Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capitulo XIV: Déjame venerarte en mi cama

Más de un chico había estado enamorado de ella, o llegó a sentirse más que atraídos cuando jugaba con ellos, pero no recordaba a alguno tan tierno y dulce como el tejón, sino fuera por que comenzaba a acostumbrarse a besarlo, hubiera considerado no seguir con ello. Lynn le dijo sus condiciones, no era su responsabilidad si era herido cuando todo terminara, o por lo menos se convenció de ello al dejarlo besarla en su habitación.

Sonrió sobre sus labios al llevar sus manos a su cabello ondulado, y trazar sus labios con su lengua en búsqueda de permiso para entrar, y acariciar su lengua con la suya con suavidad, mientras las manos del chico se mantenían en la cama lejos de ella. Sin esperar a que tuviera la iniciativa, la azabache no tardó en acostarlo en contra del colchón para ponerse a gatas encima de él, dejando ver un poco más de sus piernas, al subírsele el vestido.

Queriendo apresurar un poco las cosas, llevó las manos a los tirantes de su única prenda para quitársela, pero antes de que pudiera bajarlos, el chico la detuvo tomándola de la cintura para darle la vuelta y él quedar encima de ella, intentando no aplastarla en el intento. Elynne quiso quejarse sin saber que quería Diggory, pero prefirió darle el control, ansiaba ver que se atrevía a hacer el dulce chico si le dejaba tener la iniciativa.

Mordió su labio inferior de manera leve provocando un gruñido de parte del tejón.

— Puedo llevar el control— susurró la chica sobre sus labios antes de él negar y llevar sus labios a su cuello para lamerlo de manera suave, evocando un gemido de parte de la chica y notar como sus manos comenzaban a tocar su cuerpo.

Comenzó por sus piernas, y siguió subiendo por sus muslos, hasta que solo la mitad del vestido llegaba a cubrirla, a la vez que sentía su palpitante erección contra su pierna, logrando excitarla al ansiar más de él. Sus labios comenzaron a descender desde su cuello hasta el inicio de sus senos, mientras lo miraba detenerse, como si estuviera pidiendo permiso, el cual le concedió al llevar sus manos de nuevo a sus tirantes y esta vez él permitir que los bajara dejando al descubierto su ropa interior superior.

No se preocupó por quitarla al besar uno de sus senos por encima de la tela, arrancando un gemido de frustración de parte de la bruja añorando que él continuara. Preocupada por su boca, fue sorprendida cuando en vez de seguir apartando la tela, sintió como comenzaba a acariciar sus pliegues por encima de sus bragas, logrando hacerla mojar aún más.