Lunes, 19 de octubre (aún).
Son las ocho de la mañana. Llevo un rato observando la lluvia desde la ventana de mi dormitorio. El paisaje suizo siempre es vibrante y no se apaga en los días nublados. Debería irme a desayunar (hoy tengo ensayos para el musical de Halloween y necesitaré energía extra), pero estoy cansada y distraída. El caso es que he dormido bien, así que no sé por qué estoy así. ¿Resaca emocional? Como me cuesta reaccionar, me limito a mirar al exterior. Tardo casi veinte minutos en aunar las fuerzas necesarias para ponerme en marcha.
El transcurso del día me pasa por encima como un coche, así que me dejo arrastrar colgada de su parachoques.
Tras las cuatro horas de ensayo me encuentro hambrienta. Bailar quema muchísima más energía de lo que pueda parecer. Me dirijo a Kara's para comer. Me atiende Lena, la camarera británica. Por el modo en que insiste en hacer ver que me ignora, diría que está resentida conmigo. Recuerdo que la última vez apenas coqueteé con ella... y pienso seguir así. Si no le gusta, no es mi problema. No le debo ninguna atención.
Le pido la comanda.
Me he espabilado bastante a lo largo de la mañana, pero sigo con la sensación de tener resaca emocional. Estoy mentalmente agotada, un poco como si no pudiera afrontar ningún nuevo conflicto. No hoy, por lo menos.
Mientras espero, desbloqueo mi móvil. Le queda poca batería, así que busco el cable cargador que suelo llevar en mi bolso. No lo encuentro. Saco las llaves, la cartera, el neceser con el cepillo de dientes... Vacío el bolso por completo y no aparece. Solo entonces, se me viene a la mente la imagen del cable: se cayó junto a la mesa del ordenador cuando cogí el cómic y no lo recogí porque estaba ansiosa por leer.
Bueno, en el coche tengo otro cargador más. Lo enchufaré de camino al examen de tango. Será suficiente para aguantar el día.
Centro mi atención en las notificaciones. Hay muchos mensajes de Blackwatch, el chat general lleva echando humo desde el viernes. No me siento capaz de leerlo, aunque sí que me entretengo en ojear el chat multimedia. Fareeha y Brigitte han subido un montón de vídeos. Es sorprendente lo creativas que pueden ponerse con tal de que sus caras no se vean. Sonrío mientras la palabra «exhibicionismo» acude a mi mente. Brigitte ya me producía esa sensación con las fotos que subía como Shieldmaiden. Leo por encima algunas de las respuestas (¡hay miles!). Algunas chicas proponen hacerles la competencia a Asp y a Shieldmaiden con vídeos propios. Olivia declaró que tenía una idea al respecto, y ese mensaje tiene casi tantas interacciones como los propios vídeos.
Paso a mirar los mensajes privados: Hana me dejó varios porque en el forcejeo con Elizabeth se enviaron varias letras al azar (me doy cuenta ahora). El resto son un par de saludos y un par de comentarios nuevos sobre los relatos. Algunos incluso me llegan ahora que aparezco conectada.
[Goddess]: Me gustaría felicitarte por la riqueza estructural de tu obra. El lenguaje es directo, y hay algo obsceno en ello. Como si llegases a lo más hondo del lector sin apenas prepararlo.
[Goddess]: Perdón. Ha sonado como una metáfora de la penetración pero no era mi intención.
[Asp]: OYE ESCRIBES MUY BIEN
[ForestSpirit]: 01001000 01101111 01101100 01100001
[ForestSpirit]: Perdón. Quería decir «hola». ¡Hola! ¿Qué es el BDSM? Si busco en internet solo salen webs a las que me impide acceder mi cortafuegos.
[Ultraviolet]: ¡¡Holaaa, cielo!! ¿¿Cómo estás?? Tengo fotos para tiii.
No las abro. No me apetece. Doy por terminada la revisión de notificaciones.
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Suave como la seda [Overwatch]
Fiksi PenggemarAmélie, una estudiante de artes escénicas en la prestigiosa universidad femenina de Overwatch, mide cuanto hace y dice para dejar en buen lugar a su familia. Tiene la ventaja de ser muy popular, pero le da pánico que alguien descubra su pasión por e...