Capitulo 1

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Mew Suppasit era un estudiante de último año de administración y negocios en la mejor universidad de Tailandia, y los ojos de la mayoría de los alumnos e inclusive los profesores estaban puestos sobre él, porque era una persona hermosa, popular, uno de los mejores estudiantes de la carrera y por supuesto la mitad de la pareja más hermosa de todo el campus, o al menos eso era lo que pensaban todos.

Como todos los días desde que habían comenzado las clases se encontraba en su salón, atento a las explicaciones del profesor, cuando por la periferia de sus ojos, vio como uno de sus compañeros intentaba salir del aula sin hacer ningún ruido; ya cuando se acercaba a la puerta fue sorprendido por el profesor que en esos instantes había girado en esa dirección.

-Hacia donde se dirige señor Kanawut- pregunto el hombre extrañado por el comportamiento de uno de sus mejores estudiantes.

-Voy a la enfermería, no me siento bien- respondió el pelinegro un poco avergonzado por haber sido descubierto, en su intento de fuga.

-Está bien señor Kanawut, puede retirarse, pero no se olvide de pedirle los apuntes a algún compañero, no quiero que baje su nota en mi materia- le dejo ir el hombre notando el estado de palidez que tenía el muchacho.

La verdad es que al profesor, en realidad no le importaba que se saltara su clase por sentirse mal, pues el chico era uno de los mejores estudiantes de la facultad junto con Suppasit y todos los demás miembros del personal docente le tenían estima; aunque este no era tan popular entre los estudiantes, ya que prefería mantener un perfil bajo, y por lo general solo se le veía acompañado de su amigo Turbo, que también estudiaba la misma carrera, y que en esos momentos lo veía con preocupación mientras salía por la puerta.

-Mew, ¿estás bien?- interrumpió su línea de pensamientos una voz desde su lado, la cual si fuera por no la volvería escuchar nunca.

-Nada que te interese Art- contesto con algo de brusquedad Mew.

-¡Por Dios Mew!, no me hables así, soy tu prometido, no puedes dejar que los demás te vean dirigiéndote así hacia mí- hablo entre dientes el chico, que veía a su alrededor para ver si alguien los había escuchado.

Recibiendo una mirada fastidiada de Mew, y es que este aun no podía entender como a sus padres se les ocurrió comprometerlo con Art, la verdad es que no sabía en que estaban pensando.

El nunca llego a imaginar, que sus progenitores después de enterarse que él era gay, pasado un año de su confesión lo hubiesen comprometido, porque no les había llevado un novio para que conocieran y de eso ya habían pasado 3 años; lo único que les reprochaba era que de todos los candidatos tuvieron que elegir precisamente a Art, la molestia que lo había estado acosando desde que estaban en la secundaria y la cual había rechazado en innumerable de ocasiones, por lo menos su contrato de compromiso no tenía una fecha estipulada para el matrimonio y podía romperlo cuando quisiera.

Por ahora había mantenido las cosas así porque le convenía, ya que al ser una de las personas más populares de la universidad era muy perseguido por otros estudiantes, y desde que se había anunciado su compromiso, Art se había encargado de alejar a las fangirl que se le acercaban.

Otra cosa que no podía entender, era como el chico aguantaba todos los desplantes y rechazos que le hacía, dentro de su cabeza no cabía que no quería nada con él; odiaba su voz, odiaba que lo tocara, pero tenía que aguantarse por el bien de su familia, y porque sabía que si rompía el compromiso sin llevar una pareja le concertarían uno nuevo, como a su hermano que ya resignado se había quedado atrapado con la última chica que le habían elegido.

Después de la interrupción la clase transcurrió con total normalidad; cuando finalizo salió del salón y trato de deshacerse de la molestia que lo seguía, para dirigir sus pasos hacia la enfermería y ver como seguía su compañero, porque la verdad si le había preocupado su palidez.

NADA ES LO QUE PARECEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora