Capitulo 2

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El elegido

Vampiros, ¿Qué se sabe de ellos?
Son especies bastante reservadas, muy pocos saben sobre ellos, los únicos que conocen a cerca de estos seres son los hechiceros, aquellos pocos hombres y mujeres que saben la totalidad de cada especie existente de aquel cosmos.

Los vampiros son seres que se alimentan a base de sangre, preferentemente humana, pero a causa de que los portales para viajar a aquellas dimensiones donde los humanos habitan, se cerraron hace bastantes años, solo pueden alimentarse de sangre animal para no extinguirse. Son nocturnos ya que la luz del sol les causa graves quemaduras en su pálida y delicada piel.

La sangre de vampiro es de las sangres más sagradas, seguida de la demoniaca y de las ninfas, difíciles de conseguir, pero perfectas para elaborar cualquier hechizo mágico o dar energía suficiente al que las beba.

El jefe de estos seres es el Conde Drácula, un hombre con fuerza inhumana, sediento de sangre y venganza. Mantiene un odio inédito hacia Lucifer, ya que fue causante de la muerte de su esposa hace millones de años, cuando la deidad Aleysha seguía con vida, solo ellos son los conocedores del porqué del odio entre estas dos especies.

Causaron una guerra bastante fuerte la cual fue la causante de que los portales fuesen cerrados, gracias a este problema la diosa Aleysha fue quien decidió que las especies nunca deben ser mezcladas, ya que la sed de poder viene por naturaleza, causando guerras incontrolables y muertes de seres inocentes que solo buscan vivir su vida. 

El Conde Drácula era un hombre alto, apuesto y con un cuerpo envidiable por cualquier ser vivo, su piel era pálida como un abedul y sus ojos eran de color café oscuro con una aureola azul que rodeaba el iris. Portaba siempre un traje negro bastante elegante al igual que su postura, amaba demostrar superioridad y elegancia, es un ser bastante ególatra y vanidoso. 

Este vampiro era considerado el rey de su especie, tenía sus súbditos y amantes, todos idolatraban a este rey a causa de todo lo que había hecho para mantener a sus semejantes a salvo siempre que lo fuera necesitado, a parte de la gran hermosura de su ser, él arriesgaba su vida para salvar a los demás, sabía ser un buen líder. 

Antes de que su esposa fuera asesinada, procrearon un hijo, el joven Seokjin, un vampiro esbelto y poseyente de una hermosura tan grande como la de su padre, era de ojos azul zafiro, tan brillantes como la estrella Alioth, era amante de la naturaleza y le costaba alimentarse de los animales, cosa que provocó que su padre tuviera una reserva de sangre humana y animal para su hijo, la última reserva que contenía sangre humana, nadie sabía al respecto, era un secreto que solo estos dos vampiros sabían. 

Pero Seokjin no era el único hijo que el conde Drácula poseía, tenía cientos, al ser un hombre tan codiciado y deseado por las hembras de su especie, sus hijos vivían en muchos lados, tantos que no conocía a todos, pero esto no perjudicaba a las madres, ellas eran felices con saber que el rey les había dado un hijo, y sus oriundos no pedían la atención de su padre, de hecho, presumían ser sus retoños. 

- Padre, tengo hambre, ¿podría ir a la reserva para tomar una bolsa de sangre? - Preguntó el príncipe quien acababa de entrar a la habitación de su padre.

- Seokjin, sabes que no puedes entrar ahí, te traeré la bolsa qué pides, pero será sangre animal, la humana debemos cuidarla y usarla solo para emergencias, ya lo sabes bien. - Respondió el conde poniéndose de pie de su sarcófago, seguido salió de aquel lugar, dejando a su hijo solo.

El vampiro se acercó al ataúd de su padre sentándose en el borde de piedra que lo sostenía, se sentía aburrido, hace rato no salía, quería volver a ir a aquel bosque, era el único lugar donde se sentía a salvo y cómodo. 

Un extraño sonido se escuchó detrás de él provocando que volteara a ver de dónde provenía, se percató de una pequeña luz que había en el féretro de su padre. El conde siempre le había dicho que no se acercara mucho a su ataúd, nunca le explicaba el porqué, pero la curiosidad lo consumió, se puso de pie y subió los escalones de la base de piedra, tomó aire y se asomó al interior del sarcófago. 

La luz venía de una esquina, como si hubiera algo al fondo. el joven vampiro estiró su mano y golpeó el fondo del féretro escuchando que se había formado un sonido hueco.

- ¿Qué habrá detrás? - Susurró para sí mismo rascando su cabeza.

Acarició el fondo mientras iba recorriendo su mano hasta llegar al espacio de donde la luz salía, rascó la esquina un poco con su larga uña, pero al hacerlo el resplandor salió de sobremanera, como si de una explosión se tratase, Seokjin fue lanzado por una fuerza desconocida, siendo golpeado contra la pared del otro extremo.

- Eres el elegido. - Una voz profunda y ronca se escuchó desde aquel ataúd, al instante la luz se dispersó, desapareciendo sin dejar rastro alguno.

El chico confundido se puso de pie y caminó nuevamente, un poco adolorido hacia el sarcófago de su padre, pero cuando subió el primer escalón el Conde ya había vuelto con la bolsa de sangre.

- ¿Qué te he dicho de no ver mi féretro? - Preguntó el padre acercándose a su hijo, lo tomó del hombro y lo separó un poco de aquella base de piedra. - Por favor, ve a tu habitación y aliméntate, no quiero que vuelvas a acercarte, ¿entendido? -

El chico agarró con cuidado la bolsa de sangre e hizo una reverencia en forma de disculpa hacia su padre, no mencionó nada de lo ocurrido y simplemente dio media vuelta saliendo de aquel lugar. La curiosidad había aumentado en su ser, quería saber que había sido lo que ocurrió ahí dentro, ¿porque él era el elegido y de que era el elegido?

Su cuerpo tembló horrorizado al imaginar cientos de cosas, pero ninguna realmente se acoplaba a lo que el destino le tenía preparado.

Seres mitológicos || Namjin +18 (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora