Al hombre le causó graca y se rio mientras Lucía volteba los ojos. Marco había decidido ir cuando recibió la llamada de Lucía, quería saber como habían ido las cosas y si todo estaba bien.
—Todo fue de maravilla, así que no tienes de que preocuparte. Si no es mas, podrías volver. —habló neutral.
—Arranca, —le pidió el hombre. —Valentino esta cerca, y nos seguirá, unas cuadras antes de llegar a la mansión Lombardo puedes parar y rápidamente saldré, así que tan sólo arranca, ¿o quieres estar más tiempo conmigo y hacer otras cosas? —le dijo provocativo.
Lucía dio un suave quejido, y arrancando el auto inicio su ruta de regreso a la mansión.
—¿De que hablaron? —le preguntó.
—Nada interesante... Parece que por el momento no será un problema. —habló mientras manejaba y daba una curva.
—¿Eso crees? —le preguntó él, quien aún tenía dudas. Pará él, Kamil era complicada.
—Si, y debo decir que mi compromiso ayudó —soltó sin querer.
Marco se tensó, pero no hizo nada. Pensar en el compromiso de Lucía le daba dolor de estómago, aborrecia verla con ese hombre. Había pensado en tantas formas de intervenir que al final eran inútiles ya que Lucía no ponía objeción.
—¿A sí? Pues quizá sea lo único bueno. —dijo serio.
—Marco —llamó su atención. —no quiero que interfiera en mi compromiso, tengo mis propios planes con eso.
Esas palabras le causaron curiosidad, ¿que estaría pensando la muchacha? Era tanta que se frustraba por que Lucía no le contaba.
—Supongo que me dirás lo que quieres hacer después. —habló resignado.
Se callaron por un momento, a esas horas la ciudad se veía tranquila, prácticamente no habían transeúntes y los carros que se movilizaban eran pocos. Ninguno hablaba, el silencio era tal que se podían oír las respiraciones de ambos.
Ella iba concentrada tratando de llegar rápido a la mansión, mientras que él pensaba en ella, en cómo lo estaba volviendo loco, la noche en el hotel Zeus le había dejado con ganas de mas, ya no sabía que era lo que le atraía de ella, si era su cuerpo, o su belleza, o su actitud, no lo sabía, pero la quería para él.
En su mente ahora tenía otra meta, y era reclamar a Lucía como suya apenas se volviera el jefe de la familia, podría protegerla más fácilmente.
La muchacha desaceleró cuando llegó al lugar en el que dejaría a Marco.
—Kamil quiere que le envíe una invitación para mi boda. —le dijo tanteando sus palabras. —Y además quiere ir contigo.
Marco no aguanto más, y parándose de su asiento se acerco a Lucía por la espalda, tomó su cara, la volteó para acceder más facil a ella y le dio un beso. Al principio la mujer se resistió, pero las emociones que le hacía sentir, y esas corrientes eléctricas que bajan por su cuerpo al ser besada de esa manera, le hicieron seguirle el beso.
Ella se volteó para facilitar el acto, con sus manos enredo algunos mechones de cabello del hombre mientras lo sujetaba de la parte posterior de la cabeza, Marco al sentirse bienvenido, bajó una de sus manos y masajeo sus pecho, mil maneras de poseerla en el auto se le pasaron por su mente, pero se tuvo que contener, ya lo probaría más adelante.
La falta de oxígeno hizo que se separaran, dejando oír sus agitadas respiraciones. Un auto negro se acercó y quedando al lado, paró. Valentino salió de el, y abriendo la puerta trasera se acomodó y espero a que su jefe entrará.
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ADN Lazos de sangre
RomantizmLucía Lombardo Montes, la bastarda de la familia Lombardo, hermosa e inteligente, con una sola cosa en mente, sobrevivir en el mundo más peligroso que podía conocer, la mafia. Marco Olivieri, el segundo hijo de la familia Olivieri, un hombre frío qu...