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¡Hola! Rápidamente para aclarar varias cosas. Estuve saliendo de clases, me fui de viaje y sentí que escribía y no me salía como quería, así que esperé a sentirme más tranquila y empecé a escribir otra vez, a editar y ahora por fin a publicar este capítulo. Por eso la espera, que siento mucho que haya sido tanta. :(

Igualmente, creo que este capítulo lo vale. Me gustó mucho lo que pasó y lo que no saben que pasó (pero que puede que sepan después), me divertí escribiéndolo. Sería cool si comentaran lo que piensan y sus partes favoritas.

Tres noticias: gracias por las 8k leídas, estoy escribiendo otra historia (sin abandonar esta, claro) y amo a los chicos de la mansión.

Pueden preguntarme por Instagram (uss: anapaulaher) si tienen alguna duda, suelo estar activa por allá y por tiktok (uss: soyanapaulaa).

Sin más, a leer. <3

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Mañana empezaba la temporada de juegos y la universidad estaba susceptible a asistir a una fiesta como fuera. Se tomaban muy en serio los deportes, y como empezaba el período de ellos, era normal que todos se aparecieran por la mansión.

Asaf pertenecía al equipo de baseball. Y no sólo eso, sino que era el capitán.

De una u otra forma, tenía sentido que hiciera una fiesta de apertura. Y, casualmente, fue el mismo día de San Valentín.

Dos celebraciones en una.

Había querido empezar contándoles cómo eran estas fiestas en Atlanta, pero imaginé que ya lo sabrían de sobra. Ya habían visto varias con los chicos.

El alcohol, la música y los invitados nunca faltaban.

Y el drama solía ser el factor sorpresa.

En esta fraternidad, al menos, las reuniones eran todo un evento. No sé cómo se las ingeniaban para hacer tantas, pero supuse que terminaron acostumbrándose a ello.

Las cosas que pasaron esta noche, al igual que las noches de fiesta anteriores, merecían ser contadas. Y el momento en que Harry me suplantó en la entrada —porque yo no estaba haciendo un buen trabajo y él sabía cómo hacer pasar a la gente mucho más rápido— fue el mejor para iniciar.

Algo de experiencia de tantas fiestas debía tener.

En un santiamén, hizo que la casa estuviese llena. Y aunque parecía que no cabía nadie más, los invitados seguían entrando.

—¿Seguro que puedes con esto tú sólo? —cuestioné, captando su atención.

A decir verdad, Harry parecía poder con eso y más. No se le veía preocupado.

—He podido durante muchas fiestas —comentó, divertido y concentrado en su trabajo—, una más no me hará daño. Estaré bien.

—Pero...

—Igual estoy esperando por alguien, Paige —insistió, manteniendo su sonrisa.

Bien, lo captaba. Tenía todo bajo control. Si me quedaba, sólo sería una carga.

—Déjame saber si necesitas ayuda —aseguré, perdiéndome por ahí.

La siguiente hora la invertí en darme un resumen de lo que había pasado hasta los momentos.

Era imposible no notar que el equipo de decoración que los chicos contrató, hizo un trabajo impecable con la casa. Parecía arte surreal. Incluso había oído de Seth, llevando su delantal y haciendo señas a su personal desde la cocina —porque se encargarían de preparar la mayoría de aperitivos—, que la decoración era exacta a la del set de una de esas películas románticas que transmitían en la tele una y otra vez, de esas que todos conocían.

Asaf y la alerta auxilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora