Resumen

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A veces, alguien nace con sus llamas de la última voluntad. Solo a veces, pero cuando pasa, se dice que sus llamas arderán fuertemente hasta el día de su muerte. Serán grandes potencias por sí mismos y prácticamente se podrán comer el mundo. Pero las llamas y su portador siguen siendo jóvenes cuando nacen, y necesitan tiempo para desarrollar su fuerza. Son tan frágiles de jóvenes que se pueden romper fácilmente, aunque no se dejarán sin luchar.

Esto es solo una leyenda que, como muchas otras, tiende a exagerar. Pero algo sigue siendo cierto: A veces alguien nace con llamas activas y no desaparecerán hasta el día de su muerte.

Una de esas veces ocurrió milenios después de la anterior persona en nacer así. Era un gran cielo que podría abarcar el mundo. Un cielo de día o de noche, pero que podría atraer personas de todos lados para crear una armonía inquebrantable. Pero era un cielo joven que se podía romper fácilmente. Una traición de un amigo de sus padres hizo que estos murieran. El asesino estaba dispuesto a arrollar con todo lo que se pusiera en su camino para matar al joven cielo. Le lanzó una muerte segura y el joven cielo se rompió. Pero no desaparecieron. Las llamas vencieron a la magia en ese momento. Estas hicieron que la magia rebotara hacia el que la lanzó, destrozando al asesino. Poder hacer algo así deja una marca, en su cuerpo y en sus mismas llamas. Estas no pudieron seguir siendo las mismas, pero cambiaron al romperse porque, como la leyenda dice, no desaparecerán hasta el día de su muerte.

Algunas historias cuentan que vivió una vida de aventuras por un camino luminoso. Otras dicen que era un héroe que fue desechado y traicionado cuando ya no era necesario. Otras narran su nueva identidad como un gran científico muy reconocido. Otras relatan cómo, al morir, la muerte le dio una segunda oportunidad a su maestro.

Todas ellas cuentan parte de su historia, y ahora él volverá a rehacerla. Verde, la reencarnación de da Vinci, uno de I Prescelti sette, el arcobaleno del rayo. Antes conocido como Harry James Potter, el chico que vivió, el elegido, el chico dorado de Gryffindor, el campeón del Torneo de los Tres Magos, el indeseable número uno, el hombre que conquistó, lord Potter-Black-Peverell-Slytherin-Gryffindor, el maestro de la muerte... Ha vuelto y esta vez se divertirá con aquellos del mundo mágico que le traicionaron.

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"Con todos mis experimentos, creía que moriría en uno de ellos. No me esperaba que esa famiglia nos matase a todos a base de números." Un peliverde se subió las gafas. "Qué curioso. La última vez que estuve aquí era la estación Kings Cross en Londres. Ahora parece la mansión de los arcobaleno, de antes de la maldición." Caminó por los blancos pasillos parándose en las puertas de colores. Eran las antiguas habitaciones de los arcobaleno y cada puerta estaba pintada del color de las llamas de cada uno.

"Hola, maestro. Hace mucho tiempo que no pasas por aquí, Harry James Potter." Harry se dio la vuelta al escuchar una voz profunda y vio a una figura encapuchada con un manto negro.

"Sabes que ya no me hago llamar así. Ahora es Verde mi nombre. ¿Y no es un poco cliché esta forma en la que te has manifestado?" Replicó Verde.

"Era para que no me confundieras con alguien la primera vez que me vieses. Pero puedo tomar cualquier forma viva o muerta. Incluso los no muertos están incluidos. De todas formas, te explicaré. Tu título, como puedes ver, no es broma ni un mito. Aunque las fechas están un poco mal. Hace mucho tiempo, existía otra raza más allá de los humanos. Creo que conoces a uno, se hace llamar ahora Checkerface o Kawahira. En ese tiempo, también existían los magos y las brujas y un montón más de seres mágicos. A pesar de las creencias, los magos y las brujas sois una raza completamente distinta a los humanos, aunque podéis procrear entre vosotros. Los que se hacen llamar sangre pura tienen razón en ser llamados así, pero no tiene nada que ver con que todos tus ancestros hasta tus abuelos sean mágicos. Los 'sangre pura' sois cada uno de los que tenéis magia. Los nacidos de muggles son descendientes de los squibs y tienen todo el derecho de ser de vuestra raza. Y los squibs y sus descendientes sin magia son humanos que llevan la posibilidad de descendencia mágica en su sangre, pero no llegan a ser otra raza distinta. Pero no confundas un ser con poca magia con un squib real. Tener poca magia puede ser causado por varias maneras, como relacionarse y procrear en un círculo muy cerrado. Por otra parte, los squibs reales solo tienen esa posibilidad de pasar la magia a sus descendientes sin ser ellos mismos mágicos. De hecho, vuestra raza se hacían llamar 'mágicos' en esos tiempos. Bueno, era en otro idioma, pero esa es la traducción más cercana que hay. El caso es que las reliquias de la muerte fueron dadas en ese lejano tiempo a la familia que ahora se conoce como Peverell. Y tú eres quien las reunió todas. Tampoco soy tu esclavo, pero tienes unos... privilegios. Para empezar, no me puedo llevar tu alma y, por tanto, no puedes morir. Así que o te quedas aquí por los pasillos de esta mansión por siempre, o eliges entrar en algunas de las puertas de colores. Cada vez que entres en una, vivirás una nueva vida con todos tus recueros intactos y si entras en la misma dos veces, no vivirás la misma vida. Sin embargo, te vengo a hacer un trato. Lo único que puedo hacer es papeleo y más papeleo. Y sí, es 'el papeleo de la muerte'. Y bueno, me aburro sin más. Así que lo que yo gano es un entretenimiento y, a cambio, te daré una oportunidad para rehacer tu vida si entras por tu puerta. Esta es una oportunidad única. Aparecerás en tu cuerpo de tres años como Harry James Potter. Por supuesto, tendrás acceso a tus memorias, llamas y magia. Estarán intactas, ya te digo. Si decides aceptar mi proposición, tus amiguitos arcobaleno irán contigo con las mismas condiciones. Claramente, no todos se despertarán a los tres porque a parecerán en el mismo momento que tú. Ah, y el título del maestro de la muerte toma efecto desde ahora, así que espera unos cuantos cambios. Y no, no te los voy a decir. ¿Dónde estaría la gracia en hacerlo? Por cierto, lo de ser 'inmortal' de tu amiguito Skull es bastante verdad. Uno de sus antepasados me hizo un favor matando por fin a un mortal que llevaba siglos intentando evadirme, ese antepasado no sabía que me hizo ese favor pero hasta la muerte paga sus deudas. Así que uno de sus descendientes sería como 'semi inmortal'. Básicamente, es muy difícil de matar. Estoy seguro que vistes su regeneración y descubriste que aparte de sus llamas, alguna magia ayudaba a que se curasen sus heridas. También tiene una suerte peculiar. Es del tipo 'las situaciones problemáticas me persiguen aunque de alguna manera salgo mayoritariamente bien y en los juegos de azar no hay quien me gane'. Oh, y tendréis una marca en uno de vuestros brazos que solo vosotros y el resto de los arcobaleno podréis ver. Brillará cuando estéis cerca de otro con la misma marca y el brillo tampoco lo podrá ver más gente. Ah, y esa Luce ni ninguno de los cielos de los arcobaleno regresará con sus recuerdos. No me caen bien. Son como Destino, que es una entidad inferior. Se cree que todo pasará solo de una manera, aunque muchas veces se pruebe lo contrario. Bueno, esa es tu elección." Miró expectante a Verde. Sin embargo, este no podía hablar porque sus labios estaban pegados. "Ah, sí. Se me olvidó que te hice callar para que no me interrumpieras. Mi culpa. Ahora me retiro. Elige sabiamente... o lo que te dé la gana. Por cierto, se me olvida también comentarte que las entidades inferiores no tendrán ningún poder sobre ti y el resto de entidades superiores te dejarán en paz. Eres la única fuente de entretenimiento que tengo y, por tanto, que tenemos. Adiós, maestro." ¿Tenía a lo mejor cambios repentinos de humor? Empezó con ser serio y en medio de la conversación se empezó  parecer a un niño pequeño.

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Lo estuvo pensando por unos días. La opción de rehacer su vida podría ser interesante y entretenido (y de paso hacerles la vida imposible a la sociedad británica mágica). Pero, ¿valdría realmente la pena? Es muy posible que el resto de arcobalenos se enfadasen con él y le causaran demasiados problemas. Es posible que sufran porque todo lo que han vivido con sus seres queridos fuera como si no hubiera pasado en realidad y decidieran tomar venganza contra él. Por otro lado, les podría encantar. Esa famiglia les había matado a todos y hasta él pensaba que era una manera muy cutre de morir. Solo pasó eso porque los números iban en su contra. Eran los más fuertes del mundo pero después de hacer un maratón de misiones juntos (Verde  no sabe bien cómo es que le consiguieron arrastrar a ese 'momento de vinculación de arcobalenos'), estaban muy cansados y con alguna herida(excepto Skull) y vencer a prácticamente varios ejércitos era una locura incluso para ellos. Así que una nueva vida para no morir por cometer un error tan tonto vendría bien. Ahora, ¿qué hacer?

Al final, las ventajas superaban bastante a los posibles problemas. Se paró en frente de su puerta, una de color verde, y suspiró. Cogió el pomo y entró sin dudarlo más.



-/Omake/-

"Por supuesto que no puede pasar de otra manera. Está todo ya escrito de cómo sucederán las cosas exactamente..." Se escuchaba hablar de fondo a una voz.

"¿Cuándo crees que se dará cuenta de que tu 'maestro' ha vuelto y demostrará que se equivoca otra vez?"

"Al menos unos años más, Tiempo. Cuando se pone así no hay quien lo saque de su monólogo. Mira, está a punto de entrar." Todos se giraron a ver una especie de pantalla transparente donde se veía a Verde. Cuando lo hicieron, el ruido de fondo se fue. "Gracias, Espacio. Al menos ya no está aquí para dar la lata. ¿Por qué seguirá intentando atraer nuestra atención si somos entidades superiores y no nos cae bien?"

"De nada. Y ni idea. Pásame esa comida mortal, Vida." Respondió Espacio.

"Toma. Y se llaman palomitas. No seas tan tsundere. Si te gustan tanto y sabes su nombre, utilízalo." Se quejó Vida.

"Sssshhhh. Está a punto de empezar y quiero ver tanto como pueda antes de ir a hacer más papeleo." Intervino Muerte. Todos se quedaron callados y empezaron a mirar la pantalla.





(1817 palabras)

Un científico en el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora