Era casi de noche, el momento perfecto para irse al gimnasio de Linton, donde las peleas comenzarían en una hora. Alfred se encontraba en la cocina, cogiendo algo que picar de la despensa antes de irse, mientras Malory hacía la cena. La chica estaba muy esmerada en su tarea, procurando no prestarle atención, cosa que agradecía. Ya no era solo porque su esfuerzo implicaba que esa noche ganaría mucho dinero, sino porque no se sentía capaz de hablar con ella. Al acabar la discusión que habían tenido en su despacho se sentía furioso, tanto que había golpeado la mesa, tirando así algunos de los papeles. Una vez se relajó y consiguió salir no esperaba encontrase con la noticia de que Malory había salido, dejando a Dana a cargo de la comida. Esa vez parecía ser cierto, ella se había marchado y era muy posible que no volviese a verla. Pensaba que se sentiría aliviado con eso, un dolor de cabeza menos, pero en realidad estaba aun más furioso, tanto que no dudó en ir a pelear de nuevo, esta vez tratando de controlar un poco sus emociones, permitiéndose descargar su enfado. Al volver ya tenía asumido que ella no estaría e iba riendo con Fred y Caleb, pero cuando vio que ella seguía allí, mirándole con temor, algo saltó de alegría. No era la expresión que le gustaba ver en esos ojos, pero al menos seguiría viéndolos. Sin embargo, cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando, se marchó de allí. Él no era alguien adecuado para una mujer, no debía formar una familia ni hacer ninguna de las cosas que se suponía que tenía que hacer en la vida, no podía ofrecer nada bueno y era consciente de ello. Si ella despertaba en él esas sensaciones, debía alejarla.
Pero no podía.
Alfred terminó de picotear y salió, dispuesto a ganar mucho esa noche. No le gustaba llegar a los combates con el estómago vacío, pero tampoco quería perderse la cena que habría donde Linton, sería de mal gusto no aceptar la comida que preparaba June para los campeones.
-¿Listo para morder el polvo? -Caleb le miraba emocionado, retándole de nuevo.
-Yo no perderé.
-Te recuerdo que te interesa perder a veces para mantener las apuestas a tu favor -Fred estaba un poco cansado de sus piques.
-Sí, sí, pero hoy no pienso perder.
Fred resopló y Caleb soltó una risa, disfrutando. Siempre que su amigo y él peleaban era todo un espectáculo para la gente y un reto para ellos, ya que se conocían tan bien que podían anticipar sus movimientos. Era un combate que se acababa definiendo por la táctica y la capacidad de improvisar, sirviéndoles también para agilizar la mente y pensar nuevos planes y estrategias para sus negocios.
Linton les saludó con efusividad y les arrastró hasta donde estaban el resto de combatientes de esa noche. Eran unos 16 en total, como siempre, e irían haciendo rondas eliminatorias entre ellos hasta que solo quedase un vencedor. June trajo una bolsa con unas pelotas que tenían números grabados y, uno a uno, sacaron una. El sistema era sencillo: si sacabas la bola con el número 1 te emparejaban con el que tenía el número 2, y así hasta tener listos a los 16. Alfred sacó el número 9 y esperó a que alguien sacase el 10. El afortunado fue un chaval algo mayor que él, al que ya se había enfrentado hacía unos meses en una segunda ronda. Le había derrotado, obviamente, y no había vuelto a ver al chico competir hasta ese instante.
-Capullo con suerte -murmuró Caleb, mostrándole su número. A su amigo le había tocado el 3 y el 4 no era otro más que uno de los gigantes del gimnasio.
-Tu punto débil -se burló Alfred.
-Me saca dos cuerpos -Caleb no estaba para nada contento-, voy a palmarla.
-Con cabeza -aconsejó Alfred, cogiéndole del cuello por detrás y removiendo su pelo.
-Alfred -la voz de June hizo que ambos se detuviesen-, espero que tengas suerte -la muchacha sonrió y Alfred tardó en reaccionar. Ella casi nunca le hablaba.
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El auténtico rey
ActionCon gran habilidad para los negocios, Alfred se ha convertido en uno de los hombres más influyentes de los callejones de Idonna, la capital del reino, llegando a pronunciarse su nombre entre las altas esferas. Criado en un burdel, Alfred está acostu...