𝟶𝟶𝟷. ᴘʀᴏ́ʟᴏɢᴏ

1.4K 33 2
                                    


                           || ツ ||

A lo largo de toda mi vida siempre
han habido cambios, de amistades, escuelas y casas. El trabajo de Gabi
(mi mamá), es muy demandante y
a menudo la transfieren a distintos lugares; tanto fuera de la ciudad
cómo fuera del país. Es realmente jodido ya que, a mis diecisiete años, sólo he echo unos cuantos amigos
con los que hablo de vez en cuando.

En resumen, tengo una vida social
casi nula.

Aunque claro, hay cosas mucho
más alarmantes que mi poca vida
social; como por ejemplo, que éste
año será mi último año estudiando
en el instituto.

No es que me preocupe el echo de terminar la escuela, si no más bien
me preocupa lo que vendrá después; aún no tengo claro lo que quiero estudiar y eso me tiene demasiado nerviosa. Según papá me preocupo demasiado por todo, pero me resulta imposible no estresarme cada vez
que pienso en ello.

                        ________

Los constantes susurros entre mi compañera de banco y la chica de enfrente me están poniendo muy nerviosa, no han parado de hablar durante toda la puta hora de clase, ambas chicas ríen y yo las miro tratando de darles a entender que
me molesta lo que hacen. Pero por
el contrario, la chica que se sienta
a mi lado me une a la conversación.

– ¿Vos también vas?.– Me pregunta, creo recordar que su nombre es
Vanesa.

– ¿Ir a dónde?.– Pregunto de vuelta, tratando de salir pronto de aquella conversación.

– A la fiesta, todos los de último
año estarán ahí.– Me dice, al ver
mi rostro de confusión la chica de enfrente agrega.

– Es en casa de un chico llamado
Aaron, si querés te doy la dirección.

Me las quedo mirando sin saber
qué decir, no soy muy fan de las
fiestas; no he ido a muchas y a
las pocas que he asistido no me
la he pasado muy bien. Así que preferiría no ir.

– Creo que no iré, las fiestas no
son lo mío.– Digo, volviendo a
mirar al maestro.– Pero gracias.

– Si cambias de opinión esta es
la dirección.– La chica a mi lado
me da un papel. Lo abro y trae
el nombre de una calle y el
número de una casa.

Guardo el papel en el libro y mi
mirada regresa al pizarrón, que
cada vez está más saturado de información. Suelto un suspiro
e intento ignorar las voces de
ambas chicas, que en menos de
un minuto ya habían cambiado
de tema a uno mucho más aburrido
que esa fiesta.

Estában hablando de chicos.

425 palabras.

ᴘᴀᴘᴇʀ ʀɪɴɢs; ᴍᴀʀᴛᴜʟɪDonde viven las historias. Descúbrelo ahora