Malos Hábitos [Cedric Diggory/Lucius Malfoy]

Capítulo XXII: Me gustaría creer que es cierto.

Las brillantes estrellas, y la luna resplandeciente adornaban el cielo oscuro como si se tratara de un lienzo mágico que buscaba ser observado por todos, a pesar de que cada mago y bruja estaban más enfocados en conversar entre ellos que en notar la obra de arte encima de sus cabezas. Elynne era la excepción. Obligada a volver a salir, se mantuvo alejada de su familia e invitados, dedicándose a escuchar la melodía del piano que había sido encantado en medio del patio, a la vez que miraba el cielo nocturno, que tanto le recordaba a Hogwarts.

Intentaba imaginarse que estaría haciendo si se hubiera quedado en el colegio, en cómo en aquellos momentos estaría en los brazos de Diggory disfrutando su toque y compañía. O recordando la última fiesta en la que Draco la acompañó perdiéndose entre el laberinto de arbustos del patio con solo una botella de vino de elfos acompañándolos antes de volver al evento como si nada hubiera pasado.

El resto de la noche no se atrevió a volver a surcar palabras con su madre, tomando cada una su camino en el momento en que salieron de la mansión, sin la azabache poder perdonarla, o aceptar que la pelirroja no le pediría perdón por todo lo que había pasado en su corta vida. Aunque sabía que era algo que debía esperarse, en su familia, ella siempre era la que estaba equivocada, la que pensaba diferente, y el resto se encargaba de recordárselo cada vez que podía.

— Elynne— la saludaron sacándola de sus pensamientos, bajando su mirada del cielo hacía la pareja que se encontraba delante de ella, provocando que se levantara del banco en el que se encontraba sentada casi de un brinco—. Feliz cumpleaños— le felicitó la rubia antes de abrazar a la chica, y ella corresponderle el abrazo de manera inmediata.

— Cissy, casi daba por dado que no vendrías— la saludó con cariño al terminar el abrazo y notar que al contrario de las mayoría de veces, se encontraba acompañada de su esposo—. Señor Malfoy, buenas noches— le dedicó palabras de cortesía al imponente hombre rubio al lado de su amiga.

— Se nos cancelaron unos planes de último momento, y quería traerte mi regalo de manera personal— explicó Narcissa con una cálida sonrisa—. Mírate, estás hermosa esta noche, ¿Cierto, Lucius?

— Luce esplendida señorita Selwyn— afirmó observándola de pies a cabeza sin la chica poder ignorar la manera en que lo hacía. No de manera depravada como la mayoría de los amigos de su padre, o de sus hijos, sino como si estuviera viendo puro arte delante de él, necesitado de ser observado con detalle—. Feliz cumpleaños—la felicitó sacando una pequeña caja de su bolsillo y entregársela—. Es de parte de Draco.