Con él sí

Extra navideño: Época de ¿paz?

Navidad llego tan rápido como se apaga una computadora luego de dar el aviso de batería baja, en otras palabras muy rápido, los chicos decidieron pasar todos la festividad en la vivienda Potter a conveniencia del trió de amigos principal.

- Otra navidad juntos, hasta dude que alguna vez nos volviéramos a unir para navidad- le comento James a Remus y Sirius mientras jugaban cartas.

- Es porque ciertas personas estuvieron sin hablarse durante mucho tiempo- riño indirectamente el castaño a sus amigos- y luego cuando se hablaron uno de ellos se fue a Francia sin avisar- dijo mirando precisamente al ojiazul a su derecha.

- En mi defensa le dije a Lucius que me iba tras Sev, sabía que el te avisaría así que no me preocupe- se defendió el acusado.

- Claro ¿Por qué despedirte de tu amigo de la infancia cuando puedes mandarle en recado con su jefe?

- Se vale si tu amigo es amante de ese jefe- el ojiazul levanto las cejas con picardía haciendo sonrojar a Remus y reír a James.

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- ¿Y que tal todo?-le preguntó Lucius a su primo.

- Bien- respondió tan "comunicativo" como siempre el ojinegro.

- A mi también....

Ambos siguieron tomando su té en un cómodo silencio.

- ¿Y sigues leyendo?- rompió de nuevo el silencio el rubio.

- Si....

A su modo ambos primos tenían una agradable y "extensa" charla.

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- DAME ESO- gritaba molesto Harry intentando quitarle el plato de galletas a Draco.

- NO, EL TÍO REGULUS ME LAS DIO A MI- se defendió el niño.

Regulus veía la discusión intentando intervenir pero no sabía como.

- Chicos por favor pa...

- ESTA ES MI CASA A SI QUE SON MIS GALLETAS.

- REMUS FUE QUIEN LAS TRAJO A SI QUE TAMBIÉN TENGO DERECHO.

- REMUS NO ES TU PAPÁ, SOLO TE TRATA BIEN PORQUE LE GUSTA
LUCIUS- ataco Harry sin pensar.

Los ojos de Draco se pusieron vidriosos y estaba apunto de llorar, Regulus entonces uso su ultimo recurso.

- ABRAMOS LOS REGALOS- gritó entusiasta el ojiplata evitando que el pequeño rubio llorara.

Todos al oír la palabra "regalos" se acercaron para empezar a recibir los suyos.

Regulus le regalo a James una "linda" corbata, el ojiverde por su parte le regalo un par de guantes, Lucius a Remus le dio un reloj elegante pero algo soso, el castaño en devolución le dio una caja de pañuelos, se notaba que ninguno de ellos tenía ni la remota idea de que regalar para navidad.

Harry y Draco por su parte recibieron carros a control remoto y no protestaron, digo quien se queja de que le regalen un carro de control remoto de ultimo modelo.

Al final solo quedaban Sirius y Severus de intercambiar regalos y los cuatro adultos restantes esperaban ansiosos a ver que tan mal les había ido a ellos, para subirse el autoestima de sus patéticos regalos sin sentido y eso.

- Esto Sev...- el ojiazul finalmente le paso una caja decorada al pelinegro- espero que te guste.

Severus murmuro un gracias y abrió el regalo con lentitud para mayor estrés de los adultos presentes.

Dentro de la caja había una especie de cajita de madera circular, el ojinegro la abrió y al instante una linda melodía empezó a sonar, pero lo más hermoso de aquel objeto era lo que tenía adentro, en el centro de esta se apreciaba la miniatura de un árbol de flores blancas y una banquita de parque al pie de este.

- Sirius ¿Cómo?- el chico no lo podía creer.

- Admito que compre la cajita de música pero el diseño interno lo hice yo ¿Te gusta?- pregunto esperanzado el ojiazul.
Severus asintió afirmativamente con los ojos vidriosos.

Remus observo su reloj soso y miro a Lucius de forma acusadora, Regulus por su parte hizo lo mismo con James, si, por lo que restaba de esa navidad no se garantizaban besuqueos.

- Yo... esto... ten- hablo finalmente el ojinegro pasandole un sobre a Sirius.
El ojiazul lo miro con curiosidad antes de abrirlo, cuando lo hizo se llevo una gran sorpresa, dentro del sobre se encontró una foto que nunca espero volver a ver.

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Sirius caminaba tras Severus en las calles de aquel pequeño pueblo de Francia con gran aburrimiento, a pesar de ser el país más romántico del mundo en aquel pueblo donde vivía el ojinegro no habían atracciones turísticas ni nada por el estilo, estaba apunto de quejarse con el otro y pedirle que volvieran a casa cuando observo un puesto de fotografías que llamo su atención.

- Sev, mira allí- le dijo al menor.

- Fotografías... odio...- respondió el chico dejando bastante en claro que odiaba que le tomaran fotografías.

- Por favor Sev tomémonos una, nunca lo hemos hecho- rogó el ojiazul juntando sus manos en señal de suplica.

- No quiero...

- Por favor, quiero un recuerdo de nosotros juntos.

El ojinegro a duras penas al final acepto.

Se tomaron la foto y la llevaron a casa, al otro día desapareció, cuando Sirius pregunto por ella Severus le dijo que la había botado, el mayor se sintió algo triste pero nunca volvió a mencionar el tema.

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Sirius observaba la foto entre sus manos con devoción, en ella se podía observar a un sonrosado Severus de brazos cruzados siendo abrazado de la cintura por detrás por un sonriente Sirius.

- Nuestra primera foto, creí que la habías destrozado...- habló finalmente el arquitecto saliendo de su aturdimiento.

- La escondí porque es muy vergonzosa- confeso el ojinegro.

- ¿Y por qué me la das ahora?

- Porque te hace feliz- el chico beso la mejilla de Sirius y junto sus frentes con los ojos cerrados- gracias por cuidar de mi Sirius.

El mayor sonrió feliz.
James y Lucius por su parte devolvieron la mirada acusadora a sus respectivas parejas, era definitivo, ese día en ninguna de las viviendas de los allí presentes habría besuqueos o algo más.