Al salir del baño, ya cambiada, me encuentro con un pasillo largo. Sus paredes también están desnudas y no sé por cuál dirección ir. Al final me decido en ir por la izquierda y que el pasillo decida dónde me lleva.
Me daría miedo ir por aquí si no fuera por el color azul claro que adorna el pasillo. Cuando ya he pasado al menos 4 puertas iguales encuentro unas escaleras. Al bajarlas me encuentro con el salón del otro día. ¿Pero cómo? Yo juraría que estas escaleras no estaban, lo juraría por mi vida. Espera, ¿esa puerta siempre ha estado ahí? Creo que debería prestar más atención a los sitios a los que voy.
-Buu- una mano se aposenta en mi hombro y yo pego un gran chillido.
- ¿Se puede saber qué te pasa?- digo girándome con la mano en el pecho- ¿Pero tú eres tonto?
- Lo siento, no sabía que te ibas a asustar tanto.- dice levantando las manos.
- Hombre, pues claro que sí, no es ni medio normal que me asustes estando en una casa desconocida.- digo calmándome.
-Perdonalo, es idiota- dice una voz a mi espalda, la cual identifico como Briseida.
-Yo no soy idota, solo quería darle un pequeño susto.- oh no, ya van a discutir.
-Sí claro, un pequeño susto, casi la matas.- esta vez me giro y veo como Briseida se acerca más.
-No seas tan exagerada, de verdad.- dice Brais soplando.
-Chicos...- pero no, ellos con su discusión.
-¿Exagerada yo? Te recuerdo que tú te pusiste a gritar porque habíamos comido sin tí.-le contesta ella cruzándose de brazos.
-Pero a ver, es normal, ¿qué esperabas, que comiera solo? Pues no, aquí somos todos una familia y comemos juntos. -dice Brais ofendido.
- Chicos...
- Pues claro, no hay nada malo en comer solo. Así evitamos todos tus comentarios sobre lo rica que está la comida.- Briseida cada vez se acerca más a Brais, creo que lo matará.
- CHICOS- Digo gritando yo, ya me han cansado.
- ¿QUÉ?- los dos se giran y me miran de brazos cruzados.
- Ahora que ya habéis terminado de discutir, ¿podéis decirme dónde se encuentra Elián?
-Sí, está en la cocina, es esa puerta de detrás de tí.- señala Brais.
- Vale, gracias. - cuando me giro los vuelvo a escuchar discutir. De verdad, estos dos nunca se cansan de discutir.
Al entrar en la cocina me encuentro con una mesa bastante grande, en ella hay un bol con frutas. Al fijarme veo que en ella hay una guayaba, no puede ser. Me acerco rápidamente y la agarro para comprobar que sí sea una guayaba. Vale, confirmo, es una guayaba. Cuando levanto la vista veo a Elián con una cara de confusión, yo le esbozo una sonrisa.
-¿Qué pasa?- digo haciendo referencia a su cara.
-No sé, has entrado a la cocina y te has fijado en el bol, y de repente has agarrado una guayaba como si fuera la última maravilla del mundo.- dice levantando una de sus comisuras.
-Claro que es la última maravilla del mundo, ¿tú sabes cuando hacía que no veía una guayaba? AÑOS. Así que no te rías, porque esto- digo levantando la guayaba- es lo mejor del mundo.- levanto la cabeza y dejo la guayaba en su sitio.
-Vale, vale, lo que tu digas.- levanta las manos y luego se gira. No me había dado cuenta de que estaba cocinando.
-¿Qué haces?- digo acercándome.