Prólogo

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"Las reglas del mundo mitológico deben ser seguidas al pie de la letra, nadie debe romper esta única regla si es que queremos seguir viviendo en tranquilidad. 

Las especies no deben ser mezcladas, el motivo, nadie lo sabe, simplemente es bien dicho, desde que el mundo fue creado, que las razas no deben mezclarse, estamos previniendo un desastre que puede causar la muerte de la mayoría si no es que de todos los habitantes de este cosmos."

El anuncio semanal era escuchado en todo aquel planeta, debían recordar a cada especie lo que no tienen permitido hacer, este aviso dado por uno de los pocos hechiceros existentes debía ser dicho cada semana a la misma hora.

- Pasan los años y aun no entiendo porque esta regla está vigente, ¿Qué podría ocurrir si las especies son mezcladas? - Preguntó aquel aprendiz de mago mientras veía a su instructor cerrar aquel portavoz mágico que sonaba en todo el mundo haciéndolo desaparecer con sus viejas y arrugadas manos. -

- Mi querido Hoseok, pronto estarás preparado para saber el porqué de esta regla, pero debes esperar, recuerda que... - 

- Si si, la paciencia es la mejor virtud. - Resopló el joven hechicero a la vez que jugaba con una bola de cristal, la encargada de ver la vida de otras especies. -

- Bien dicho, no se te olvide que pronto serás otorgado a cuidar a una especie, estás por ser relevado de tu título como aprendiz, por lo cual deberás cuidar que por nada del mundo la especie que cuidas se mezcle con otra, ¿entendido? -

El menor asintió con la cabeza sintiéndose aburrido por todo lo que su vida le deparaba, al ser aprendiz no podía hacer mucho y cuando fuera relevado a hechicero debía cuidar de un par de especies como si fuesen unos niños, el solo quería salir y divertirse como todas aquellos seres que veía a través de su bola de cristal, quería ser libre, odiaba lo que le había tocado ser, todos tenían mejores responsabilidades, podían luchar y defender a los suyos, mientras el solo podía hacer hechizos aburridos, viéndolo desde su perspectiva, los cuales solo podría usarlos cuando fuera necesario y no por gusto. 
Lo peor de todo es que él era parte de una especie mortal, lo cual le hacía pensar que su vida estaba siendo una total pérdida de tiempo.

- Debo ir en busca de un cíclope, los de su clan no lo encuentra y lo necesitan para una pequeña guerra que se aproxima. - Habló aquel viejo lleno de canas a la vez que tomaba uno de sus muchos bastones.

Sin permitir que su aprendiz respondiera, desapareció de su vista sin dejar rastro alguno de que en algún momento estuviese ahí.

- Ojalá yo fuese un cíclope, podrán ser feos y de un solo ojo, pero tienen mucha fuerza y pueden manejar armas. -

El chico se puso de pie tomando uno de los muchos bastones de su maestro, lo acomodó en sus manos como si de una espada se tratase y se imaginó siendo uno de esos ciclopes, fantaseando con estar en una guerra, movía el bastón de un lado a otro fingiendo atacar a los enemigos.

Pero gracias a estos movimientos el joven terminó por tirar una estantería llena de viejos libros, salió de su imaginación gracias al estruendo ocasionado por su juego, rápidamente volteó a donde el ruido pertenecía, percatándose de aquellos objetos tirados, soltó un bufido y dejó el bastón en su lugar para poder dedicarse a limpiar su desastre.

Tomó libro por libro regresándolo a la estantería donde estaban con anterioridad. Pero como si fuese el destino, uno de estos viejos libros brilló ante la vista del aprendiz quien, matado por el aburrimiento y la curiosidad, lo tomó con sumo cuidado, leyendo la portada, donde marcaba el título en letras doradas.

- Alysha deidad suprema

Hobi apartó el libro colocándolo junto a su bola de cristal, volvió a recoger los libros restantes y al finalizar se dirigió donde había colocado el viejo objeto, lo tomó en manos y se sentó en el sillón de aquella habitación abriendo el libro con cuidado. 

Al abrir la primera página un montón de polvo se esparció por el lugar causando que el joven aprendiz tosiera un par de veces a la vez que sacudía su mano para alejarlo. 

Una vez que estaba normal miró la hoja, la cual, estaba en blanco, soltó un suspiro y cambió de página viendo que esta también estaba igual, sin nada escrito, confundido decidió mover hoja por hoja esperando leer algo, pero nada parecía estar escrito, estaba por cerrar el libro y regresarlo a su lugar cuando un par de letras brillaron en el centro de una de las páginas "Jung Hoseok" el joven sacudió su cabeza sintiéndose confundido ante esto, pero al volver a ver no había nada ahí. Volvió a cerrar el libro pasando delicadamente su mano por la portada, cerró los ojos un momento y al abrirlos estos brillaron de un color esmeralda bastante llamativo, volvió a abrir el libro y la primera página estaba con un título centrado. 

- ¿Qué ocurre si las especies se mezclan? - Leyó en voz alta

Sus ojos brillaron de emoción al haber leído esta pregunta, no sabía si era el destino, pero se encontraba feliz por haber descubierto este libro.

Un sonido llegó a sus oídos anunciando que su maestro estaba por llegar, así que rápidamente cerró el libro, lo levantó dejándolo flotar en el aire y con sus manos lo rodeó formando un círculo a su alrededor, este objeto desapareció ya que el aprendiz lo había guardado en su estante mágico, un espacio único que cada hechicero tenía y solo el dueño era capaz de ver lo que había dentro, sacar o meter objetos. Una vez que hizo esto se recostó en el sillón cerrando sus ojos para simular estar dormido.

El viejo maestro apareció un par de segundos después, estaba en busca de su aprendiz para contarle lo ocurrido en su travesía, pero lo primero que vio fue a este recostado en el sillón, a su vista parecía estar descansando por lo cual solo caminó a su habitación dejando al joven solo.

Seres mitológicos || Namjin +18 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora