━𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕: Huyendo de la Policía Secreta

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CAPÍTULO IV
❛Huyendo de la Policía Secreta❜

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Sylvain masculló una maldición antes de coger su abrigo del perchero situado al lado de la entrada en el dique y ponérselo todo lo rápido que le fue posible

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Sylvain masculló una maldición antes de coger su abrigo del perchero situado al lado de la entrada en el dique y ponérselo todo lo rápido que le fue posible. Peter, Susan y Lucy imitaron su acción, y los cuatro, seguidos del señor Castor, abandonaron la casita, dejando allí a una preocupada señora Castor.

⠀⠀Lo primero que Sylvain apreció cuando estuvo en el exterior fue que había anochecido. La luna brillaba con fuerza y el cielo había adquirido un color oscuro, dejando de lado el celeste que había poseído hasta un rato atrás.

⠀⠀Lo segundo, que hacía mucho frío. Se notaba que con el paso del día a la noche, las temperaturas habían descendido en picado, y ahora el ambiente era mucho más gélido.

⠀⠀Sin embargo, ninguno tenía tiempo para preocuparse por ello, pues tenían asuntos mucho más importantes entre manos; como seguir el rastro de las huellas de Victoire y Edmund, que estaban empezando a desvanecerse en la nieve.

⠀⠀Peter era el más rápido de todos, y a su lado le acompañaba el castor, que podía desplazarse con mejor soltura que los humanos por el terreno nevado. Susan les seguía muy de cerca, y Lucy y Sylvain se iban quedando atrás, incapaces de seguir el ritmo a los mayores en la empinada cuesta y de correr más rápido, respectivamente.

⠀⠀Cuando llegaron a la cima, el rastro que su hermana y el menor de los varones Pevensie habían dejado a su paso había prácticamente desaparecido. Sylvain nunca había corrido tanto en su vida ―por eso odiaba tener gimnasia en el colegio― y los músculos de las piernas le quemaban como si estuvieran ardiendo de verdad.

⠀⠀Peter se detuvo abruptamente y Sylvain estuvo a punto de chocarse con la espalda del mayor, pero se detuvo antes de hacerlo y se quedó quieto a su derecha. El señor Castor y las hermanas Pevensie se situaron a la izquierda del rubio, y los cinco miraron en silencio hacia la dirección en la que sabían que sus hermanos se habían ido: hacia el Norte.

⠀⠀Hacia la fortaleza helada de la Bruja Blanca.

⠀⠀Incluso desde la lejanía, se podía sentir un aura espeluznante brotar de aquel lugar. Unas murallas de hielo rodeaban varias torres puntiagudas, también de hielo, y en ese momento la puerta que daba al interior de aquel terrorífico castillo se abrió, y vieron dos siluetas iluminadas por la luz que procedía del interior.

⠀⠀―¡Edmund! ―gritó Lucy llamando al mencionado.

⠀⠀―¡Shhh! ¡Que os van a oír! ―le chistó el castor, en susurros.

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