11 Llorando

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El resto del día asisto a clases y finjo frente a todos que sigo siendo la misma chica aplicada que participa en todas las clases. Realizo todos los trabajos y me concentro a medias en lo que estoy escribiendo.

Por algún motivo desconocido mi mano derecha parece desconectarse de mi cerebro y escribo cuatro letras al finalizar mi apunte, cuatro letras que me roban el aliento y me paslizan el corazón.

Kian.

Al ver su nombre escrito en cursiva pierdo la noción del espacio y tiempo, ya no escucho las voces de mis compañeros ni la explicación del profesor, me quedo en blanco. Siento una corriente magnética creciendo en mi interior, expandiéndose a cada partícula de mi cuerpo, apoderándose de mi mente y de mis pensamientos.

Parpadeo repetidas veces y rayo repetidas veces la hoja desquitando el coraje que siento hacia mí misma. ¿Por qué estoy pensando en él?, ¿Por qué no puedo pensar en otra cosa?, ¿Por qué he escrito Inconscientemente su nombre en mi cuaderno? 

Dejo el lapicero sobre el pupitre, me paso los dedos entre mis cabellos y cierro los ojos con fuerza sintiéndome más frustrada que nunca.

—Concéntrate, Eid —murmuro en voz baja al mismo tiempo que dejo caer las manos a mis costados e inclino la cabeza hacia enfrente hasta que mi frente roza con las hojas del cuaderno.

Suspiro profundamente, me muerdo el interior de la mejilla y suplico al cielo que para el final del día mi mente ya se haya olvidado de Kian y de su maldita sonrisa de suficiencia.

Si él me estuviera viendo en este momento se estaría burlando abiertamente de lo patética que me veo, yo le diría que me deje concentrarme y él me diría en un tono suave y cálido: «No puedes dejar de pensar en mí, pues te diré una cosa, yo tampoco puedo dejar de hacerlo».

Vuelvo a incorporarme, tomo el lapicero entre mis dedos, me acomodo los anteojos, fijo mi atención en el pizarrón y hago mi tercer intento de olvidarme por completo del chico que sin estar presente me causa un fastidioso dolor de cabeza.

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Ya es tarde, 9:30 PM. Estoy empezando a preocuparme ya que Lau aún no ha llegado, suele aparecer en la habitación a las seis o siete de la tarde.

Al escuchar que azotan la puerta me sobresalto. Salgo inmediatamente de mi cuarto y antes de que pueda decir nada escucho gritos en su habitación.

—¿Lau? —abro lentamente la puerta y la encuentro rompiendo una foto de ella con su antiguo novio—. ¿Te encuentras bien?

—¡¡Joder, es tan estúpido que me preguntes eso ahora!!

Observo el desastre en su habitación, hay muchas cosas rotas tiradas y esparcidas en el suelo.

🖤Locura Helada De Amor🖤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora