Capítulo 23: Una casa carente de amor.

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Pov Olivia:

Estos 5 meses junto a Victoria viví todas esas primeras veces de las cuales la gente tanto habla, porque si, desde cierto punto de mi vida he sabido que las chicas me gustan, pero ella es la primera  de la cual me enamoré, y hoy la primera en romper mi corazón. No sé que pasó, no sé que me faltó para ser todo para ella, para que no terminará en brazos de otros, o mejor dicho en brazos de mi hermana, que es lo hace que me duela mucho más.

Mi hermana siendo consiente de que yo la quería, que la quiero. Porque a uno lo pueden romper en mil pedazos, pero lamentablemente no dejas de querer en el mismo momento que tú corazón se hace trizas.
Y duele, duele dar todo por alguien, para que te paguen de tal manera, para que pisotean tu corazón de tal modo.
Busco maneras de entender que hice mal, en que le fallé o que me faltó brindarle para no terminar de esta forma.

Lo cierto es que en este momento no  quería ver, ni hablar con nadie, apenas pude dormir anoche, aunque Julie insistió en quedarse le dije que no era necesario. Y a pesar que son amigas de Vicky, tienen empatía, saben reconocer cuando una de ellas se equivoca.

Dos golpes en mi puerta me sacaron del transe en el que estaba.

- Adelante.

Raquel asomó su rostro por la puerta y sólo eso faltó para que le gritara.

- ¡No tú no! No quiero ver a nadie y menos a ti.

- Liv necesito que me escuches. - rogó desde la puerta-.

- ¿Qué quieres que escuche? ¿Cómo te tiraste a la chica que quiero? No gracias, suficiente tengo con saberlo.

De todas maneras, pese a mi negación de que entrará, ella ya estaba dentro de mi habitación.

- Mira esto no lo hago por mi, lo hago por Victoria y por ti. Sólo escúchame. Sea lo que sea que pienses, ódiame a mi, no me hables a mi, Pero hoy déjame explicarte como fueron las cosas. Victoria  estaba bebiendo un trago donde la dejaste, y nadie sabía que yo iba a ir disfrazada de bruja también, por lo que ella se dejó llevar por el color de mis ojos. Tenemos los mismos color de ojos, Olivia. Yo llegué a besarla, a susurrar, en pocas palabras a tentarla. Y por no ser que está tan enganchada contigo se fijó en mis ojos y nada más. Créeme ella no tuvo la culpa, yo la enrede. Perdóname.

Sin más salió de la habitación. Mis sentimientos estaban más revoloteados que al principio y sólo sirvió para seguir llorando.

- ¡Olivia te buscan! - escucho a mi mamá gritar desde la planta baja-.

Sólo una persona podría estar buscándome un domingo a las nueve de la mañana.  Y estaba dispuesta a enfrentarla.

Me coloqué un buzo gigante que cubría más allá de mis minis short, retoque mi rostro y baje.  Ahí estaba ella en el sofá de mi casa, con una taza de café en la mano. Las ojeras que se dejaban ver desde su perfil daban a entender que no durmió nada y llevaba ropa deportiva, créanme que dudo que haya ido a correr. Victoria huye de toda actividad física.

Me siento junto a ella, manteniendo una cierta distancia entre ambas y Vicky mantiene su vista en punto fijo de la sala.

Hasta que decide romper el silencio.

- No rompes un vaso, le pides perdón y se vuelve a armar. Pero si ese vaso tiene sentimientos sabes que tus palabras valdrán mucho para él. Sin embargo no pretendo ganarme ese perdón con simples palabras que estarán demás. Porque ninguna palabra logra reconstruir un corazón roto, las acciones si lo hacen. Por eso estoy aquí, porque quiero ganarme tu perdón. Quizás no quieras escuchar un explicación de mi parte, tampoco te obligaré, al final no tiene justificación lo que hice y el daño hecho está.  - iba a seguir pero la interrumpo-.

Atrapados En Dramas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora