Alfred estaba en el puerto, ayudando a Nick con un nuevo cargamento. Habían pasado ya varios días desde su último pedido y todo marchaba viento en popa, aunque los soldados estaban mosqueándose al no ver más que especias cuando buscaban cerveza. También tuvieron un pequeño incidente con unos aldeanos que pretendían robarles, pero Alfred los despachó rápidamente y siguieron su camino sin más problemas. Para él, tomo iba casi perfectamente.
-Estás distraído -señaló Nick, poniendo en voz alta los temores de Alfred.
-Tengo mucho trabajo.
-Creo que es mal de amores -se burló-. Yo también voy al gimnasio a veces, lo de la chica que te golpeó no ha pasado desapercibido -Alfred resopló, sin ganas de hablar-. Vale, bien, no te apetece decirme nada sobre ella, pero no sé cómo se te ocurre dejar que pelee. Me contaron lo que le pasó en el combate, no deberías dejar que algo así le suceda de nuevo.
-Eso le pasó porque se contuvo -gruñó, recordando que le había advertido expresamente que no hiciera eso.
-Vale, chico, no te voy a quitar a la novia.
Alfred se rindió, cansado de que todo el mundo malinterpretase su humor y, en especial, su relación con Malory.
-Ella puede pelear más que de sobra, está completamente recuperada -había pasado ya un par de días desde el incidente y, por cómo veía a la chica moverse por el burdel, no tardaría en llevarla de nuevo.
Nick rió.
-Te tiene cogido por los huevos -Alfred resopló de nuevo-. Ahora en serio, ¿qué le pasa a esa chica? Parece que se recupera muy rápido, ¿qué le das en el burdel? -preguntó con segundas intenciones.
-Ella es la que cocina -optó por responder, cortante.
Nick se recolocó en el asiento del carruaje.
-Vale, Alf, no preguntaré nada más.
Él asintió y siguió conduciendo, moviendo el carro por las calles de Idonna. Varios guardias les pararon y registraron la mercancía en una de las avenidas principales, donde parecían estar esperando únicamente por ellos. Decepcionados tras abrir cada caja, bajaron del carro y se despidieron, maldiciendo. Nick había hecho un muy buen trato con su amigo, lo había manejado todo para seguir con las mismas rutas y despistar por completo a los guardias mientras que el alcohol se repartía a escondidas por la ciudad, permitiendo así que los dos comerciantes conservasen sus respectivos negocios.
-Gracias por ayudarme a repartir -dijo Nick una vez entregaron cada pedido.
-Es mi trabajo.
-No es solo eso, haces más por la gente pobre de Idonna que el rey.
Alfred rodó los ojos.
-Cuando critiques al rey, asegúrate de quién te oye -repuso, señalando a algunos transeúntes. Ninguno parecía haberle oído, pero era mejor prevenir.
-¿Quieres que te lleve de vuelta? -preguntó tras comprobar que, en efecto, estaba a salvo.
-No, hace falta -se excusó.
-Tengo que volver yo también, es un pequeño rodeo.
-Como quieras -Alfred se encogió de hombros y accedió a subir de nuevo al carro. Esta vez, Nick tomó las riendas.
-Bien, a ver cómo termina el día -comentó, simplemente por decir algo-. ¿Qué piensas hacer hoy?
-Pues supongo que ahora revisaré los papeles y puede que me pase por el gimnasio.
-Que te diviertas -sonrió-. ¿Tienes intención de participar en las apuestas de hoy?
Alfred guardó silencio, pensando. ¿Y si participaba él? Hacía mucho tiempo que no se metía en la competición, lo más cercano a una pelea sería fue cuando se enfrentó a Malory en el callejón y no había sido su mejor combate. Tal vez era un buen momento, pero sabía que la muchacha podía enfadarse si le robaba su puesto.
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El auténtico rey
ActionCon gran habilidad para los negocios, Alfred se ha convertido en uno de los hombres más influyentes de los callejones de Idonna, la capital del reino, llegando a pronunciarse su nombre entre las altas esferas. Criado en un burdel, Alfred está acostu...