Noveno príncipe infernal
El clan principal de los demonios se encontraba juntos en el infierno, platicando o haciendo algunas cosas para matar el tiempo, al ser época de verano no tenían mucho que hacer, se la pasaban casi todo el tiempo habitando el averno, solían salir más en otoño e invierno ya que eran las épocas preferidas de Lucifer nadie sabía el porqué, solamente seguían sus órdenes.
Cada que los demonios salían a hacer de las suyas, llegaban a toparse con los vampiros, debido que ambos eran más nocturnas que diurnas.
Estas dos especies se odiaban a muerte desde tiempos inmemorables, no podían verse sin tener ganas de desgarrar al opuesto, venía de sangre y tiempos ancestrales.
El príncipe de las tinieblas se encontraba paseando por sus tierras disfrutando de hacer sufrir a algunas almas en pena que se encontraba en su reino, la desgracia era uno de sus platillos favoritos, por lo cual todos sus esbirros eran iguales, pero en una menor cantidad, por algo el era superior.
Iba caminando por su sendero favorito viendo la desgracia de algunas almas humanas que estaban cumpliendo sus condenas, cuando visualizó a uno de sus súbditos recostado sobre piedras hirvientes las cuales solo podrían ser utilizadas para el sufrimiento de las almas humanas, no para que los demonios disfrutaran. Molesto se puso de pie frente a aquel rebelde demonio, se cruzó de brazos y carraspeó la garganta esperando a que el demonio prestara atención a su señor.
Aquel demonio abrió los ojos al sentir una presencia frente a él, se levantó ligeramente y se percató de quien era el que se encontraba de pie, pero aun así no movió ni un solo músculo para demostrar respeto y sumisión, simplemente bostezó y estiró sus brazos a la par.
- ¿Qué haces holgazaneando? y peor aun utilizando los castigos de almas humanas, ¿acaso quieres conseguir una noche en tierra firme? - Habló aquel gran señor portando una voz bastante grave y digna del temor de cualquiera.
- Si me llevas a tierra firme no me causaría ningún problema, puedo encontrar alguna Ninfa o Gorgona por el camino, no sabes las ganas que tengo por complacer mis deseos sexuales - Respondió aquel demonio soltando seguido de sus palabras una suave risa.
- Eres el único demonio que piensa en el placer sexual, eso es solo de humanos. - Volvió a hablar el ángel caído viéndolo con odio, aborrecía a este demonio. - ¿Cuál es tu nombre? Te anotaré en la lista de los marcados. -
El oscuro ser que se encontraba recostado soltó una risa aún más fuerte que la pasada, apoyó sus brazos en las piedras hirvientes, ejerció fuerza y se puso de pie viendo a su mayor con una ceja levantada y una mirada retadora, algo que Lucifer odiaba con demasía.
- Asmodeo, nombre puesto por mis padres, pero prefiero que me llamen Namjoon -
- Asmodeo... - Susurró el príncipe de las tinieblas sintiendo como su cuerpo hormigueaba ligeramente, volvió a pronunciar aquel nombre, pero con la voz aún más alta viendo como detrás de su castillo unas altas llamas de color rojo vivo causaban un estruendo llamando la atención de todos los presentes a excepción de Namjoon. - Ya entiendo. - Volvió a mirar al demonio frente a el quien seguía retándolo con la mirada. - Eres el príncipe faltante, el noveno. - Comentó el mayor dibujando una gran sonrisa en su rostro, digna del temor de cualquiera.
Sin decir más tomó el brazo del adverso haciendo desaparecer ambos cuerpos siendo esfumados dejando un simple rastro de humo negro, solo bastaron un par de segundos para que ambos se encontraran en el trono de Lucifer.
- Siéntate. - Demandó con la voz aún más fuerte
- Patrañas. - Susurró el menor dándose la vuelta para irse, pero fue detenido nuevamente por el gran maestro, quien sin decir más lo empujó hacia su trono provocando que este se sentara de un solo golpe. - ¿Qué te ocurre? - Asmodeo se quejó de una intentando ponerse de pie, pero Lucifer fue más hábil provocando que cuatro serpientes fueran encargadas de atar sus manos y piernas al trono, inmovilizándolo casi por completo.
- Nono prínceps infernorum... Quod est officium tuum? - Pronunció el gran príncipe en latín ansiando por recibir una pronta respuesta la cual fue inmediata.
Una fuerte corriente de aire helado recorrió aquel lugar, llenando de escalofríos a cualquier demonio que se pasease cerca de ahí, ya que el infierno es un lugar ardiente en calor, donde el frio no era nada normal.
Las rojas llamas volvieron a aparecer rodeando esta vez a Asmodeo, quien se sentía confundido con todo lo que ocurría, jamás había visto algo así en los muchos años que había vivido, su cuerpo se estremeció al sentir como las tierras se sacudieron como si de un temblor se tratase.
Una voz aún más profunda que la del mismo Lucifer fue audible en todo el averno, provocando que cada inmortal y alma del lugar se sintiesen atemorizados.
- Asmodeus noveno príncipe infernal, demonio de la lujuria, encargado de gobernar Edom junto con Lilith, madre de los brujos. -
Lucifer levantó sus manos al aire volteando a ver hacia arriba, tomó aire y aquellos ojos color rojo usuales solamente en los nueve príncipes infernales, cambiaran de color, quedándose totalmente negros, un par de flamas aparecieron en sus manos regresando el calor a aquel lugar.
Las serpientes que inmovilizaban las manos y piernas del demonio se fueron de ahí, huyendo, Asmodeo iba a ponerse de pie dispuesto a alejarse de aquel lugar, todo el show que el príncipe de las tinieblas estaba ocasionado lo confundía bastante, pero justo cuando estaba por ponerse de pie sintió un fuerte golpe estampar en su pecho, su cuerpo se inmovilizó por si solo y un gran dolor comenzó a recorrer su cuerpo, desde donde había sentido aquel golpe. Un dolor indescriptible que podría matar a cualquier humano de tan solo llegar a sentir un poco de este, sentía como su cuerpo era quemado desde dentro.
Sus alaridos de dolor no tardaron en llegar, intentó aguantar, pero era demasiado que ni el mismo Lucifer podía soportar. Las llamas rojas aumentaron su tamaño elevándose a grandes alturas hasta que todas se unificaron en una estrella roja de nueve picos, la cual cayó a gran velocidad impactando en el cuerpo del demonio sentado en el trono.
Cuando esta estrella entró por completo en su cuerpo, desapareciendo de la vista de todos, los ojos de Asmodeo se cerraron y aquel dolor desapareció por completo dejando al demonio bastante débil, no tenía fuerzas ni para abrir los ojos, pero esto cambió cuando Lucifer salió de aquel trance, caminó un poco para acercarse al trono donde aquel demonio yacía sin fuerzas, le dedicó una gran sonrisa y con su mano hirviendo levantó la cabeza del adverso, bastaron solo un par de segundo para que sus ojos se abrieran demostrando su nuevo color rojo, digno de todos los príncipes infernales.
- Bienvenido al reino, Príncipe Asmodeo. - Pronunció Lucifer con voz ronca y profunda.
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Seres mitológicos || Namjin +18 (TERMINADA)
أدب الهواةEn un cosmos lleno de seres mitológicos, comisionados de hacer funcionar todo desde sus respectivos lugares con la única regla de no relacionarse con especies contrarias, yacen dos seres, Namjoon un demonio y Seokjin un vampiro. Ambos perteneciente...