Capítulo 91: Colmillo de oscuridad.

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—¡Basta de charla! —bramó el rey ante la insolencia de Da-Xiang —. Ese niño debe morir y es mi última palabra.

—Pero... señor —objetó Da-Xiang.

Varios días habían transcurrido desde el incidente a las afueras de la ciudad. Sin manera de encubrir lo ocurrido Da-Xiang se vio obligado a contar la verdad, por supuesto tomó sus precauciones y se adelantó a esconder a Shen antes que el rey pudiera ordenar su muerte y nadie más lo había visto desde aquella noche lluviosa.

—¿Te atreves a cuestionar mis órdenes Da-Xiang? Aunque seas consejero debes recordar tu lugar.

—Lo hago mi señor —respondió bajando la cabeza en señal de respeto —. ¡Todo el tiempo! Pero también he visto el potencial del chico, ese niño será...

—¡Ese niño no debería existir! —exclamó Chan-Lee interfiriendo en la conversación.

El rey azotó su bastón contra el suelo con mucha fuerza proveniente de su ira y todos en la sala menos los guardianes temblaron al sentir su increíble poder. Aunque ya muy cansado y en sus últimos días de vida, Tei-Long fue y seguía siendo uno de los reyes más poderosos que habían dominado Xing. Con el reinado más largo conocido, siendo él quien unificó los territorios rebeldes durante las guerras de la costa, volviendo así uno el medio continente oriental ocupado por los dragones hace milenios. Tei-Long no temía a nada ni nadie y un simple niño no vendría a darle órdenes.

—Ese niño no viviría si hubieras hecho bien tu trabajo Chan-Lee —respondió Da-Xiang muy arrogante —. Esto es una señal mi señor.

—¡Me niego rotundamente! —bramó nuevamente el rey —. Ese monstruo es un insulto, para mí y mi familia.

—Lo sé, lo entiendo bien. Pero, ya fue sentenciado a muerte una vez, aún así regresó, fue capaz de sobrevivir y se hizo fuerte —Da-Xiang se arrodilló —. No le pido que lo haga parte de su familia o lo reconozca como su nieto, sólo que lo deje vivir. Yo personalmente me encargaré de su crianza y veré qué no se entere de su origen. ¡Nunca!

—¡Imperdonable! —gritó el guardián.

—Chan-Lee, guarda silencio —el rey utilizó su bastón una vez más —. Aún no decido un castigo para tu falta al no terminar tu trabajo.

—Respecto a eso —intervino Da-Xiang —. Creo que tengo la idea perfecta.

—Te escucho —dijo el rey.

—Chan-Lee necesita un castigo, pero como guardián no deberíamos hacerle daño alguno y el chico necesita un nombre. Si su majestad me lo permite, me gustaría utilizar el nombre Lee para el beneficio de todos y ocultar la verdad sobre el niño.

—¿Cómo se te ocurre tal barbaridad? —preguntó Chan-Lee furioso por la sugerencia.

—¡Me parece perfecto! —contestó el rey.

—¿Majestad? —preguntó el anciano Xing long.

—Chan-Lee, te considero mi amigo, uno de los pocos que tengo. Pero me has decepcionado, te pedí que te encargaras de él y fallaste. Ese niño será reconocido como el bastardo de Yao-Lee, ese será tu castigo —el rey usó su bastón de nueva cuenta —. Todo lo que aquí se dijo se quedará aquí, todos los testigos de llevarán este secreto a la tumba. ¡Es una orden!

El rey se retiró de la sala y al poco tiempo todos lo siguieron, todos menos Da-Xiang, Chan-Lee, Tsao-Lan e Ill-Po.

—¡Ahora sí la hiciste Dashi! —dijo Tsao-Lan muy amigable.

—¡Hice lo que debía! —respondió Da-Xiang con seriedad.

—Ese niño —susurró Tsao-Lan al oído de Da-Xiang —. Si se me acerca, lo mataré yo mismo.

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