StingLu | Chaqueta

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« 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐄𝐓 »

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Los alumnos pertenecientes al instituto de Fairy Tail realizaban un duelo de miradas contra sus adversarios; Sabertooth, prestigioso centro que contaba con un alto nivel. Los miembros de los equipos masculinos de baloncesto de ambas instituciones dieron un paso al frente. Sus respectivos capitanes, Natsu Dragneel y Sting Eucliffe, estrecharon sus manos con fiereza, aumentando el agarre por momentos.

La árbitra intercambió una mirada con su compañero y exhaló con pesadez. Las Olimpiadas Escolares tenían lugar cada año y, en estas, los equipos deportivos de los diversos centros de Fiore se enfrentaban entre sí. Como ya era costumbre, Fairy Tail y Sabertooth llegaron a la final, aunque su rivalidad conseguía poner en tensión a los encargados de supervisar la competición.

—¡Chicos, empezaremos en 15 minutos! —avisó la fémina que se encontraba en el centro del campo, elevando ambas extremidades superiores al cielo.

Sting Eucliffe curvó sus labios en una sonrisa y puso rumbo al banquillo de Fairy Tail, lugar en el que se encontraba su pareja; Lucy Heartfilia. ¿Cómo comenzaron a salir? En un principio, al joven no le agradaba la chica, pues apoyaba a sus rivales y, para rematar, ¡era la mánager del equipo! Sin embargo, fue inevitable que acabara enamorándose de ella.

—Rubia —canturreó con gracia mientras la estrechaba entre sus brazos, depositando un tierno beso sobre sus rosados labios segundos después.

Lucy rió con fuerza y correspondió el beso, intensificándolo con levedad al pasar sus brazos por el cuello de Eucliffe para acariciar la nuca de este con delicadeza. Tras esto, se mantuvieron abrazados y mirándose fijamente a los ojos, embelesados.

—Te he echado de menos —reconoció Heartfilia mientras realizaba un pequeño puchero—. Una semana sin verte es demasiado —suspiró tras decir aquello; Gildarts, el entrenador del equipo, aumentó las horas de entrenamiento para derrotar a Sabertooth, quitándole el tiempo libre que utilizaba para ver a sus amigas y a su novio.

Bajo la atenta mirada de los jugadores de Fairy Tail, Eucliffe llevó sus labios a la frente de la fémina antes de volver a abrazarla con fuerza, apoyando su mentón sobre la cabeza de esta. Aprovechó esta posición para elevar el dedo corazón de su zurda en dirección a los jóvenes, burlón.

—¡Fuera de aquí! —el capitán se posicionó junto a la pareja con evidente rabia.

—Necesitamos a nuestra mánager —Gray Fullbuster se puso junto al de rosada cabellera, cruzando los brazos a la altura del pecho.

Un tanto resignada, Lucy rompió el abrazo con toda la lentitud y delicadeza de la que disponía en aquel momento, aunque mantuvo una de sus manos entrelazada con la de su enamorado. Paseó la mirada reiteradas veces por los rostros de sus compañeros mientras esbozaba una pequeña sonrisa.

—Dos cosas —guardó silencio varios segundos antes de volver a hablar—: primero, Gray, ponte la camiseta —el nombrado se miró a sí mismo y dio un respingo, ¿EN QUÉ MOMENTO...? Natsu, divertido, le tendió la prenda de vestir—; segundo, ¡vamos a ganar este partido!

Ante lo dicho por la rubia, los muchachos corrieron hacia el resto de jugadores, impacientes por comenzar a jugar. Gajeel Redfox y Elfman Strauss vociferaron con potencia y le realizaron un gesto a su mánager para que se acercara a ellos. La mánager contempló su reloj de muñeca; 5 minutos para el comienzo del partido. Ladeó su rostro para contemplar a su pareja, que mantenía una expresión burlona.

—¿Ganar? —arqueó la espalda con suavidad para colocarse a la altura de ella, emitiendo una carcajada—. Lo siento, rubia. Pero Sabertooth ganará —comentó con socarronería, robándole un breve beso a la contraria.

—Sting —arrugó el ceño con levedad, simulando haberse ofendido—. Vamos a ganar —repitió con seguridad a la par que dejaba reposar su frente sobre la ajena—. Hasta entonces, ve olvidándote de mis besos —el chico realizó una mueca de asombro exagerada y se separó de golpe, llevándose las manos a la cabeza.

—¡Eres un monstruo! —aquel grito llamó la atención de los espectadores y reporteros de los periódicos escolares, los cuales comenzaron a sacarle múltiples fotografías a la pareja—. Ya que no te puedo besar... —dio un paso al frente y se despojó de su amplia chaqueta, colocándola sobre los hombros de la fémina.

Las mejillas de Lucy adquirieron un suave tono carmesí. Lejos de deshacerse de aquella cálida prenda, la envolvió alrededor de su cuerpo y entrecerró los párpados, disfrutando de su agradable tacto.

—Te queda bien, aunque no mejor que a mí —llevó su zurda a la mejilla de Heartfilia y la sobó con mimo, contemplándola con una mezcla de diversión y afecto—. Cuando tus amiguitos pierdan, puedes llorar en mis brazos, mi amor. Mientras tanto, espero que cuides de mi chaqueta —giró sobre sus talones y caminó hasta el centro del campo, lugar en el que se encontraban los miembros de su equipo. Desde allí, le guiñó uno de sus ojos antes de colocarse en su respectiva posición.

La intensidad del partido retumbaba por el edificio, al igual que los gritos de ánimo de los estudiantes. En los últimos segundos, Redfox realizó una falta y le dieron dos tiros libres a Sabertooth. Eucliffe encestó ambos fácilmente y, cuando transcurrieron un par de segundos, se dio por finalizado el partido. La mánager de Fairy Tail realizó una mueca al divisar el marcador; aquellos tiros le habían otorgado la victoria a Sabertooth por un mísero punto. Desvió la mirada hacia su pareja, que había detenido su celebración para acercarse a ella rápidamente.

—¿Quieres un abrazo? —nada más extender sus brazos, la fémina le abrazó por la cintura y escondió su rostro, temblando con levedad por el llanto; a pesar de que Fairy Tail había entrenado incansablemente hasta reventar, no había conseguido la victoria. Sting llevó su mano a la cabeza de la joven y la acarició con ternura—. ¿Sabes por qué no habéis ganado? —sin detener su llorera, Lucy le propinó un golpe indoloro en el pecho—. Eres mi amuleto, rubia. Además, llevas mi chaqueta... era imposible que perdiera.

Heartfilia elevó su llorosa mirada y besó al contrario con cariño mientras algunas lágrimas descendían por sus mejillas.

—Idiota... —musitó antes de volver a unir sus labios con los de él.

 —musitó antes de volver a unir sus labios con los de él

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𝐎𝐍𝐄-𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 ━━ ; sabertoothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora