5. Capítulo Cinco

158 14 2
                                    

—¿Cómo hiciste eso? —Le preguntó Alicia sorprendida a Matt.

—Acacia no es tan inteligente después.de todo.

Todos lo mirábamos sorprendidos.

—Maq-24578970 dime donde esta el libro místico —Le ordenó Matt al robot.

—Señor es Maq-0027359250 y no puedo hacerlo —Dijo el robot.

—¿Por qué no puedes hacerlo Maq-36383790? —Preguntó Alex.

—Maq-0027359250, no puedo hacerlo porque Acacia me programó para eso.

—Maq-64736290, es tu rey quién te lo ordena —Dijo Matt.

—Maq-0027359250 señor. Y quisiera cumplir con su orden pero mi programación no me lo permite.

—Maq-2638... —Interrumpí a Matt.

—¿Por qué mejor no le decimos Maq? —Sugerí.

—Maq, esta bien, buscaremos nosotros el libro —Dijo Matt.

—Sólo le advierto que cuando lo tomé huya, no seré el mismo cuando lo vea con el libro —Advirtió el robot.

—Bien.

Buscamos el libro por todas partes sin tener éxito.

—Esto es una mierda, el libro no esta aquí —Dijo Alicia y se recostó de un estante, este se movió hacia atrás y una escalera surgió de debajo de nosotros.

Matt fue el primero en bajar y después bajaron los chicos, yo no bajé, estaba muy cansada así que me senté en un escritorio que había.

—Así que... ¿Eres un robot? -al parecer el aire de ese planeta me había llegado al cerebro y no me permitía pensar, ósea, él era un robot y yo le estaba preguntando eso.

—Afirmativo —Dijo.

—Y... ¿Cuanto tiempo llevas aquí?

—Diez años, dieciocho horas, veinte minutos y cinco segundos.

—Bien...

—Usted a desorbitado mis circuitos, no puedo procesar su información.

—¿Enserio?

—Sí

—Te hablaré de mi, mi nombre es Annabel Carrix, nací en Canadá, pero me fui a vivir a New York a los diez años más o menos, conocí a Matt y pues es mi novio y mejor amigo, amo el color rojo, y... La fresa es mi fruta favorita.

—Esa clase de información no es requerida.

—Sólo quería hablarte de mi, porque... Bueno, no puedes procesar mi información.

—No necesito su información.

—Amo a Matt, con todo mi corazón.

—Corazón, órgano que bombea la sangre.

—Sí, es cierto, el corazón bombea la sangre, pero nosotros los humanos le dimos un extraño sentido... Ahora decimos que es donde estan los sentimientos.

—¿Sentimientos?

—Sí, ya sabes, amor, odio... ¿No sabes lo que son los sentimientos?

—Buscando información...

—Déjame explicarte que son los sentimientos...

—Información no encontrada.

—Los sentimientos son... Eso, lo que sentimos... Lo que sentimos con la persona a la que amamos, o cuando vemos a quien odiamos... Son cosas que... La verdad no puedo explicarlo.

—Ann alejate de él —Escuché a Matt subir las extrañas escaleras.

—Es inofensivo... —Dije.

—Tengo el ya sabes.

—Oh.

Caminé hacia Matt hasta quedar a su lado, él tomó mi mano, y todos nos teletransportamos junto con Amelia, pero sólo nos teletransportamos hacia la puerta de la biblioteca.

—¿Qué pasa Amelia? —reguntó Alex— Teletransportanos más lejos.

—No puedo, mis poderes estan bloqueados.

—Pero miren quienes estan aquí —Dijo una voz femenina detrás de nosotros.

Todos volteamos para verla, su cabello era castaño y tenía algunos mechones rosado pálido del color de sus ojos, tenía puesto un vestido blanco largo y una capa rosada, unas zapatillas de tacón plateadas, y una corona dorada con pequeños diamantes.

—Acacia —Dijo Matt con enojo.

—Hermanito... Cambia esa cara, ¿No te alegra verme? —Dijo sonriendo hipócrita.

—Eres una maldita —Dijo Alicia— estúpida, te odio con todas mis fuerzas, quisiera matarte ahora mismo.

—Calmate perrita con rabia, no te dirijas así hacia tu reina.

—¿Reina tú?, Ja, ya quisieras —Dijo Amelia.

—Amelia... Querida, mírate, te dieron energía, ¿Quién fue?, ¿Matt?, porque sólo quedas tú de los de fuego, ¿O me equivoco?

—Te equivocas —Dijo Alex.

Los ojos y la boca de Acacia se abrieron formando una cara de asombro.

—No debiste decirlo querido... Eres lindo, me va a dar un poco de pena matarte —Dijo Acacia y de un momento a otro Alex estaba flotando en el aire.

—Acacia bajalo —Dijo Matt.

—¿Quién me lo dice?, ¿Tú?

—Sí, yo.

—No eres nadie.

Ahora Matt también flotaba en el aire.

—Ahora ustedes cuatro pequeñas perras vendrán conmigo, y denme el libro —Dijo Acacia.

—¿De qué libro hablas? —Preguntó Marcel.

—Del que vinieron a buscar.

Acacia le quitó el libro y empezó a caminar y no sé como ni por qué nosotras caminábamos detrás de ella.

Me sentía mareada, sabía que en cualquier momento me hiba a desmayar, lo sabía, llevaba mucho tiempo sin comer, no había podido comer bien, y además tenía mucho estrés con todo lo que me estaba pasando...

—¿Cuál de las cuatro esta embarazada? —Preguntó Acacia y yo me desmayé.

Poderes ElementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora