le ofreció una sonrisa cansada.
-Quisiera, pero no puedo. Ni debo.- Murmuró. La lugareña rebuscó algo en su botineta que resultó ser una moneda, luego caminó hacia la rocola y la insertó para cambiar la música festiva por una más confortable e íntima. Quizá las demás ya habían notado que sus interacciones eran un poco... extrañas, porque Soojin y Minnie hicieron salir a Shuhua con la excusa de ver el horizonte y Miyeon no dudó en seguirlas sin decir una sola palabra a ellas dos.
Cuando el tintineo de la puerta anunció que estaban solas Yuqi volvió a buscarla, resbalándose un poco con la espuma en el proceso, e hizo que se levantara. Sus manos acabaron en la piel desnuda de su cintura y las suyas fueron por inercia a sus hombros, el acto las dejó más cerca de lo que jamás habían estado, si levantaba su rostro hacia el de ella estaba segura de que sus labios podrían rozarse. La joven la guió en una danza cautelosa, acariciando con cuidado su cadera, sus dedos se sentían resbalosos por las burbujas que las rodeaban.
-Te daría una moneda por tus pensamientos justo ahora- le susurró, como si alguien más fuera a escucharlas- Pero me temo que gasté la única que tenía en la rocola. - La risa nació de su pecho sin poder evitarla. Lo cierto es que no estaba pensando en nada en particular, su proximidad, el calor de su piel en los sitios donde tocaba la suya, hacían que cualquier idea fuese borrada instantáneamente.
Sin una mejor respuesta para ofrecerle, Soyeon se atrevió a elevar su rostro, corroborando que los bonitos labios de su acompañante estaban a solo un respiro de distancia.
Los ojos de Yuqi se clavaron en su boca como una amenaza tácita, pero fue ella quien cerró la diminuta brecha que las separaba.
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Recuerdo que este fue uno de mis capítulos favoritos a la hora de escribir, no le cambié casi nada porque estaba más que conforme con los resultados.
Hoy hay maratón, voy a subir dos más.
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No day but Today
RomanceJelly. Ese era el único nombre por el cual la habían conocido durante los últimos diez años, lo obtuvo luego de que la mafia asesinara a sus padres, seres honestos que no cedieron ante las presiones y decidieron evadir la supuesta protección que e...