❝El príncipe ya jamás estará solo, pues ahora, tiene a su cisne negro❞
Una noche al año, cuando el eclipse llega para cubrir la tierra, Jimin es libre de atravesar las rejas del Palacio y vagar por la naturaleza hasta el amanecer, momento en que deb...
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En una pequeña parte del mundo, en la cual aún hay coronas por encima de todos, existe una familia que encabeza la realeza. El linaje de los Park a pasado por decenas de generaciones sin haber perdido jamás el mando.
Su etérea apariencia, acompañada de su deslumbrante inteligencia, talento nato para liderar y humildad con sus pobladores los a mantenido en la cima de la pirámide, sin que nadie reclame el puesto.
En ésta familia se encuentra Jimin, el menor de tres príncipes y último candidato para llevar la corona. Sus hermanos, Taehyung —el mayor— y Yoongi —el de en medio— son los que ahora luchan día a día por ser el heredero del trono. Pues su padre dictó que sólo el más digno reinaría, sin importar quien de ellos fuera.
O bueno claro, omitiendo al más pequeño. Él, por ser el menor, y por ciertos rasgos que poseía, quedaba fuera de la contienda sin posibilidad de "ganarle" la corona a alguno de sus hermanos.
"Muy femenino", "Enano", "Carente de carácter varonil", eran sólo algunas de las cosas que las personas del Palacio comentaban a espaldas de Jimin, incluso había descarados que no ocultaban sus insultos hacia el príncipe. Entre ellos Yoongi.
— ¿Que haces? ¿De nuevo intentas aprender a usar la espada? — cuestionó burlón el pálido entrando al Salón de entrenamiento.
— Sí. — respondió serio sin voltear la vista.
— ¿Para qué? ¿Para cortar el pasto? — soltó una risa.
— No, para cortar tu estúpida cabeza. — lo miró de reojo.
— Si es que no se te cae el arma de tus manitas primero. — Jimin estuvo a punto de propinarle un golpe seco en el rostro, por suerte, apareció el mediador de todos sus conflictos.
— Les preguntaría si es que no pueden dejar de pelear, pero sería una pregunta idiota. — suspiró pesado Taehyung poniéndose entre ambos chicos.
— Él comienza siempre. — acusó el menor de cabellos negros.
— ¿Ves porque siempre lo molesto? Tae, mira lo infantil que es. — Jimin estaba casi rojo de coraje.
— Ya silencio, Yoongi tú regresa con papá, dijo que te necesita ahora. — el pálido bufó y salió del lugar — Y tú Jimin, deberías ir con mamá.
— ¿A cortar flores otra vez? Tae, es aburrido, quiero seguir practicando aquí. — formó un puchero inconsciente.
— Recoger gardenias es algo que sí puedes hacer, no como ésto. — le quitó la espada de la mano y se fue, dejando a un pequeño pelinegro hirviendo de ira.
¿Porque nadie, ni siquiera su hermano mayor, creía en sus habilidades? Claro, era de estatura baja y complexión delicada, pero sabía que si se esforzaba llegaría al mismo nivel que ellos.
