NOCHEBUENA [[CLEXA/LXARKE

ESPECIAL DE NAVIDAD CLEXA

Lexa se tallo los ojos intentando quitarse la somnolencia. La rubia había prometido pasar la Nochebuena con ella, intercambiar regalos y ver las películas que se transmiten solo durante esta temporada. Eran casi las 11.30.

¿Dónde estás Clarke?

Se iba a perder todas las películas navideñas.

Sostuvo el regalo que había preparado más cerca de su pecho. Estaba envuelto en blanco y rojo, solo los colores para la ocasión, los colores que a Clarke le gustaba ver en un regalo de Navidad. Recordó hace ocho años, cuando empezaron a intercambiar regalos en esta época del año, Clarke se había quejado de que Lexa siempre usaba envolturas moradas para cada evento en el que había regalos, incluida Navidad.

'Sabes Lexa, el morado no es un color navideño' había dicho.

Lexa había argumentado que el morado era su color favorito y que se veía bien de en cualquier evento, pero la rubia insistió en que la castaña, envolviera sus regalos en colores relacionado con la Navidad para los años siguientes. Y así lo hizo.

Lexa estaba comenzando a cansarse de mirar la televisión, junto a un pequeño árbol artificial, vestido con luces parpadeantes continuamente y adornos relucientes.

Finalmente tomó la decisión y sacó su teléfono para hacer una llamada solo para asegurarse de que Clarke, realmente vendría. Estaba a un segundo de hacer clic en el botón de marcación cuando escuchó el sonido de un taxi que se acercaba y se detenía justo afuera.

Lexa escuchó la puerta del taxi abrirse y luego cerrarse de nuevo. Y antes de que se diera cuenta, se escuchó un clic y la perilla de la puerta se giró casi apresuradamente. Y allí estaba la chica que había estado esperando, cerrando torpemente la puerta y jadeando pesadamente, con una mano sosteniendo un pequeño bolso mientras los dedos de la otra, enganchaban un par de tacones altos.

―L-lo siento― se disculpó entre respiraciones cortadas. Sonrió en forma de disculpa, dejó su calzado en el suelo y comenzó a caminar hacia el sofá, donde descansaba la castaña.

―¿No querían dejarte ir?―

―Ya vez como son mis padres― Clarke respondió brevemente, tratando de recuperar el aliento. ―Intentaron entretenerme con comida, mis sobrinos, los regalos, el ponches, etc ―

Lexa no pudo evitar reírse de buena gana y Clarke, que aún jadeaba, estaba segura de que la castaña le robó aún más el aliento, con ese sonido tan distintivo en ella.

La rubia se subió al sofá y puso el cojín de seda sobre sus piernas. Se derrumbó a medias y dejó que su cabeza cayera hacia atrás. Su larga cabellera dorada, cayo más allá del respaldo del suave sofá.

Lexa notó el volumen envuelto cuidadosamente en papeles brillantes y cintas brillantes de su presente. Su sonrisa se convirtió en un puchero y gimió de decepción. ―Clarke, ¿Siquiera te acordaste de comprarme algo?―