- Y ese extraño roce pasó hace exactamente una semana. -Terminó de recordar y contarle a la contraria, sintiendo como sus mejillas se teñían de un suave carmesí.
- Vaya, sinceramente nunca había visto al Lord con tal actitud. -Acotó extrañada sin quitarle la vista al ventanal, el cuál estaba limpiando con algo de rudeza pues había una mancha de mugre que parecía no querer irse- ¿Qué cree usted que eso signifique?
- No lo sé, Señorita Sally... La verdad aún sigo confundida sobre lo que significó para mí, imagínese.
- ¿Huh? ¿Qué significó para tí? -Inquirió curiosa dirigiendo su vista de la molesta mancha a la rosada.
- B-Bueno, yo...-
- Ahem. -Interrumpió la más pálida- Disculpe la molestia, pero Vainilla me ordenó que la Señorita Amy tiene que ir a limpiar el establo.
- Pero estoy limpiando con la Señorita Sally el comedo-
- Yo reemplazo tu lugar si así lo desea, pero no podemos incumplir las reglas de Vainilla. Es la sirvienta mayor.
Amy soltó un suspiro resignada y dejó la escoba a un lado, a paso sigiloso y con equilibro para no pisar lo que ya estaba trapeado salió de la habitación.
- No se olvide de llevar un balde y una pala... Una pala grande. Los caballos últimamente tienen dolores en el estómago y, las... heces son bastantes.
Hizo una mueca asqueada al recibir tal información.
Y para colmo, a unos cuantos pasos de irse de la habitación pudo escuchar la risotada irritable de Rosy, lo cuál le dió rabia al darse cuenta que estaba disfrutando demasiado la tarea que a ella le había tocado hacer.
Mientras tomaba una gran pala de una repisa del almacén del granero, se preguntaba si de verdad Vainilla le habría encargado eso o solamente era otra de las tretas de su contraria.
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Cerró la canilla luego de lavarse las manos repetidas veces, y respiró profundamente, fuera de aquel maloliente granero.
Lo había limpiado de arriba a abajo y por un momento juraría que se le habían puesto los ojos llorosos y casi dió arcadas del asco que le produjo ese lugar.
Sintió caballos relinchar y el paso de los mismos trotando en dirección suya, así que giró lentamente su vista para ver de qué se trataba.
Se encontró con un caballo negro con un pelaje brilloso y sedoso, tanto que estaba segura de que si se comparaba sus púas mal enjabonadas no le daban ni batalla al aspecto de aquel fornido caballo.
Hablando de hermosos aspectos, el tan mencionado Lord era el jinete de aquel caballo.
«Tierra, tragame» pensó la rosada mientras se encogía de hombros y luchaba con todas sus fuerzas para no ruborizarse.
Ella desde aquel roce sintió que todo se volvió más incómodo, o al menos de su parte. Entonces estuvo evitando el contacto lo máximo posible de aquel hombre.
Aunque, no sabía el porqué. ¿Acaso era extraño sentir como las mejillas se le teñían de rojo con solo verlo acercarse?Siempre había escuchado que cuando te enamorabas de alguien, sentías una especie de cosquilleo en el estómago, o más vulgarmente conocido como "mariposas en el estómago".
Ni siquiera sabía que era el estómago, así que no tenía de qué preocuparse.
Tampoco sentía ningún tipo de cosquilleo, por lo tanto enamorada, no estaba.Un punto bueno a todo esto.
- Buenos días, Señorita Amy. -Saludó cordialmente y de un salto bajó del caballo- ¿Qué está haciendo usted aquí?
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El Lord ‹Sonamy›
Fanfiction"El castillo Hedgehog" - aquel viejo recinto tenía demasiados secretos, y el Lord que lo habitaba, aún más. ¿Por qué era tan misterioso? Quizás no debería entrometerse... era una simple ama de llaves más, pero la curiosidad poco a poco comenzaba a c...