—Se acabó —dijo una voz.
—¡No será así! —negó otra con firmeza —. ¡No te lo permitiré!
—«¿Quién es? —preguntó el infante adormilado —. ¿Quién está ahí?
Nadie respondió a su pregunta. Sólo silencio, un profundo silencio seguido de un feroz rugido lleno de furia. Ese sería el primer recuerdo del individuo que más tarde sería conocido como Shen-Lee. Nacido como príncipe ilegítimo y sin posibilidad alguna de reclamo al trono o derechos nobles, sin familia o lugar en el mundo. Cruel y despiadado por naturaleza, sediento de destrucción y caos.
Ganando el título de guardián con la corta edad de catorce años, Shen-Lee había demostrado un talento y poder excepcionales al grado de ser considerado un superdotado. Más tarde, a sus veintiún años, tras su rebelión y gracias a la ayuda de magos occidentales se había convertido en la mayor amenaza para los planes del imperio de Xing y la única cosa a la que Da-Xiang realmente tendría algún tipo de miedo. Por supuesto, esto no siempre fue así.
Hubo un tiempo en el que el dragón fantasmal no era nada, poco más que un marginado aferrándose a la vida. Llámese destino, llámese maldición o una simple eventualidad, pero el camino que Shen debía recorrer ya estaba decidido mucho antes de su nacimiento aún si este lo ignoraba. Razón por la cual su infancia y juventud fueron una constante lucha por sobrevivir, por obtener aceptación, una identidad y la oportunidad de validar su existencia.
...
Aquella tarde lluviosa de otoño, Chan-Lee recorría las calles del barrio bajo con mucha cautela y cuidado de no ser reconocido. En sus manos llevaba una canasta bastante grande, cubierta por una manta de tela fina. El viento soplaba fuerte y la lluvia golpeaba su rostro.
—¡Ya casi! —exclamó con cierto aire de alivio en la voz —. Pronto nos desharemos de ti.
En aquella época el anciano aún tenía algo de fuerza y no sería hasta dentro de dos años cuando su vigor entraría en declive. Evitaba las grandes multitudes y se ocultaba de los guardias que recorrían el lugar. A medida que se alejaba del palacio el panorama se volvía más inhóspito y problemático. Pronto llegó a una zona prácticamente deshabilitada, llena de casas abandonadas o en ruinas, encontrar uno que otro cuerpo no sería raro, un lugar donde básicamente no había ley, el peor lugar de la capital.
—¿Qué traes ahí viejo? —preguntó alguien a su espalda.
—Nada que les pueda interesar —respondió el anciano dando vuelta para ver a dos hombres detrás suyo —. Se los aseguro caballeros.
—¿Cómo sabes si nos interesa o no? —preguntó uno de ellos mostrando los colmillos —. Eso lo decidiremos nosotros en cuanto nos des la canasta.
—Vamos, no hagamos esto. Dentro sólo hay problemas y más problemas.
—¿Te crees muy gracioso, anciano? —El hombre más grande y corpulento arremetió contra Chan-Lee.
El anciano desvió fácilmente el golpe y noqueó al sujeto con la palma de su mano. Cuándo su compañero trató de hacer algo, una ráfaga de viento lo levantó varios metros y lo azotó contra el suelo.
—Se los advertí —dijo el anciano desinteresado.
Chan-Lee recogió la canasta y continuó su camino, avanzó por unos minutos más hasta llegar a un callejón a las afueras de del lugar. En ese punto las calles de alrededor estaban completamente vacías así que no se molestó en cuidar su identidad. Se retiró la capucha que cubría su cabeza, se adentró en ese estrecho camino y colocó la canasta a mitad del callejón. Sacó una daga de su bolsa y la empuñó rápidamente, mordió su labio inferior y retiró la manta sobre la canasta.
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Fairy Tail: Valhalla
FanficEl final de una historia siempre es el comienzo de otra. Después del rey dragón y el mago negro, nuevos y poderosos enemigos se aproximan. Héroes legendarios, grandes reyes dragón y criaturas de pesadilla acechan desde las sombras a la nueva generac...